Capítulo 5

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Llevo apenas unos días viviendo con los Cullen, pero debo decir que son los mejores días de mi vida, aunque el que lleven una dieta tan estricta, me hace comer sola la mayoría de las veces. Aunque viva con los Cullen no significa que haya dejado de lado a Charlie, ya que cada día voy a verlo y aprovecho para cenar con él y tener, aunque sea, una comida acompañada. Y, pese a que Charlie tiene novia, aún no se ha decidido irse a vivir con ella, y dice que es por el respecto a su amigo fallecido. Lo único que empaña esta buena racha que estoy teniendo, es el miedo a que Daemon me encuentre. Estoy bastante a gusto sin saber de él. Sobre todo, porque por su culpa tuve que irme de casa y hacer que mi madre me odiase.

Daemon era mi ex novio, cuando tenía dieciséis años lo conocí y comenzamos a salir pese a que él tuviese veintidós. Pero lo que no me esperé fue su "carga personal" y lo que eran besos y abrazos se convirtieron en golpes y marcas. Si, la relación se volvió tóxica, y no quise meter a mamá en ello, pues Daemon la amenazó varias veces por mi culpa. Estos dos años he estado huyendo de él, y menos mal que no le hablé de Charlie o Forks, si no, ya hubiese venido a por mí, ya que él no está enamorado de mí, solo está obsesionado. Y eso asusta muchísimo más.

—¿En qué piensas, Cherry? —Pregunta Emmett. Estamos jugando a un juego de mesa y me he quedado mirando un punto fijo en la pared sin darme cuenta.

—Oh, nada. Estoy pensando la mejor forma de ganarte. —Respondo encogiéndome de hombros con indiferencia, pero veo que Emmett y Edward se miran de reojo de forma significativa. —¿Qué?

—Nada, solo que apuesto a que no me vas a ganar nunca. —Dice Emmett sonriéndome de forma perversa, ya que no he podido ganarle nunca desde que hemos estado compitiendo en distintos juegos. —No sabía que la torpeza venía en el gen Swan.

—¡Eh! Perdona, pero la única torpe es Bella. Bueno, la única torpe era Bella, parece que ha mejorado. —Digo frunciendo el ceño y cruzándome de brazos como una niña.

—Oh, por favor. —Dice Emmett agarrándome las mejillas. —Mira que adorable es cuando se enfada.

Aparto sus manos de mi cara y le saco la lengua, generando que se ría muchísimo más.

—A veces se nos olvida que solo tienes dieciocho años. —Dice Esme dejándome un trozo de tarta sobre la mesa en la cual está todo el juego expandido.

Enarco una ceja antes de hablar. —Bueno, ni que tuvieseis cientos de años, oh, vejestorios. —Digo con voz solemne antes de atacar la enorme porción de tarta ante la mirada divertida de los demás.

Jasper, que siempre está a mi lado observándolo todo, sonríe tan mínimamente que parece que la única que se da cuenta soy yo, pero estoy acostumbrada a estos momentos en los cuales lo veo como una persona y no como un guardaespaldas. Y es que, el termino guardaespaldas le queda genial, ya parece que siempre me está protegiendo y comprobando que estoy bien. Tanto dentro de casa, como en la de Charlie o si voy a alguna tienda en Forks. Como el otro día que fui a la tienda Newton's y cuando un chico rubio se acercó, Jasper se interpuso y no sé que pasó, pero se fue corriendo y tuve que apañármelas sola para encontrar unas buenas botas de montaña.

—Bueno, señorita Hunter. —Dice Esme cuando ve que me he comido la tarta en un tiempo récord. —Es hora de que vayas a la cama si mañana quieres venir conmigo para ver cómo remodelo ese edificio antiguo.

—Oh, sí. Buenas noches a todos. —Me despido como siempre, ya que parece que soy la primera en irme a la cama siempre, bueno, eso cuando no está Nessie, quien actualmente está de acampada con Jake. Subo las escaleras y me pongo el pijama rápidamente, pero antes de darme cuenta, veo que mi móvil no está, así que bajo las escaleras y, sin querer, escucho una conversación privada.

—Si, al parecer su novio la pegaba, por eso huyó de casa y ha venido aquí para esconderse. —Dice Edward, ¿cómo demonios han sabido de mí? —Oh, no. ¿Charlotte?

Contra todo mal |JASPER HALE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora