Capítulo 40

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Uno más, por favor. —Suplico, Paul y yo corriendo alrededor del bosque que da a la casa de los Cullen. Acabo de comerme un ciervo, pero aún tengo hambre. Lo malo es que Paul no me deja cazar diciendo que puede hacer daño al bebé.

Cariño, es peligroso, yo te lo cazo, espera aquí. —Dice Paul sin darme la opción de replicar, sale corriendo hacia donde se escucha un pequeño grupo y ya estoy salivando y aun no me lo ha traído. —Tranquila, aquí está. —Me entrega el cuerpo de un enorme ciervo, un macho enorme y delicioso y sin más, comienzo a comérmelo con ansias, aunque mi lobito prefiere comer osos.

Los osos están más lejos, nuestro hijo debe contentarse con ciervos. —Se ríe Paul viéndome comer. Ayer intenté escaparme de él mientras estaba en el baño para cazar sola, pero me pilló, por lo que realmente se ha acabado la privacidad para mí.

Lo siento, pero sabes que mi lobo no soporta el dolor de la lejanía, incluso ahora está ansioso por no estar tocándote. —Dice Paul al haberme leído la mente, pero es cierto, debo hacérselo más fácil. —Gracias por comprender, preciosa.

Tras terminar de comer, Paul me limpia el pelaje lleno de sangre hasta que el blanco brilla y añade unos lametazos extra para dejar su olor aún más en mí, algo que ya no me molesta, en dos días ya me he acostumbrado a que lo haga cada vez que está ansioso o nota que no huelo exclusivamente a él, incluso ayer volvió a morderme en el cuello sobre la marca que me hizo hace tiempo solo para intensificar su olor en mí.

Si lo explicas así, parezco un obsesivo compulsivo, cariño. —Dice Paul cuando corremos hasta la mansión donde Bella debe estar a punto de despertar.

Lo eres, Paul, lo eres. —Se burla Leah cuando se pone a mi lado y coloca su oreja sobre mi estómago, siempre lo hace, tanto porque le gusta escuchar crecer a mi cachorrito como por molestar a Paul. Cuando se frota contra mi lomo a modo de saludo, Paul me comienza a lamer de nuevo concienzudamente.

Gracias, Lee. —Digo con sarcasmo, esperando a que esté satisfecho con mi olor de nuevo.

Nunca lo estará. —Dice Seth cuando se coloca al lado de Leah y corremos hacia la casa de los Cullen, donde escuchamos el corazón de Bella latir por última vez.

—Chicos, alejaros de esa ventana, van salir por ahí para la primera caza de Bella. —Nos ordena Jake con su voz de intento no ser un alfa, pero me sale bien esa voz porque amo ser alfa.

Lo has clavado. —Dice Leah entre risas lobunas ante la mirada de Jake, quien nos ve reírnos sin saber de qué. Niega varias veces y luego se marcha poniendo los ojos en blanco

—¿Quieres acercarte a los perros? —Pregunta Rosalie tras haber sido tocada por la manita de Nessie, pues la tiene en brazos, ambas sentadas en el porche cercano al árbol donde los cuatro estábamos descansando.

Asquerosa sanguijuela. —Gruñe Leah ante el insulto, pero Jake habla por nosotros.

—Rubia, ¿qué hace una rubia cuando se arrastra por el suelo de una tienda? —Pregunta Jake con una sonrisa, desde que está en la mansión Cullen no ha parado de contar chistes sobre rubias para molestar a Rosalie.

Ese no me lo sé. —Dice Seth deseando oírlo.

Yo tampoco lo conozco. —Murmura Paul atento a la respuesta.

—¿Este no te lo sabes? ¿No? —Pregunta Jake sonriendo aun con malicia al ver como Rosalie contrae los labios con enojo. —Buscar precios bajos.

Todos se ríen menos Rosalie quien frunce el ceño y le entrega a Esme el bebé antes de salir enfurecida del salón.

BLACK  |PAUL LAHOTE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora