Harry se encontraba sumamente ansioso. Tal vez incluso la palabra "ansioso" no demostraba en su totalidad cómo se sentía.
Había leído y escuchado atentamente cada anécdota de James sobre Hogwarts, desde maestros, clases, casas, eventos y por supuesto, amigos. Harry no podría encontrarse más feliz por la amistad de James con Sirius y Remus. Y si, él sabía perfectamente que sucedería, pero eso no apaciguaba la emoción en el. Ahora solo esperaba con ansias el momento para volver a verlos, y de igual manera le rogaba a Morgana por fuerzas para no saltar sobre ellos una vez los tenga frente a él.
Peter era otro caso, Harry prefería mantenerlo como un asunto aparte por ahora. No olvidaba todo lo que causó esa rata traidora, y aunque sabía que aún no los traicionaba e incluso podría llegar a evitarse, no podía bajar la guardia con el.
Y Lily, oh su madre. Aunque sabía que no sostenía una amistad con James (ni nada cercano) ya que había escuchado cada queja de su hermano sobre ella. "Lily es una pesada" "Fiel seguidora de las reglas y aburrida" "todo el tiempo quejándose", Harry nunca había sido bueno con las señales pero podía notar perfectamente la pequeña atracción de su padre hacia su madre incluso ahora. Trabajaría con eso una vez la conociera.
Pero sin duda no disfruto el tener a su hermano lejos, lo había extrañado demasiado, las pesadillas siempre habían sido un poco recurrentes en el, aunque eran más que nada recuerdos de su vida pasada, pero al que siempre acudía era a James, hasta ahora era el único que podía calmar su temor, por lo que tenerlo lejos fue un total martirio.
Aunque esas noches de desconsuelo sin poder dormir o tener que doparse con poción tras poción habían terminado, por fin tenía la carta de Hogwarts en sus manos y lo que aquello significaba.
—¡Harry, será increíble! Te presentaré a Sirius, Remus y Peter en el tren, te prometo que los amarás —comenzó James—. Los dormitorios de Gryffindor son increíbles, y la sala común igu-
—¿Y si no quedó en Gryffindor? —interrumpió Harry de alguna forma temeroso, había logrado convencer al sombrero una vez, pero ¿y si esta vez lo mandaba a una casa diferente? ¿Su padre se molestaría por ello?
—Harry —James se acercó hasta tenerlo junto a él—. Sabes que no me importa a que casa pertenezcas, siempre serás mi hermano —aseguro sonriéndole cálidamente en un intento por tranquilizarle.
¿Y si quedo en Slytherin? —quiso preguntar, sin embargo el temor de ser rechazado por su hermano seguía ahí, vigente.
Es decir, sabía que su hermano ya no tenía ese insensato odio hacia la casa de las serpientes, pero una cosa era tolerarlos y otra tener a su hermano menor con ellas.—Aunque no te prometo salvarte de toda broma contra otras casas... —menciona de forma casual antes de que Harry se abalanzara contra él para molestarlo por ello.
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—Euphemia y yo iremos a comprar libros y todo lo necesario para pociones, James y tú vayan por túnicas con Madame Malkin —pidió Fleamont—. Por favor no hagan ninguna tontería —fue lo ultimo que dijo antes de alejarse, no sin antes compartir una última mirada con ambos menores.
El dúo Potter se dirigió tranquilamente hacia el lugar, disfrutando de una plática sobre los planes que tenían a futuro estando en Hogwarts.
—Buenas tardes Madame —saludaron ambos cortésmente apenas localizaron a la mujer a unos metros de ellos.
—James, Harrison, qué gusto verlos pequeños, Túnicas para Hogwarts me imagino, ¿no? —saludó cálidamente la bruja al reconocerlos.
—Por favor —respondieron a la vez, sabiendo que no necesitaban decir nada más.
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Vuelta atrás.
FanfictionLa muerte decide darle a su amo la oportunidad de cambiar el pasado y enmendar cada error cometido, claro nunca especificó que tanto cambiaría. Harry renace en 1961 como hijo de Fleamont y Euphemia Potter.