Capitulo 16.

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Harry despertó agitado a media noche, había tenido otra pesadilla.

No sabía qué sucedía, pero desde que sus amigos regresaron las pesadillas incrementaron, dándole la idea de que algo podría estar por suceder, como un pequeño recordatorio de que nada era seguro.

De que todo podía repetirse si no tomaba las decisiones correctas.

Estiró su mano de forma torpe hacia su mesa de noche, intentando encontrar algo en la oscuridad, a simple tacto.
No pudo evitar sonreír con cansancio una vez alcanzó el pequeño frasco.

Sus pesadillas solían llevarlo al borde la mayoría de las veces.
Dónde los ataques de ansiedad inundaban su cuerpo apenas despertaba, dejándolo débil e indefenso.

La poción funcionaba bastante bien, dejándole relajado y adormilado.

Sin embargo usualmente su mejor calmante era su hermano. Sus padres se habían dado cuenta de que James traía devuelta a Harry durante su primer ataque. Y no puede evitar recordar vagamente como paso.

Había estado soñando con aquel momento otra vez. Era una de sus pesadillas más recurrentes.

El cuerpo de Cedric en el suelo del cementerio, sin vida.

En esta ocasión el no estaba en su cuerpo, solo podía verse a sí mismo. Sin hacer nada para evitarlo, sin poder lograrlo.

Recuerda haber gritado. Lo recuerda porque tuvo dolor de garganta durante las siguientes horas. Y lo recuerda porque asustó a todos los elfos de la mansión.

—¿El amo Harrinson encuentra bien? —Moggy cuestionó con preocupación, siendo la primera en llegar a él.

Recuerda que no fue capaz de articular una palabra. Que de su boca solo salían sollozos y que su cuerpo estaba bañado en sudor frío y temblaba rápidamente.

No podía respirar, y tampoco dejar de llorar.

La familia llegó después.

Recuerda que su madre intentó tocarlo pero él había sentido miedo.

Demasiado perturbado, demasiado asustado, demasiado débil.

Solo era un niño, un pequeño niño, el cual comenzaba a experimentar las consecuencias de su pasado.

Su familia no lo entendía. Y estaban aterrados.

Harry sabía que hablaban pero no podía entenderlos, eran solo murmullos, lejanas, pequeños susurros que no explicaban nada.
Su vista también comenzó a fallar en ese momento, las lágrimas hacían que esta se nublara, negándole la oportunidad de ver qué sucedía frente a él.

Pero entonces sucedió, escuchó que lo llamaban, varias voces lo llamaban, pero esta era diferente.
Más clara, más suave, mas cercana.

Y entonces todo se fue aclarando, con aquella voz guiándolo hacia la superficie.

—¿Harry? ¿Harry? —James repetía con preocupación, sus padres discutiendo sobre lo irresponsable que era que no tuvieran pociones calmantes en casa y Moggy hubiera tenido que ir por una al depósito.

—¿James? —había sido capaz de preguntar.

En segundos todos habían guardado silencio.

Supo que sus padres le hablaban, pero no podía prestarles atención.

—James —sollozo llamando a su hermano, el cual no dudó en correr a su lado para abrazarle, sin saber muy bien qué sucedía.

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