Todas las mañanas era lo mismo, escuchar ruido en la cocina, pensar durante unos minutos si valía la pena o no levantarse para luego terminar haciéndolo y ver el despeinado cabello de Nakajima, que con pereza preparaba algo para desayunar, siempre con una mirada un tanto pesada igual que un gato recién levantado,— ¿Tienes hambre?, Hice tostadas ¿Quieres?—la pregunta de cada mañana, sonaba tan monótona como si fuera un acto reflejo al mismo tiempo la respuesta del mafioso sonaba tan automática,— Gracias, haré el almuerzo ¿Qué quieres?—.
— Cualquier cosas que elijas está bien, no soy muy exigente—siempre son las mismas respuestas y las mismas preguntas, cada mañana era lo mismo y aún así era especial para el mafioso como un tesoro que sin importar que siempre fuera el mismo siempre sería igual de hermoso y sorprendente como la última vez que lo vio; Después de esa pequeña conversación empezaba a ser el almuerzo en donde conversación cortas se hacían, que siempre terminaban como frases como “Enserio”, “No creo”, “No podría hacerlo” o con una sílaba que parecía ser el fin de una conversación y el inicio de otra completamente diferente.Ya que todo estaba terminado Akutagawa iba por Natsuko que se levantaba con completa energía, alegre y sonriente mientras ayudaba poner los platos, todos iguales menos a la hora de decidir dónde se debía tomar cada cosa, una taza para el té de Akutagawa, un vaso de vidrio para la leche de Nakajima y otro pero de plástico para el jugo de zanahoria recién hecho que supuestamente ayudaría al sistema inmunológico de Natsuko. Un desayuno tranquilo daba comienzo, se hablan de muchas cosas, Atsushi leía el periódico y hablaba de ello, Natsuko contaba sus sueños mientras el mafioso respondía con comentarios a lo que los dos primeros decían, jamás iniciaba tema pero tenía la facilidad para continuarlo.
Minuto a minuto del día pasaba con extrañeza, a veces eran apacibles los días en donde largas horas de juego por parte de Natsuko se daban, conversaciones variadas por parte de ambos hombres y tener pequeñas aventuras, como la del día anterior...
***
— Creo que deberías llamar un plomero—dijo Nakajima mientras el mayor intentaba reparar el fregadero de la cocina usando cinta adhesiva y un par de herramientas que tenía en el suelo — Mori-san dijo “Nada de gente exterior en sus hogares, no salgan a menos que sea completamente necesario” además creo que puedo reparar esto—explico mientras Natsuko se encontraba sentada en un silla,— Papi, tu no eres bueno con las manos... Tal vez podrías pedirle a la hermanita de Higu-san que lo arregle—la pequeña sonaba preocupada al igual que el detective pero esto solo molesto al mayor,— No soy la inútil de Higuchi para no poder arreglar un lavabo... Ahora Atsushi pásame la llave inglesa—Nakajima solo soltó un suspiro para más tarde darle la herramienta mientras se preguntaba cómo pensaba reparar eso solo dando vueltas y poniendo cinta adhesiva a lo loco y tenía razón porque a los 5 minutos terminó rompiendo la tubería tirando toda el agua en su cara,— ¡Carajo!—fue lo único que logró articular mientras un chorro de agua le caía en la cara para luego levantarse para encontrarse con Atsushi cargando a Natsuko mientras le tapaba los oídos mientras con la mirada buscaba una cubeta para evitar que el agua se siguiera tirando,— ¿Ya puedo llamar al plomero?—la risa mal retenida por el detective dejaban claro lo divertido que estaba,— Si llama al maldito plomero—contesto de mala gana mientras Nakajima iba por el teléfono para terminar cayendo al suelo por el agua. Había protegido a Natsuko que seguía en sus brazos,— ¿Están bien?—pregunto mientras iba corriendo a ver qué había pasado. Mala decisión porque terminó cayendo al suelo justo al lado de Atsushi,— ¡Papi!—llamo Natsuko mientras revisaba (dentro de sus capacidades claro está) tanto a su padre como al detective que simplemente se veían con una cara llena de decepción el uno al otro,— ¿Cómo llegamos de evitar la destrucción de Yokohama a perder contra una tubería?—pregunto Atsushi a lo que el mayor respondió,— Eso no es lo que debes preguntarte, sino ¿Cómo sobrevivimos tantos años sin terminar muertos en una sanja?—.
— Sacando a un loco suicida de un río ¿Y tú?—ante aquella respuesta tan creativa Akutagawa no tuvo más remedio que reírse contagiando así a su compañero caído. Segundos más tarde Natsuko llegó con el botiquín del baño,— No tengan miedo, la doctora Natsuko está aquí—inmediatamente la pequeña saco dos aspirinas, unas curitas, agua oxigenada, una pomada y algodón, (apesar de no tener idea de cómo debía usar cada cosa) pero si le dio un beso en la frente a su padre y otro a Atsushi en la mejilla mientras decía,— Sana, sana Colita de rana, sino sana hoy sanará mañana—decía con voz amable la pequeña como si aquello fuera a curar todo, llenando de ternura el corazón de ambos adultos.
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Una familia especial.
FanfictionDespués del incendio de Yokohama, una bebe de menos de tres meses a quedado sola en el mundo pero no por culpa por el ataque sino porque sus padres la han abandonado ese fatídico día, ahora por azares y caprichos del destino a terminado al cuidado d...