Veinticinco

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Mew se bajó de su coche justo delante del viejo edificio del apartamento de su secretario, miró hacia arriba y hacia los lados, la verdad es que aquel era un barrio bastante deprimente.

-Ahora lo entiendo todo, pequeño diablillo

Seguro sería de renta muy baja y su secretario había  sentido vergüenza, entonces suspiró y a continuación subió los escalones del exterior, entonces se encontró el portal abierto, así que tras comprobar los buzones, subió al tercero dónde se suponía que vivía este.

Mew llegó a la puerta del 3B, entonces respiró hondo y a continuación llamó.

-No dejaré que te escapes tan fácilmente, Gulf

El moreno que estaba tumbado en su cama, ya que se había tomado su medicina y estaba muy adormilado pues esos calmantes eran muy fuertes pero había llegado muy alterado y había temido que pudiera darle otro ataque de ansiedad como la vez anterior, en la que incluso había perdido el conocimiento.

Se las tomaba desde hacía años en cuanto sufría situaciones extremas, ya que su médico le había dicho que su dolencia estaba arraigada a una infancia de tensión constante, vivida por los repetidos golpes, las peleas y borracheras de su padre.

Le pareció escuchar lo que parecía el timbre pero no le hizo caso pues pensó que seguro era el casero pidiendo el alquiler o cualquier otra tontería.

Nuevamente el timbre volvió a sonar y luego oyó golpes y alguien que lo llamaba, así que finalmente se levantó y tambaleándose llegó a la puerta de la entrada.

Volvió a escuchar los golpes de nudillos, así que abrió encontrándose a la persona que menos pensaba encontrarse.

-S-Señor S-Suppasit, ¿Q-Qué ha-hace aquí?-balbuceó confundido- ¿Co-Cómo...

-Hola Gulf-dijo este más tranquilo, ahora que lo tenía delante-...¿Puedo pasar?, ¿Podemos hablar?.

El moreno asintió totalmente descolocado, entonces Mew entró.

-S-Siéntese ahí, s-señor-le dijo señalando el otro sofá.

El joven empresario lo miró extrañado pues se dio cuenta de que su secretario actuaba de un modo que parecía estar borracho.

-¿Estás bien?, ¿Has bebido?-preguntó preocupado.

Gulf negó.

-N-No, no he b-bebido, ¿Po-Por qué cree que ha-haría eso?

-¿Por qué estás así entonces?, ¿Y por qué te has ido de la empresa?

El moreno no contestó.

-¿Por qué mentiste sobre tu casa?..¿ Por qué has cambiado todo de lugar?, y ¿por qué has destrozado mi regalo?-preguntó Mew sin entender su comportamiento -...Gulf te estoy hablando... Gulf, contéstame

El moreno echado en el sofá casi dormido nuevamente, abrió los ojos.

-¿A q-qué ha ve-venido aquí?

-¿Por qué estás así?, ¿Qué demonios te has tomado?

-Mis pa-pastillas

-¿Por qué las tomas si te dejan tan drogado ?

-¿Qui-Quiere que le diga la ve-verdad?

-Si quiero saberlo

-Pu-Pues ahí va-dijo este incorporándose lentamente-...m-me he i-ido de su empresa porque ne-necesitaba tomar mi me-medicación de la ansiedad y las tenía en ca-casa

-¿Ansiedad?

-Sip, desde p-pequeño tomo unos ca-calmantes muy f-fuertes cuando siento que v-voy a tener un a-ataque

-¿Un ataque?, ¿Por qué iba a darte uno?, explícame-preguntó el empresario confuso.

Gulf se acurrucó en el sofá abrazado a sus piernas y comenzó a balancearse.

-Porque me e-esfuerzo y me e-esfuerzo y todo me sa-sale mal... Me i-ilusiono y luego to-todos me decepcionan.... E-Entonces me dan los ataques- varias lágrimas empezaron a brotar por sus mejillas.

-¿Esto te ha ocurrido con mi regalo?-preguntó Mew muy apenado pues le destrozaba verlo así.

El moreno asintió.

-Bueno...-Se explicó - verás Gulf, no soy muy bueno en eso de los regalos pero las flores no eran lo único que te iba a darte por tu ayuda.

-¿Ah no?- lo miró nuevamente ilusionado.

-No... quizás si hubieses tenido un poco de paciencia y esperases a mi llegada, te habrías ahorrado todo esto.

Este lo miró sonriendo.

-Se-Señor Suppasit, yo m-me caracterizo por no te-tener paciencia, ¿sabe?.

-Ya...ya lo veo-sonrió Mew sacando el sobre del bolsillo de la chaqueta y entregárselo.

El moreno lo abrió ilusionado pensando que sería su nuevo contrato de ejecutivo o las llaves de su nuevo despacho pero su sonrisa volvió a decaer cuando vio un billete de avión a Miami y un bono de hotel de una semana.

-Ah... gra-gracias-dijo poniendo el sobre en la mesa y volviendo a abrazar sus piernas y enterrando su cabeza en medio de ellas.

El joven empresario comprobó que con ese otro regalo tampoco era lo que Gulf esperaba y se sintió un estúpido pues no lo conocía en absoluto y no tenía ni idea de lo que su ayudante deseaba, ¿cómo pretendía contentarlo y algún día pretenderlo, si solo lo decepcionaba?.

-Lo siento, pensé que esto si te gustaría.

El moreno lo miró.

-Se-Señor, sus regalos son muy bu-buenos pero no son para mi. Yo no quiero flo-flores...odio las flores... Mi pa-padre le traía flores a mi m-madre cuando se gastaba el dinero de su sueldo en el juego o cuando se acostaba con otra mujer e incluso para pe-pedirle perdón después de haberla go-golpeado.

-Oh joder... lo siento... Siento haberte causado el recordar eses momentos de tu vida tan terribles, soy un idiota.... ¿Es por eso que te dan los ataques?-dijo Mew entristecido.

El moreno asintió entre lágrimas.

-Lo siento mucho.

Gulf no sabía si era por los calmantes o porque estaba volviéndose un blando pero estaba empezando a sentir pena de haber despreciado anteriormente a su jefe.

9. Mi nuevo secretario - Primera Parte - Mewgulf-(Zaintsee) TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora