Epilogo: Nuestra Vida Juntos...

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Parte 1:

Después de nuestra maravillosa semana de vacaciones las cosas continuaron bien entre los dos. Comencé a rehacer mi vida en todos los sentidos, volver a salir con mis amigas por lo menos una vez por semana, claro cuando estaban en la ciudad.

El desfile de Mai había sido un éxito y como lo había predicho le habían abierto muchas puertas, habían gustado tanto sus diseños que había sido la invitada especial de los desfiles en Paris, Londres y Milán.

Las chicas seguían manteniéndose en el status de las modelos más importantes y por lo tanto eran las más peleadas entre los diseñadores, habían firmado contratos millonarios, pero amaba que aunque cada una seguía creciendo seguíamos siendo las mismas de siempre, a ninguna se le había subido el éxito a la cabeza.

El primer día que salí con ellas me sentí extraña por lo que podía ocurrir, pero me sentí feliz de ver que nada había cambiado, me contaron todo lo que habían hecho durante mi tiempo de ausencia. Me reí ante las locuras de Mai respecto a la boda de Dulce la cual sería en menos de un mes, había sido una velada perfecta. Me ofrecí a llevar a Mai a su casa porque era la única que no traía auto en ese momento.

—Puedo preguntar algo—asentí ante la pregunta absurda de mi amiga, quien aunque recibiera un no por respuesta lo preguntaría— ¿Solucionaron las cosas con Poncho?

—Sí. Es el hombre que quiero para siempre en mi vida— sonreí de manera tonta, yo nunca me había considerado una de esas chicas cursis, pero ahora lo era al por mayor, mi esposo estaba sacando lo peor y a la vez lo mejor de mí.

—Y se que él te quiere en su vida—asentí sabiendo que era verdad ahora ya no había dudas yo sabía que él me quería. — También yo te debo de agradecer por hacerme abrir los ojos y regresar con Mane. Lo que no entiendo es como podías decirme que no me rindiera si yo lo amaba y tu no seguías tu propio consejo

—Es más fácil aconsejar a los demás que a uno mismo.

—Lo sé. Y te diré algo, puede que sea demasiado duro y tal vez te moleste pero es la verdad—Tomo aire mientras estacionaba el auto frente al edificio donde estaba su departamento. — Fuiste muy egoísta con Poncho, solo te preocupabas por tu dolor pero jamás te detuviste a pensar en lo que él estaba pasando. A él también le dolió la perdida pero él se hacia el fuerte por ambos, lo vi solo una vez y con esa me basto para darme cuenta el profundo dolor que sentía pero que ocultaba por ti.

—No sigas Mai, no necesitabas decírmelo. —dije apretando el volante y cerrando los ojos.

—No crees que es hora de que seas tú la que este para él, que le retribuyas un poco todo lo que hizo por ti, se que ambos se engañaban al no aclarar lo que sentían, pero creo que siempre fue él quien dio un poco más.

—Aunque no lo creas me puse recordar cada momento que vivimos juntos y me di cuenta de que el siempre me demostró que me quería pero era tan orgullosa, ciega e insegura que no lo veía, pero las cosas cambiaron

—Me alegro y creo que será mejor que te vayas antes de que la guardia nacional venga a buscarte

—Muy graciosa— me despedí de ella y fui rumbo a mi casa donde encontré a Poncho dormido lo cual era extraño. Me desvestí quedando solo en ropa interior, me acomode sobre él, besando su pecho, subiendo por su cuello hasta sus labios.

—Hola amor—hablo aun sin despertar por completo, pero con una enorme sonrisa.— Hoy fue un día horrible y muy agotador- me metí completamente bajo las mantas, acto que le gusto por su enorme sonrisa.

El trato que unió nuestras vidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora