Capítulo 15

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El camino a casa es bastante silencioso, sobre todo porque Jasper nos envía su estado de ánimo sin darse cuenta, dejándonos a todos bastante decaídos.

Edward va en su coche, conduciendo delante del que ha cogido Jasper para venir a Seattle, aunque ahora lo conduce Emmett, ya que Jasper va en el asiento trasero, conmigo sobre su regazo. Desde que me ha abrazado en el hotel, no se ha separado de mí en ningún momento. Ha sido un poco incómodo, sobre todo cuando me alzó en brazos y me llevó cargada en sus brazos por todo el hotel, ante la mirada de todo el mundo.

Estoy acariciando su suave cabello para que se relaje, cosa que ha funcionado bien, pero cuando dejo de acariciarlo, se vuelve a tensar. Tiene su rostro hundido en mi cuello, y en todo el trayecto, no se ha movido ni un milímetro.

—Jasper, me duele el brazo. —Susurro con miedo a que vuelva a perder los papeles, pero él simplemente agarra mi brazo, y comienza a masajearlo de forma lenta y suave, haciendo que el dolor vaya desapareciendo. —Gracias.

—No me las des, y no debes tener miedo de mí. —Dice hablando por primera vez desde que lo he visto en el hotel. —A ti nunca te haré daño, jamás podría dañar a la única persona que me hace creer en que soy una persona, una buena persona.

—No digas eso, tu eres una buena persona. —Digo un poco sorprendida por el tono tan extraño que ha usado para decir que él no es bueno. —Eso es una idiotez, y si dices esas cosas, es porque eres un idiota.

Jasper se separa de mi cuello lentamente y me mira fijamente, carente de toda emoción, cosa que me asusta un poco. Cuando creo que va a abrir la puerta, y tirarme a la carretera, comienza a reírse suavemente. Me maravillo por su risa y admiro que es muchísimo más atractivo cuando sonríe, dios, mis hormonas acaban de morir y resucitar al ver esa sonrisa. Nos volvemos a mantener en silencio hasta que llegamos a casa de nuevo, donde Bella me entrega mi móvil nada más bajar del coche.

—Charlie, mi padre no para de llamarte, creo que quiere una visita. —Dice Bella.

Veo las numerosas llamadas perdidas de mi tío, y agarro al vuelo las llaves del coche que me lanza Rose. Conduzco rápidamente y corro hacia el porche, antes de entrar, vuelvo a tener esa extraña sensación.

Entro y veo que mi tío aún no ha llegado, pero si hay algo sobre la mesa de la cocina, un gran ramo de flores rojas y azules con una tarjeta en la que pone:

"Te encontré, ricura". 

Contra todo mal |JASPER HALE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora