Capítulo 6

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Es algo incómodo lo que acabo de vivir, simplemente me sorprende que uno de los mejores amigos de mi hermano intentase eso.

—Ashley, ¿estás bien? —Pregunta Jake al darse cuenta lo distraída que estoy durante la cena, cosa normal teniendo en cuenta la actitud momentánea de Embry.

—Sí, sólo es que solo falta una semana de vacaciones y estoy un poco triste. —Miento antes de agarrar otro trozo de pizza, ignorando como Embry me mira avergonzado y arrepentido, dándome la sensación de que no vamos a hablar de esto nunca más.

—Bueno, no son vacaciones de verdad si eres la criada de Uley. —Se burla Quil con la boca llena, haciéndome poner una mueca de asco mientras resoplo. —Tus vacaciones terminaron hace una semana. 

—Cállate. —Digo sin malicia, sabiendo que tiene razón, y aprovecho para tirarle una bola de papel, dándole en la cabeza.

—Buena puntería, Ash. —Exclama Jake mientras chocamos nuestros puños.

Al día siguiente, decidí ir más temprano de lo habitual a la casa de Sam para ayudar a Emily con los quehaceres de la casa y para cocinar todos los platos que suele usar.

—Hola, Ashley. —Saluda Emily cuando me ve entrar a su casa, aunque al verme frunce el ceño, y parece preocupada. —¿Y esa cara?, ¿qué ha pasado, cielo?

—¿Te puedo contar un secreto? —Pregunto mientras me siento de espaldas a la puerta, me da la sensación de poder confiar en ella completamente. No quiero pensar mucho en el asunto de 

Embry, pero no está de más saber la opinión de alguien ajeno al tema.

—Claro que sí, cielo. —Dice Emily, sentándose a mi lado con una sonrisa amable. —¿Qué te ha pasado? 

—Ayer, los amigos de mi hermano Jake se quedaron a cenar y uno de ellos me intentó besar, fue incómodo y extraño. No quiero hablar del tema, pero necesitaba contárselo a alguien. No me gusta, antes sí, pero es el típico enamoramiento rápido por un chico mayor que veo a menudo. Ahora lo veo más como un hermano. —Murmuro, sintiéndome mejor tras haber sacado todo esto de mi pecho. Emily me ha estado escuchando con una sonrisa, ensanchándose más cuando termino de hablar. 

—A ver cielo, lo que yo creo es que ese chico, Embry, ya no te gusta pero parece que otro está cogiendo fuerza en tu corazón. —Murmura Emily, riéndose por la mueca de asco que mi cara adopta sin que pueda controlarlo.

—¿Qué? Todos los chicos que conozco son, o como mis hermanos o unos idiotas totales. —Murmuro confundida, y Emily me lanza una mirada significativa que me hace pensar que ella sabe algo que yo no.

—Ashley, ¿últimamente ha habido algún chico nuevo en tu vida? —Pregunta Emily en voz baja como si ya supiera la respuesta.

—Bueno sí, sólo Sam, Jared y... Paul. —Susurro con los ojos abiertos por la sorpresa, haciendo que Emily se ría de mí antes de volver a la cocina, dejándome sola en mi crisis existencial.

El resto de la mañana lo paso limpiando con Emily, incluso la ayudé a cambiarse las vendas, y debajo de ellas había unas marcas profundas. La historia que corre por la Reserva es la de que un oso la atacó. Pensar en su triste historia me hace olvidarme de la crisis que he tenido a primera hora de la mañana hasta que llega la hora de la comida.

—Ashley, cielo, ¿estás bien? —Preguntó Emily, sonriendo de forma divertida al ver mi nerviosismo conforme se acortan los minutos hasta que vea al que parece ser el chico que me gusta sin que yo me diese cuenta.

—Sí que lo estoy, ¿por qué? —Pregunto en respuesta, fingiendo que no me entero de la sonrisa que tiene dirigida a mí. Emily puede ser muy dulce, pero parece disfrutar de mis desgracias.

—Por qué has colocado el pan en el frigorífico y el bote de maíz en la canasta del pan. —Dice mientras coloca las cosas en su lugar, guiñándome un ojo cuando el reloj suena tras haber llegado a la una en punto de la tarde.

—Lo siento Emily.

—No importa, siéntate en la mesa, que ahí llegan los chicos. —Dice Emily de forma significativa, y rápidamente me siento en la mesa esperando a que entren. Cuando la puerta se abre y entran los chicos, me fijo por primera vez bien en Paul.

No sé como no me había dado cuenta antes de lo guapo que es, muy guapo, alto y musculoso. Estoy tan concentrada en su torso que cuando quiero fijarme en su rostro me doy cuenta de que me ha atrapado mirándome. Me sonrojo automáticamente, generando que él me sonría, guiñándome un ojo de forma coqueta y... ¡oh, Emily tenía razón!

Paul se sienta a mi lado poniéndome nerviosa, los días anteriores no me había pasado, pero ahora me siento muy vergonzosa, por lo que evito hablar o tan siquiera levantar la cabeza porque siento que si lo hago me voy a poner mucho más sonrojada.

Tras la comida más larga y vergonzosa de mi vida, ya que no he parado de tirar las cosas, los chicos vuelven al bosque, dejándome con una Emily que no podía aguantar más la risa.

—¡Emily! —Exclamo tapándome las mejillas, haciendo que su risa se escuche mucho más fuerte.

—Parece que ya sabes quién es el misterioso chico. —Dice Emily entre risas y con una sonrisa traviesa, evito mirarla y comienzo a guardar los platos en el lavavajillas.

—Emily, ¿tú crees que él se ha dado cuenta? 

—Bueno, creo que solo un poquito. —Susurra Emily, haciéndome una imitación exagerada de mí tirándole el pan en el regazo a Sam.

—Oh, dios mío. —Exclamo mientras me tiro al sofá de la vergüenza cuando he finalizado con la vajilla. —Me quiero morir, que vergüenza Emily.

—Cielo, no pasa nada porque te guste Paul. —Dice Emily, pero el tono me parece un poco extraño, como si lo dijese de forma significativa. Levanto la mirada y veo a Paul en la puerta, su mirada yendo desde Emily a mí, una enorme sonrisa en su cara.

—Mierda. —Susurro.

BLACK  |PAUL LAHOTE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora