En la casa Black los gritos, peleas y castigos eran algo sumamente recurrente, era lo normal y lo que se acostumbraba a ver, tanto así que cuando la casa se encontraba en silencio podías deducir con facilidad que algo malo sucedía o estaba por suceder, haciendo que cada habitante temiera por su integridad.
En ese momento exacto no había demasiadas personas habitando la casa, pero eso no impedía que la tensión y el silencio volvieran todo sumamente escalofriante ante la extrañeza de este último.
Walburga Black se encontraba sentada en su sofá favorito de la estancia, ese en el cual puede ver todo lo qué pasa cuando la familia está de visita. Repasando una y otra vez la carta que su hijo menor había enviado, su mandíbula apretada y un brillo peligroso apoderándose de sus ojos, un brillo que asustaría a cualquiera que pudiera verla.
—¡Kreacher! —llamó luego de largos minutos en un silencio sepulcral donde ni siquiera se había permitido parpadear.
En un rápido plop el elfo estuvo frente a ella, con su cabeza agachada y dispuesto a cumplir cualquier mandamiento que la mujer quisiera otorgarle.
—La ama ha llamado a Kreacher —se presentó el elfo de forma tranquila, claramente acostumbrado a tales arrebatos.
—Tráeme una poción calmante —el elfo rápidamente desapareció y reapareció en cuestión de un par de segundos, colocando la poción frente a la mujer y desapareciendo luego de aquello.
Ni siquiera él era tan estúpido para no huir de la escena que se podría producir en los próximos minutos.
Walburga Black era una mujer estricta y que se caracterizaba por su poca paciencia, su amor por el control sobre cualquier mínimo detalle, y la forma en que su presencia atemorizaba o imponía. Por lo que el que las cosas se salieran tanto de control era una extrañeza que ella no podía soportar.
Una vez la poción estuvo en su sistema volvió a tomar la carta, asegurándose de haberla leído de forma correcta y no haberse saltado un "Es broma" en ella. O en su defecto algo que le dijera que su perfecto hijo no había sido el creador de esta.
"Querida madre.
Como podrá recordar días atrás recibí una carta de su parte, donde mencionaba estricta y detalladamente algunos pasos que debo cumplir para ser, como usted misma mencionó, la salvación del apellido Black, y repito, como usted mencionó, no un idiota como mi querido hermano.
Frases como "Aléjate de los Potter" "Sirius es una mala influencia y una vergüenza para la familia Black" "Compórtate o te sucederá lo que a tu prima Andromeda" "Bellatrix ya me informo sobre tus peculiares amistades y no estoy de acuerdo" "Acércate a los Malfoy, Lestrange y quédate del lado de Bellatrix" y algunos otros que ciertamente ya no pienso mencionar, me hicieron pensar las cosas con mayor claridad.
Y ciertamente madre, me importa un carajo lo que quieras que sea o lo que le suceda al apellido Black de no seguir tus órdenes, tú y tus malditos ideales pueden irse a la mierda de ser por mi.
Si tan orgullosa estas de Bellatrix, ¿por qué no la haces heredera y dejas de jodernos a Sirius y a mi con algo en lo que claramente no estamos de acuerdo?
No, no me alejare de los Potter, ni de Sirius, no me uniré a Bellatrix, los Lestrange o Malfoy, y me importa poco si me desheredas como lo hicieron con mi prima Andromeda.
Los tiempos donde me manipulabas han acabado.
Dime algo, ¿temías que Sirius me corrompiera, o qué me mostrara la horrible familia que tengo?Esto termino antes de que siquiera pudiera comenzar. No seré parte de tu plan, ni siquiera si eso me hace heredero y me da mayor poder.
Con todo el amor y cariño, Regulus Arcturus Black."
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Vuelta atrás.
FanfictionLa muerte decide darle a su amo la oportunidad de cambiar el pasado y enmendar cada error cometido, claro nunca especificó que tanto cambiaría. Harry renace en 1961 como hijo de Fleamont y Euphemia Potter.