Capítulo 32

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Han pasado dos días desde que Jacob se ha ido, ni siquiera podemos contactar con él telepáticamente, realmente se ha ido, y lo echo muchísimo de menos.

—Pequeña, ¿quieres comer algo? —Pregunta Paul acariciando con suavidad mi espalda, he pasado la tarde tumbada en la cama de Jacob, y Paul está preocupado porque no he comido nada en todo el día. —¿O prefieres que vayamos a dar una vuelta por el bosque? ¿Mejor prefieres ver una película? ¿O leer un libro? —Paul se nota tenso, ya que no sabe qué hacer.

Paul intenta hacer algo para sentirse útil, y no quiero preocuparlo más, así que decido hacérselo más fácil, aunque desee ver a mi hermano.

—Me gustaría un baño en tu casa. —Susurro con cuidado antes de levantarme y abrazarle con mis brazos y piernas para que me cargue.

—Un baño, sí, perfecto. —Dice, y salimos de mi casa, Paul nos lleva a la suya corriendo, y así en menos de diez minutos llegamos a su casa. Me deja en su cama mientras prepara la bañera.

—Lobito, ¿te bañas conmigo? —Pregunto en voz baja, pero sé que me escucha igual.

—Por supuesto, preciosa. —Responde con una gran sonrisa cuando sale de su baño y me carga para llevarme hacia la bañera. Ahí se desnuda él primero con rapidez y después hace lo mismo conmigo pero con cuidado, como si me fuera a romper. Me meto en la bañera y espero de pie a que él se coloque detrás para sentarse primero, al instante me coloco en su regazo y dejo que las lágrimas caigan más libres por mis mejillas a llorar con fuerza. Pese a que Jake y yo hemos tenido tiempo sin hablarnos, nunca había vivido sin él al final del pasillo, peleando conmigo por el aseo.

—Lo siento, no quería llorar así... Pero echo de menos a Jake.

—No te disculpes pequeña, es normal que lo eches de menos, ¿te sientes mejor? —Pregunta Paul tras haberme dejado llorar unos buenos veinte minutos, moja mi cara para limpiarme las lágrimas con cuidado. —¿Quieres comer algo?

—Me siento mejor, sé que Jake volverá cuando esté listo y si, comamos algo. —Murmuro, dejando un beso en su cuello y otro en su pecho.

—Genial, vamos a comer. —Dice y salimos del aseo unos minutos después, ya vestidos y bajamos al salón, donde Paul pide pizza para cenar.

—Lobito, ¿mañana tenemos vigilancia? —Pregunto al mismo tiempo que mi móvil suena desde la cocina, donde lo dejé días atrás. —Y tráeme mi móvil, porfa.

—Te estás volviendo una vaga, preciosa. —Dice Paul cuando me trae mi móvil y se acomoda a mi lado antes de ponerse un partido de fútbol. Tengo varias llamadas pérdidas de la manada, pero acaba de sonar por un mensaje de Alice:

< Hola Ash, Bella y Edward se van a casar en un mes, ¿te ha llegado la invitación? Te escribía porque Bella no quería molestarte, pero la gustaría que vinieras, incluso que ayudaras a organizar la boda conmigo. Un gran besito XXX A. >

¿Ayudar en esa boda sería lo correcto? Mi hermano ha huido por esta boda, pero Bella es mi amiga, incluso Edward me cae bien, me gustaría ir a esa boda, pero Paul ni loco me acompañaría. Sé que Paul ha leído el mensaje sobre mi hombro, ya que se ha tensado, pero no dice nada, seguro que está esperando a que le diga algo, pero en vez de hacer eso, decido llamar a Sam.

—Hola, cachorrita. —Saluda Sam al tercer toque.

—Hola, te llamaba para pedirte permiso para ir a la casa de los Cullen mañana. —Digo con cautela, pero no sirve de nada, ya que un gran gruñido retumba en el pecho de Paul y me quita el móvil de la mano.

—Dila que no, Sam, es peligroso. —Dice Paul y eso me cabrea, así que le quito el móvil como ha hecho el conmigo y me voy a la cocina seguida de cerca por él.

—Sam, no le hagas caso, ya sabes cómo es, dime, ¿puedo?

—Ashley. —Dijo suspirando derrotado. —Puedes ir si te acompaña Paul, si no, no puedes ir sola, ¿de acuerdo?

—Si, Sam, gracias. —Contesto con una pequeña sonrisa y cuelgo, dejo mi móvil en la encimera y me giro para mirar a Paul, que tiene el ceño fruncido y está cruzado de brazos. Siempre hace eso cuando se comporta como una cabezota.

—No. —Dice antes de que pueda preguntarle nada, me acerco a él y comienzo a acariciar sus brazos hasta que su piel se eriza y se relaja, descruza sus brazos y los deja a sus lados mirándome con cautela. Sonrío y empiezo a darle besitos por el pecho, el cuello, su cara, pero nunca en los labios, para así dejarle con las ganas, aunque Paul nunca ha destacado por su paciencia, así que no me sorprende que me alce en brazos y me bese con fuerza, pero cuando intenta baja por mi cuello me escabullo de sus brazos.

—¿Quieres algo? —Pregunto mientras me alejo de él lentamente.

—Si, a ti, desnuda, en mi cama, ahora. —Gruñe con la mirada llena de lujuria, niego con la cabeza y me alejo un poco más de él.

—Si quieres eso, mañana vendrás a la casa de los Cullen conmigo, si no, olvídate...

—Mierda, Ashley, con eso no se juega. —Gruñe de nuevo y trata de acercarse a mí como un depredador que acecha a su presa, pero justo llaman a la puerta. —Tú no te escapas, preciosa.

Aprovecho mientras Paul toma la comida para escribir a Alice y decirla que mañana me pasaré por su casa con Paul, su respuesta llega al instante:

< Fantástico, os espero pronto, gracias. XXX A. >

Paul deja las pizzas en el salón y me acorrala contra una pared, desliza su nariz por mi cuello y luego me da un pequeño beso en la nariz.

—Iré contigo, pero esta noche te vas a enterar. —Dice con una voz gruesa y demasiado grave, asiento y me sonrojo con fuerza.

Al día siguiente, Paul y yo vamos a casa de los Cullen en la moto de Paul, no la usa mucho, ya que, según él, va más rápido corriendo. Antes de bajar de la moto, Alice ya está en la puerta esperándonos, y se abalanza para abrazarme con fuerza, la quiero mucho pero, ¡oh, dios! Ese olor es horrible.

—Las manos fuera de mi chica. —Gruñe Paul y se coloca a mi lado con la nariz torcida, a él tampoco le gusta ese olor o los Cullen en general.

—Lo siento, Ashley. —Dice Alice, se aleja con cuidado de nosotros y nos guía dentro, donde Bella está sentada alrededor de varias revistas sobre bodas con cara de horror.

—¡Hola, Bella! —Exclamo y me lanzo a sus brazos, después de saludarnos, nos sentamos en la mesa, con Paul de pie detrás de mí, serio y alerta, por si tiene que sacarme de ahí con rapidez, o eso piensa el lobo, es demasiado sobreprotector.

—Paul, ¿quieres sentarte? —Pregunta con educación Alice mientras saca distintos tipos de tela.

—No.

—Ashley, esto... ¿Sabes algo de Jacob? —Pregunta Bella con cautela, mirando de reojo la reacción de Paul, quien no dice nada, solo me pone su mano en mi hombro.

—No sabemos nada de él. —Digo con cuidado de no afectar el buen ambiente que estamos teniendo, sobre todo por la cara que tiene Edward desde el sofá. —Volverá cuando esté listo, Bells.

—Vale. —Dice, sus hombros caen con tristeza.

Paul y yo estamos el día entero en casa de los Cullen, y a cada hora que pasa, Paul está más nervioso, así que en cuanto estamos en su casa corre conmigo en brazos hasta la ducha, y nos mete ahí con ropa incluida.

—¡Asquerosas sanguijuelas! —Exclama con asco y frota mi cuerpo con la esponja. —¡Menudo olor!

En los siguientes quince días, Paul me está acompañando a casa de los Cullen para ayudar a Alice, pues Bella no quiere participar en la organización de la boda. Y Paul sigue poniéndose detrás de mí para protegerme. Paul y yo últimamente estamos teniendo pequeñas disputas, ya que Paul no quiere que ninguno de los dos vaya a la boda, pero yo si quiero ir, aunque sea sola.

—Por última vez, no, no vas a ir sola a la dichosa boda. —Dice de nuevo mientras estamos tumbados en la cama.

—Iré contigo o sin ti, ya tengo vestido, zapatos y bolso. —Digo sin ceder, acariciando su pecho. Sam aúlla en la distancia para reunirnos, así que corremos con rapidez en forma de lobo hasta que una voz resuena sobre las demás.

Jake... ¡Jacob! —Exclamo de pura felicidad.

BLACK  |PAUL LAHOTE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora