Capitulo 12.

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Regulus giró nuevamente sobre su cama en un intento por conciliar el sueño. Cosa que sería posible de no ser porque su cabeza se enfocaba en tratar de descifrar qué significaba la presencia de este nuevo chico, Draco, ahí.

Tenía nueva información que añadir a sus antiguos cuestionamientos relacionados a su compañero de habitación. Ahora sabía el porque "hurón albino" parecía ser tan importante para Harry, se debía tratar de algún especié de apodo que el chico Malfoy recibía por parte del ojiverde, aunque seguía sin comprender porque parecía ser tan... importante dado el caso. Porque Harry lucia tan melancólico al pronunciarlo. No parecía ser el tono de alguien que no ve a un amigo luego de un tiempo, se siente casi como el tono que se usa cuando ya das por perdido algo.

Aunque si bien ya soluciono y encajo una nueva pieza en el rompecabezas, nuevas piezas aparecieron buscando su lugar. ¿Por qué ambos chicos se miraban de aquella manera? Las posibles respuestas golpeando su cabeza hasta hacerla doler.

Si pudiera resumirlo en una palabra y expresando lo que el rubio le provocaba esta sería "desconfianza", no confiaba en él para nada.

Todos sus pensamientos desaparecieron con la llegada de Harry a la habitación, el sonido de la puerta siendo abierta y la ligera luz que invadió antes de desaparecer.
Pero como era de madrugada y se suponía que él ya debería estar durmiendo, se vio en la tarea de fingir hacerlo mientras veía de reojo como Harry se despedía de Draco con un abrazo demasiado largo para su gusto (en realidad no duró más de cinco segundos) y luego cerraba la puerta tras él.

Incluso en la oscuridad Regulus fue consciente de cómo el contrario se recostaba en su cama, todo sin hacer el más mínimo ruido. Regulus consideró la posibilidad de que estuviera usando un hechizo.

—Buenas noches Regulus —murmuro el ojiverde antes de arroparse con las mantas de su cama. Sonando casi somnoliento.

—Buenas noches Harry —respondió Regulus de forma automática antes de poder siquiera meditarlo, arrepintiéndose en el instante en que las palabras abandonaron su boca.

¿Por qué siempre cuando se trataba de Harry nada podía salirle bien?

—¿Regulus? ¿Qué haces despierto? Ya casi amanece —el ojiverde se incorporó, y si bien no podía verle Regulus sabía que le estaba regañando con la mirada. Al contrario no le gustaba que estuviera despierto a tan altas horas de la noche, o tan temprano por la mañana, lo que sea.

—No puedes decirme nada cuando tú literalmente acabas de llegar de estar con tu amigo —se defendió Regulus, incorporándose de la misma manera para encarar a su amigo.

Harry elevó una ceja con duda, ¿eso era un reclamo o estaba demasiado dormido?

—Bien, ninguno de los dos está bien —se rindió no pudiendo defenderse ante eso—. Mientras que los merodeadores, Narcissa o Altair no se enteren todo bien —le recordó antes de recostarse nuevamente—. Hay que dormir, no te quiero de mal humor por la mañana.

—Yo nunca estoy de mal humor por la mañana —Regulus se quejó dejándose caer de igual manera sobre sus almohadas.

—Lo que tú digas Reg, lo que tú digas...

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Por la mañana Altair se levanta a la misma hora de siempre, buscando seguir su rutina diaria. Lo que significaba que era bastante temprano. En realidad eso no le molesta, ya que le gusta tomarse su tiempo para arreglarse.
Mientras peina su cabello revisa la hora, aún quedaba suficiente tiempo para que tanto él como Aedus terminaran de arreglarse, claro, una vez que el segundo chico fuera despertado, ya que Altair tenía la tarea de despertarlo a la misma hora todas las mañanas, tarea bastante complicada tomando en cuenta el sueño tan pesado que tenía el chico.

Vuelta atrás. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora