Prologo.

14.5K 1.2K 206
                                    

El dolor en su cuerpo comenzó a incrementar de una manera considerable, su vista se tornaba cada vez más borrosa con los segundos y sabía lo que sucedía, sabía lo que estaba por pasar y sorpresivamente, lo aceptaba, sin luchar siquiera un poco con la sensación de desvanecimiento. Algo que cualquiera habría creído imposible en alguien como Harry, que había luchado toda su vida para continuar.

"Lamentó no poder seguir intentándolo chicos, pero siempre fui demasiado débil para la vida que me tocó vivir"
Y con aquel pensamiento se dejó ir.

Una pequeña sonrisa en sus labios, aceptando la muerte como una vieja amiga.

_______________________

Sus párpados se sentían increíblemente pesados, haciendo la tarea de abrir sus ojos casi imposible, se sentía desorientado y no sabía exactamente lo qué estaba sucediendo a su alrededor.
Lo ultimo que recordaba era ese dolor, sensaciones extrañas y morir. MORIR. Sus ojos se abrieron de forma abrupta, incorporándose de un salto.

La habitación en la que se encontraba era  completamente blanca, le recordaba a un hospital, sin embargo no había ningún artefacto a su alrededor, estaba completamente vacío en su totalidad.

¿Así se veía morir? Vamos, no es que tuviera grandes expectativas, pero tampoco imaginaba algo tan... extraño, extraño era una buena palabra para describirlo.

¿Había muerto siquiera? Casi se pone a llorar con la sola idea de seguir vivo.

Y no lo malinterpreten, no es que odie la vida o algo por el estilo, simplemente... no tenía fuerzas para continuar, no podía seguir haciéndolo.

Luego de recuperarse o al menos lograr calmarse un poco decidió explorar el lugar, o lo habría hecho de no ser por la extraña sensación que lo invadió apenas dio un par de pasos por el lugar, era fría y calaba en sus huesos, fácilmente podría asegurar que nunca antes la había sentido, pero pese a toda expectativa no lo asustaba en lo absoluto.

Miró hacia los lados rápidamente, intentando encontrar el origen de aquella sensación adormeciente.
Sin poder evitar dar un salto de forma asustada al notar una sombra justo detrás de él, Merlin, casi muere del susto.

—Amo —la sombra cambió hasta convertirse en lo que parecía ser un hombre, ¿era un hombre siquiera? La imagen lucia un poco borrosa, pero le transmitía una paz indescriptible con su sola presencia.

—¿Amo? —por un momento quiso sonreír por no tartamudear, un gran logro si se lo preguntaban, pero se encontraba lo suficientemente conmocionado para lograr hacerlo.

—Portador de las tres reliquias de la muerte —con un movimiento de mano las tres reliquias aparecieron frente a él, la capa, la piedra, y la varita antes rota que ahora estaba completa—. Único en no dejarse guiar por la avaricia—sonrió de forma algo perturbadora, aunque sus ojos mostraban un orgullo jamás antes visto por sus ojos—. Es por eso que estoy aquí, es por eso que estás aquí...

—¿Estoy muerto por ser el amo de la muerte? —pregunto sintiéndose confundido, recibiendo una risa a cambio, y entonces quiso golpearse por estúpido, no debió haber hablado antes de tiempo.

Ahora entendía a Hermione cuando le regañaba por no pensar antes de hablar.

—Te tengo un gran aprecio Harry Potter, un niño maravilloso que hizo cosas maravillosas —sus ojos brillaron observándole—. Sin embargo te quite mucho, una vida que nunca disfrutaste, tanto dolor y pérdidas que yo mismo cause —su voz era baja pero clara, tal vez hipnotizante era una buena palabra para describirlo—. Dime algo ¿Cómo te sientes? —la cabeza de Harry se ladeó sin poder evitarlo, no entendía la pregunta y Muerte pareció comprenderlo—. ¿Cómo te sentiste durante tu vida? — corrigió suavemente.

—Vacío —respondió antes de siquiera meditarlo, sin embargo muerte parecía satisfecho con la respuesta—. Incompleto, como si me faltara algo —soltó una risa ante lo irónico que sonaba, claramente si le faltaba algo y eso no era un secreto.

—Tus padres —comenzó—. Tú padrino, amigos, todos muertos, ¿No es así? Tampoco conoces el amor de forma romántica si no me equivoco —negó suavemente ante la pregunta no formulada—. Tengo un regalo para ti, el único con el derecho de ser llamado mi amo —se acercó lentamente—. ¿Quieres una nueva oportunidad Harry? De salvar a tu familia, a tus amigos, de acabar con esto de una mejor manera sin tanta muerte de por medio —ofreció sonriendo—. Dime algo Harry, si pudieras cambiarlo, ¿lo harías?

Sin poder evitarlo Harry se hecho a reír, seguramente era algún tipo de broma, o se había vuelto loco y estaba sufriendo alguna clase de alucinación. Pero cuando Muerte permaneció con el semblante serio, su risa irónicamente murió.

—¿Qué quieres a cambio? —pregunto de forma cautelosa, era simplemente demasiado, ¿recuperar todo lo que perdió sin costo alguno?

—Solo quiero que enmiendes mis errores Harry, eres el único con el poder para hacerlo, eres el maestro, amo de la Muerte, mi amo y maestro —Harry lo miro atentamente ante cada palabra pronunciada.

—¿Y si no logro hacerlo? ¿Y si no logro derrotarlo? Siempre fui demasiado débil, ¡demasiado ingenuo! —casi grito nervioso, ¿podría con toda aquella carga de ser el héroe de nuevo?

— Siempre fuiste poderoso Harry, más poderoso de lo que te puedes imaginar, no tengas miedo de explorar tu magia —se acercó y tocó con un dedo su pecho, causando un fuerte y repentino dolor—. Todo bloqueó ha sido eliminado. Esta vez no habrá nada que impida que desarrolles tu magia de forma correcta. Nada que te detenga y dañe. Pero aún sin ello siempre fuiste más poderoso que él —aseguro.

—¿Bloqueó mágico? —jadeo al entender el transformado de dichas palabras, ¿quien pudo hacerle eso?

—Él no podrá matarte Harry —hizo saber, ignorando su pregunta anterior—. Eres un chico muy listo y poderoso, pero nunca dejaron que pudieras demostrarlo, se que lograrás acabar con él.

—Lo haré —aseguro, por primera vez seguro de sí mismo, al parecer Muerte confiaba en él, y ese era motivo suficiente para él igual hacerlo.

—Recuerda que las sorpresas siempre vienen conmigo Harry Potter, esta vez no será la excepción —Harry no entendió exactamente a qué se refería pero confío en esas palabras, de alguna forma le quitaban un peso que no sabía que tenía—. Buena suerte —y con un movimiento de mano se despidió.

El lugar donde se encontraba comenzó a temblar, sintió un extraño tirón y la sensación de estarse desvaneciendo, finalmente se dejó ir y todo se volvió negro.

Era hora de intentar de nuevo.

Vuelta atrás. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora