Capitulo 8: Descubriendo

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Aunque los negocios eran buenos eso no impedía que la amenaza de David siguiera en pie, el hecho de que nuestras empresas se hubieran fusionado había ayudado a dar más estabilidad ya que se protegían de algún daño que quisieran hacerles. Nos habíamos convertido en una fortaleza lo que nos había beneficiado, debido a nuestra seguridad nos había lanzado como una de las principales compañías en las cuales invertir. Pero también eso había aumentado el afán de David de quitarnos de en medio por lo que en este momento teníamos que revisar cada una de las empresas que teníamos para verificar que no hubiera alguna fractura por la que se pudiera infiltrar. Alfonso se encontraba en China junto a mi padre y el suyo.

Hoy hacia un día maravilloso por lo que decidí ir a comer a un restaurante que estaba cerca de las oficinas ya que me podía ir caminando, era extraño ver la ciudad iluminada por los rayos del sol ya que en su mayoría estaba nublado y con lluvia, vi a una pequeña que juagaba con su pelota se veía sumamente tierna, un hermoso vestidito rosa y peinada de dos colitas, su pelota resbalo hacia la calle y la vi seguirla, no lo pensé dos veces e hice a un lado a las personas que estaban delante de mí, la tome justo en el momento en que pretendía llegar a su pelota, mi zapatilla se me atoro haciéndome caer con la pequeña en mis brazos

— ¡Hannah! — escuche una voz gritar y una mujer con lagrimas en el rostro llegar hasta nosotros, un hombre me ayudo a levantarme e ignore los murmullos de las personas— muchas gracias, se me perdió entre la multitud

—No tiene que agradecer—le entregue a la pequeña que temblaba un poco asustada, mi mano me dolió y no pude evitar hacer un gesto

—Se encuentra bien—asentí pero al momento que ella tomo mi mano no pude evitar dar una exclamación de dolor—soy Doctora y parece que se ha lastimado algún ligamento, permítame llevarla al hospital

—No se preocupe, estoy bien—mentí, pero la mujer me saco de entre la multitud y me guio hasta un BMW azul, metió a la pequeña en el asiento trasero y abrió la puerta del copiloto

—Permítame llevarla a que la revisen, es lo menos que puedo hacer después de lo que hizo por mi hija— asentí entrando al auto, de inmediato la mujer se coloco detrás del volante y emprendió marcha— lo siento me llamo Johana y soy Endocrinóloga, trabajo en el Mercy, tiene algún problema que la lleve a ese hospital

—Es perfecto, ahí está el médico de nuestra familia, por cierto me llamo Anahi—le sonreí aunque mi mano comenzara a doler de una manera más intensa. Llegamos al hospital y gracias a que Johana trabaja en el lugar de inmediato me trataron, me hicieron diferentes estudios pero el peor fue el de sangre algo que encontraba como una exageración, pero que ella pensó incluir para un chequeo completo, intente resistirme pero al ver la mirada de la pequeña Hannah que había susurrado que era valiente por dejarme sacar sangre, soporte mi miedo para no defraudar a la pequeña que era de lo mas platicadora y me había hablado de los unicornios los cuales eran sus criaturas favoritas.

—Vez Hannah, Anahi no lloro— le sonreí, aunque la verdad poco me había faltado para salir corriendo antes de que me encajaran eso en el cuerpo

— ¡Es vadiente!

—Espero que tu lo seas—ella asintió

—Tus exámenes los envié con el Dr. Quintana ya que dijiste que era tu médico familiar, el te tratara pero los gastos corren por mi cuenta

—No eso es demasiado

—Nada es demasiado después de lo que hiciste por mi pequeña, te dejare en su consultorio donde ya te espera con las radiografías—caminamos por un par de pasillos que no había pisado nunca, llegamos a un corredor amplio que me fue familiar tres puertas y ahí estaba Daniela la secretaria de mi médico que me indico ya me esperaba

—Johana, en verdad ya hiciste demasiado, permíteme pagar

—No y no lo intentes, ya cubrí parte de los gastos, lo que hiciste por mi pequeña no tiene precio, así que más vale que lo aceptes—asentí susurrando un gracias, se despidió ella y la pequeña Hannah que me dio un beso antes de entrar al consultorio.

—Veo que si no es por un accidente ni te pasas—me indico la camilla donde ya me esperaba una enfermera con un carrito lleno de cosas que me indicaban que no era nada bueno

—Sabes que odio los hospitales—me senté en el lugar señalado

—Milagrosamente no te has roto nada, solo te has lesionado uno de los ligamentos por lo que preferí colocarte una férula y una venda ya que de lo contrario no te cuidaras por tu estilo de vida tan agitado

—No quiero tener eso puesto

—Solo será una semana, con eso garantizamos que estará inmóvil y una excelente recuperación

—Solo una... ¡ah! —Retire la mano ya que me había lastimado, la enfermera se disculpo y continúo con su trabajo— pero solo una semana

—Si— comenzó a preguntar por mis padres y lo mas importante como resultaba mi vida de casada, habían pasado ya 3 meses desde ese suceso que había vuelto locos a muchos y que para mi había sido un cambio mucho más grande de lo esperado.

Cuando mi mano estuvo inmóvil la chica salió dejando entrar a otra que le entrego unos sobres a John, lo abrió y reviso solo escuchaba un hmmm y una mirada de sorpresa

—Any porque no te sientas aquí—me ayudo a llegar a la silla y él se acomodo detrás del escritorio

— ¿Hay algo mal?

—Claro que no, tus niveles son perfectos tan sana como siempre, pero hay algo que apuesto te sorprenderá—Enarque una ceja— dime, ¿no te has sentido rara últimamente?

—Para nada—intente recordar si había algún malestar pero no había sucedido nada, todo era absolutamente normal

—Mas sueño del normal, un por...

—Al grano John, sabes que odio cuando te vas por las ramas—tomo un marcador rojo y delineo algo en la hoja y me la entrego, ahí en medio del circulo que había marcado estaba una frase POSITIVO seguí los puntitos hasta llegara y ver que era en Embarazo, levante mi mirada y el sonreía

—Felicidades Any, estas embarazada y por lo que dice aquí tienes cerca de 5 semanas

—Tiene que haber algún error, yo no puedo estar embarazada—me levante como si en este momento la silla me quemara, tenía que ser un error, yo no, ¡No podía estarlo!

—Any no hay error, pero si quieres lo podemos repetir para asegurarnos—asentí aunque sabía que eso significaba un nuevo piquete, llamo a la chica de laboratorio que fue de inmediato tomo una nueva muestra y se marcho, me pidió esperar una hora.

Espere afuera mientras atendía a mas pacientes, tenía una revista en mis manos pero mi mente viajaba en otro rumbo, no podía estar embarazada me había estado cuidando para evitarlo, no es que no deseara un bebé que mujer no lo hace, lo que no deseaba es que un bebé naciera en un matrimonio donde no había amor y solo era algo físico. Mi corazón se detuvo cuando la chica regreso y le entrego los resultados a John, me hizo pasar y sentí mis piernas temblar, me pareció eterno ver como abría el sobre, sacaba la hoja y la desdoblaba para leer su contenido, en su rostro no había una muestra de la respuesta

—Tenia razón y no lo estoy—mi sonrisa se borro al ver su semblante serio— ¿dime que no lo estoy?

—Lo estas, sigue siendo positivo—lleve mis manos a mi rostro, no iba a llorar aunque sabía que lo haría, esto no podía estar pasando

—Any. ¿Qué es lo que sucede?, ¿es que el bebé no es de...

—Claro que es de Alfonso, pero no estaba contemplado en este momento, no estoy lista para ser madre—lo mire dejando las lagrimas correr, tome el pañuelo que me extendía—me estaba cuidando, estaba tomando la píldora

Después de un pequeño interrogatorio descubrimos que aunque tenía tiempo tomándola para regularizar mi periodo, no había servido ya que había suspendido el tratamiento por un par de meses y lo había reanudado poco antes comenzar a tener relaciones con Poncho, debido al poco tiempo que llevaba administrándomela no había permitido que hiciera el efecto esperado, al contrario parecía a ver ayudado al embarazo. Me envió con la ginecóloga que me dio vitaminas y Ac. Fólico, al tiempo que programo mi primera cita para el ultrasonido en poco más de un mes, sería el momento de ver por primera vez a mi bebé; había ingresado por mi mano lesionada y había salido desolada por la idea de un bebé, ¿Qué haría? Mejor dicho como se lo diría a Poncho.

El trato que unió nuestras vidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora