Capítulo 26

14.6K 864 39
                                    

Jacob realmente es idiota, cuando he salido de la ducha, me ha contado cómo ha hablado a Bella. Veo a a mi hermano arrepentido, se nota en su cara, contraída en dolor. Así que Paul finge irse al baño para que yo pueda hablar enserio con Jacob.

—Jake. —Susurro, sentándome a su lado en el garaje a la vez lo abrazo con fuerza, bueno, todo lo que mis brazos pueden rodear su gigantesco cuerpo. —Lo siento mucho, pero realmente esta vez Bella se ha enfadado porque has sido un imbécil.

—Gracias, capitana obvia. —Dice con una mueca de amargura mientras se sienta en el suelo entre mis piernas, se apoya en una de ellas y cierra los ojos.

—Lo siento, pero sabes que, aunque seas un idiota, Bella te quiere mucho. —Digo, acariciando su cabello con suavidad.

—Si, Bella es así de perfecta. —Comenta Jake medio dormido, ¿Cómo puede dormirse en esa posición tan incómoda?

—¡Eh! Esas manos solo pueden acariciarme a mí. —Espeta cabreado mi Paul al entrar en el garaje con dos cervezas, una de ellas sin alcohol, y un refresco. —Aparta, y toma. —Añade en un tono más normal y amigable mientras le da la cerveza sin alcohol y a mí el refresco, se sienta a mi lado y se abre su cerveza.

—Gracias. —Murmura Jake, se levanta y comienza a dar pequeños retoques a su moto sin parar de suspirar, por lo que Paul deja su cerveza en el suelo y se coloca a su lado para ayudarle, hablando de fútbol para distraerlo, cosa que funciona.

—¿Tíos? —Pregunta Quil cerca del garaje, al instante se asoma y ve como Jake y Paul están arreglando la moto, por lo que le entran celos de amigo, como los llama Jared, ya que el único problema que tiene por ser lobo es compartir a Jacob y a Embry con los demás. Quil se ha quedado traumado del periodo en el que se ha quedado solo. —¿Queréis que ayude con algo?

—Hey, tío. —Saluda Jake mientras chocan los puños. —No hace falta, Paul está ya ayudándome.

—Ven, Quil. —Digo cuando lo ve fruncir el ceño. —Puedes hacerme compañía si quieres. —Añado, guiñándole un ojo sin que ninguno de los otros me vea.

—Claro, gracias Ash, estoy un poco triste. —Dice Quil antes de sentarse de la misma forma que Jacob antes, así que me dispongo a acariciar su cabello, acción que Paul aún no ha visto, y Quil como el tonto que es, comienza a hacer ruiditos, como si estuviera ronroneando.

—¿Te gusta? —Pregunto en alto para que lo escuchen, cosa que funciona, Paul se gira y al ver la escena se pone a gruñir con fuerza mientras se acerca con rapidez a nosotros y me alza en brazos.

—¿A dónde vas? —Pregunta Quil entre risas. —¡Te llevas a mi masajista! —Añade, Paul lo ignora, caminando con rapidez hacia el bosque, sigo escuchando sus gruñidos en mi oído, ya que retumban en su pecho.

—Lobo tonto, ¿por qué te pones así? —Pregunto y le acaricio el pecho, el cuello y los brazos hasta que se relaja por completo. Su mandíbula sigue tensa y apretada con fuerza. —Lo he hecho para que Quil fuera quien ayude a Jake, tenía sus celos de amigo. —Murmuro, y cuando Paul no me respondo, decido burlarme un poco. —Mi precioso lobo no me quiere, ¿y ahora que hago yo? Oh, bueno, creo que Seth está disponible...

—¡No! —Gruñe cuando llegamos a su casa y me suelta en el porche para abrir la puerta, pero ni siquiera me mira, y parece enfadado de verdad. Ruedo los ojos y voy a la cocina siguiéndole, donde Paul saca carne para cocinar, y ahí le abrazo por la espalda y le doy pequeños besos.

—Lo siento mucho, por favor, perdóname, por favor, por favor, por favor. —Suplico, un beso para cada palabra, Paul se gira y mi cara queda contra su pecho, y comienzo a dar pequeños besos ahí hasta que me abraza con fuerza y hunde su nariz en mi cabello. —¿Me perdonas? Ha sido sin querer, yo te amo.

—Claro que te perdono. —Susurra entre mi cabello. —Pero debes entender como son mis celos, me gustaría que no hicieras esas cosas para ponerme celoso, te amo muchísimo, eres realmente mi vida, suficiente tienes con que aún no te haya marcado...

—¿Marcado? —Pregunto con curiosidad, pese a ser una loba, hay cosas que Sam y Paul han decidido no contarme por mi propia salud mental.

—Cuando consumemos nuestra imprimación... —Dice con cautela mientras esconde su cara en mi cuello.

—¿Cuándo consumemos nuestra imprimación qué?

—Tendré que morderte con fuerza para que nuestro olor se mezcle y todos sepan que eres mía, también significará que solo podrás tener cachorritos conmigo y que eres mía. —Dice con rapidez mientras me alza en sus brazos y me lleva al salón, se sienta conmigo en su regazo. —Entiendo que no quieras saber nada de eso... —Añade con calma, pese a que se le nota ansioso por marcarme.

—Paul, ya soy tuya tanto como tú eres mío, ¿realmente crees que querría tener hijos o cachorritos, como dices tú, con otra persona? —Pregunto con una sonrisa, dejando pequeños besos por toda la cara. —Lobo inseguro, yo te amo, así que, cuando sea el momento, podrás marcarme.

—Gracias pequeña, eres increíble. —Susurra, besándome con dulzura. —Bueno, ¿quieres que prepare la cena?

—Yo te ayudo, no quiero que quemes la casa.

—Eso me ha dolido, se cocinar cariño, y muy bien, además. —Dice un poco dolido por mi comentario. —Pero si cocinas conmigo, mejor, así me haces compañía.

Cocinamos entre risas y besos, sobre todo cuando Paul me acorrala entre las esquinas de la cocina para pegarse a mí y que así noto lo que le causo, cosas demasiado duras.

Paul ha cambiado en pocas horas, se ha estado conteniendo muchísimo por mí, pero ahora me gusta que se suelte conmigo y no intente ser tan correcto, ya que de normal su vocabulario cuenta con más palabrotas que adjetivos. Después de cenar unos filetes con verduras, puré de patatas y guisantes, Paul y yo recogemos la cocina y salimos de su casa agarrados de la mano mientras hablamos de banalidades hasta que llegamos a casa de Sam, ya que tenemos guardia esa noche. Esta noche no ocurre nada fuera de lo común, siendo una guardia muy aburrida.

Unas horas después, estamos corriendo por el oeste, hasta que notamos un hedor horrible, así que comenzamos a perseguirlo, pero solo nos lleva hasta la entrada de Forks.

¿Avisamos a Sam? —Pregunto por el tiempo que ha pasado del hedor, unas horas, parece que va desapareciendo.

No creo que haga falta —Dice Paul mientras arruga el hocico por el olor horrible del vampiro. —Volvamos a casa de Sam, está amaneciendo ya.

Llegamos con rapidez y nos vestimos juntos, aunque yo evito mirar su cuerpo por la vergüenza, cosa que Paul no siente nunca, ya que se queda mirándome fijamente. Después de vestirme, se agacha y desata de mi tobillo una pequeña bolsa de cuero donde llevo el anillo, y me lo coloca en mi dedo y darme un pequeño beso en la nariz.

—Te quiero. —Decimos a la vez mientras andamos de la mano hacia casa de Sam, quien está desayunando con Leah y Seth, quienes son los siguientes en hacer la vigilancia. —Buenos días.

—Sam, hemos encontrado un hedor cerca de Forks, pero era antiguo. —Informa Paul mientras arrasa la fuente de huevos revueltos, el bacón, el zumo, las tortitas y las tostadas.

—Vale, nosotros lo veremos, descansad. —Dice Sam, le da un pequeño beso a Emily y sale detrás de los Clearwater hacia su ronda matutina.

—Adiós. —Susurro mientras me acurruco en los brazos de Paul muerta de sueño. No sé cómo, pero despierto en la cama de Paul con él abrazado a mí con fuerza. No sé qué hora es, pero me levanto como puedo y voy a prepararle la comida. Aunque haya hoguera esta noche con un montón de comida, Paul no aguanta sin comer dos horas. Mientras preparo unos sándwiches, Jake me llama y me cuenta que Bella lo ha perdonado e irá esta noche a la hoguera, papá quiere hacerla entrar en razón respecto a los fríos.

Esta noche será interesante. 

BLACK  |PAUL LAHOTE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora