Capitulo 5.

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—¡James date prisa! —Harry gritó un poco bastante desesperado, si no se iban ahora perderían el tren, ¿Y que harían luego? ¿Ir en auto a Hogwarts?

Es decir, sería gracioso. Pero el menor no había pasado ya por eso como para ir a repetirlo como si no aprendiera de sus errores.

Ambos se encontraban por iniciar un nuevo año en Hogwarts, Harry cursando segundo y James tercero.

El año anterior había pasado sin muchos inconvenientes, pero con algunas interesantes sorpresas. En realidad, había sido un año sencillo para ambos, tranquilo, se podría decir.

—Ya voy pequeño desesperado, si sabes que literalmente podemos aparecernos, ¿no es así? —molesto revolviendo su cabello antes de caminar hacia dónde se encontraban sus padres, Harry siguiéndolo segundos después.

Una vez llegaron, repitieron el mismo proceso del año anterior, claro, esta vez Harry podía mostrarse más confiado y no tener que aparentar sorpresa a todo lo que veía.

—¡Hola chicos! —la puerta del vagón se abrió de forma abrupta mostrando al anteriormente padrino de Harry, quien se lanzó a los brazos de James por unos segundos antes de abrazar al menor contra su pecho.

Había crecido, y sus brazos eran más fuertes, el ojiverde registró esos nuevos datos en su cabeza, la pubertad hacía su trabajo y de buena manera.

—Hola Sirius —se derritió contra sus brazos como había acostumbrado a hacer desde el primer momento, y es que simplemente no podía evitarlo, siempre sería una masa débil cuando de Sirius se trataba.

El heredero Black no pudo evitar sonreír ante el tono alegre del menor, Harry activaba en él una vena protectora que solo hacía querer tenerlo protegido en sus brazos todo el tiempo, parecido a Regulus pero sin ninguna excusa.

Cuando finalmente se separaron, Regulus tomó el lugar de su hermano abrazándolo brevemente, como siempre hacían cada vez que se veían.

El que estuviera en el vagón ya ni siquiera le sorprendía, con el tiempo aprendió que su sola presencia podía cambiar los sucesos anteriormente predestinados a suceder.

—Hola Harry —musito Regulus al separarse, sentándose a su lado.

Luego de un par de meses de fingir ser grandes amigos los abrazos dejaron de molestarles, cada uno se acostumbró a tal punto de que incluso comenzaban a disfrutarlos, claro, ninguno lo admitiría en voz alta.

—Hola Regulus —saludó devuelta antes de mirar de nuevo hacia la ventana, sabía que Remus estaba por entrar, siempre lo hacía a la misma hora.

Y como si lo hubiera invocado, justo en ese momento la puerta del vagón fue abierta, Remus entrando por esta con una sonrisa plantada en su rostro, pero sus ojos careciendo de ese brillo tan característico, y Harry conocía demasiado bien esa mirada.

Sabía que debía actuar lo antes posible con la situación de Remus, pero ¿que se suponía que le diría?

Aún no lo planeaba por completo.

Luego de saludar a Remus se desconecto rápidamente de la conversación que el resto estaba teniendo, no le interesaba en lo más mínimo, tenía mejores cosas en qué pensar. Ni siquiera la presencia de Peter logró que se concentrara un poco más.

Así que luego de meditarlo por un rato, llego a una simple conclusión, soltaría la bomba y dejaría que explote frente a él.

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Harry se encontraba sentado al lado de Altair en el gran comedor, frente a ellos Aedus y Emory, tres de ellos observando la selección, pero uno totalmente absorto en sus pensamientos.

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