Plan

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A la mañana siguiente Nakajima se levantó a la hora de siempre preparo el desayuno pero ahora se sentía muy extraño. Al haber dormido bien y después de haber recuperar todas sus energías ahora su mente pensaba que hacer con la confección, debía ser directo y preguntar qué significaba o fingir que no paso, darle el beneficio de la duda a Ryunosuke dándole tiempo para que hiciera su siguiente movimiento si es que lo tenía aunque era casi imposible que lo tuviera ya que Akutagawa creía que Atsushi no había oído nada, “Parece ser que tendré que hacer yo un movimiento... pero ¿cuál? Ser directo no creo que sea una buena idea, necesito saber lo que me está ocultando” fue su pensamiento mientras escuchaba quejidos provenientes de la habitación del mafioso, era obvio que se había despertado igual que cada mañana. Su cara denotaba un poco menos de agotamiento parecía que confesar sus sentimientos le había permitido dormir un poco mejor, no tan bien como lo había hecho el detective pero había mejorado. La rutina de cada mañana siguió más o menos igual sino fuera porque esta vez Nakajima se mostró un poco más conversador, si bien no era algo anormal considerando que tenía más energía que siempre si era algo raro pero en ese momento Akutagawa lo dejo pasar, esa sería la primera cosa de la rutina que cambiaría seguido de ello estaba Natsuko quien se había levantado antes para revisar su plan por quinta vez en cuatro días porque habría que ser idiota para creer que Natsuko se había olvidado por completo de su plan para conseguir una nueva mamá y con el detective pasando todo el día en su hogar era momento de poner en práctica su plan,— Bien todo parece listo—se dijo antes de salir corriendo con sus pantuflas a la cocina,— Papi, Atuti-san. Buenos días—expreso antes de correr para abrazar al mafioso,— Ya te dije que no corras dentro de la casa y menos en la cocina puedes lastimarte—regaño de manera amable su padre para luego revolver su cabello,— Deja que se divierta, algún día vas a querer que se mueva y lo único que hará es hablar con el novio—alego Atsushi haciendo que Ryunosuke se molestará con el,— Mi hija no necesita un novio y tú ya deja de estarla consintiendo, crees que no me doy cuenta que le das más postre del que acordamos—.
— Eres un amargado, ¿Enserio como tienes una niña tan linda con esa cara?—.
— Tu crepas se queman— fue la única cosa que respondió Akutagawa asustando al detective,— ¿Atuti-san te puedo ayudar?—fue lo que pregunto la pequeña mientras iba por una silla para poder alcanzar perfectamente el fregadero,— Necesito que cortes el plátano y estás fresas—le dio un cuchillo sin mucho filo antes de tomar la fruta para empezar a mostrarle a la pequeña como cortar la fruta para luego dárselo,— ¿Así está bien?—pregunto la pequeña recibiendo una palmada en la cabeza,— Eres realmente buena en esto—.

El sueño del Akutagawa y Atsushi de 4 años posiblemente sería ese, una mañana tranquila, un desayuno rico, una familia y una amena conversación sobre cosas sumamente cotidianas. Hacía mucho había olvidado ese sueño, se habían concentrado en cosas más importantes como tener donde dormir, que comer o si tenían algún derecho de estar vivos, está última preocupación seguía vigente pero esa mañana se sentía tan lejana para ambos al ver a la pequeña Natsuko ayudar en la cocina. El desayuno de esa mañana fue el mejor de todos, el mundo entero hablaba, las risas no paraban y por primera vez en mucho tiempo no sentía como si alguien pudiera ir a quitárselos, era suyo ese momento después de todo...

Fase 1: Que vean la hermosa familia que podemos llegar a ser...

Estado: Completada.

***

Después del desayuno Akutagawa tomo la ropa sucia, era hora de lavar, normalmente no dejaba que se acumulará mucha pero tenían estrictamente prohibido salir si no era necesario, esa era la directiva que todos tenían, no podían permitir un secuestro o alguna situación que llevara a la divina comedia saber cuáles eran sus planes aún así no habría mucho problema si se trataba de ropa,— Voy a salir—fue lo único que grito mientras Natsuko y Atsushi terminaban de lavar los trastes,— Mori-sensei y el presidente dijeron que no—grito desde la cocina Atsushi,— Si pero si seguimos así vamos a terminar caminando con una mano delante y otra atrás—respondió haciendo reír a su visitante y a su pequeña,— Aún así ¿Por qué no me esperas para ir contigo?—.
— ¿Y quién cuidara a Natsuko?—.
— Salgamos los tres juntos—grito la pequeña al mismo tiempo que dejaba secar el último plato,— Es mejor los tres juntos... Necesitamos salir, ya olemos raro de estar encerrados—todo esto lo decía parada en una silla mientras abrazaba a Nakajima,— El olor no es por estar encerrados es porque de las casi dos semanas que llevo aquí solo los vi meterse a bañar una vez. Ni siquiera sé porque tenemos ropa sucia— eso era cierto, ni a la hija y mucho menos al padre les gustaba bañarse,— Tenemos ropa sucia por tu enferma obsesión de bañarte un día sí y un día no, sabes el gas no es barato—el argumento de Akutagawa sonaba tan ridículo que por un momento Atsushi pensó que era broma pero con la cara tan seria con lo que dijo eso, al mismo tiempo de que la pequeña asentía dándole toda la razón dejaba en claro que lo que decía era real,— Además no estoy llendo a trabajar, ni ella a la escuela, al mismo tiempo si nos hemos cambiado de ropa—.
“¿Realmente está justificado eso?” ese era el único pensamiento de Atsushi,— Y si nos hemos bañado más veces de las que tú crees, solo que no estabas...—.

Una familia especial.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora