Contra todo mal |JASPER HALE|

Capítulo 28

Viajar atada de pies y manos, y subida en el regazo de Daemon, es la cosa más incómoda del mundo. No me ha dejado sentarme en un asiento, dice que quiere tenerme vigilada pero, ¿por qué no me deja sentada frente a él y ya está?

—Estos dos años te han hecho mucho más hermosa. —Dice Daemon acariciando suavemente mi mejilla, e internamente pienso en las arcadas que me dan su toque, es demasiado brusco. El toque de Jasper es mucho más suave y delicado.

No respondo a lo que me dice, y miro la ventana que tengo en mi frente, pues estoy sentada de lado sobre sus piernas. Las nubes son preciosas y tan liberadoras... Todo lo contrario que yo, atada y secuestrada.

—No sé cómo has vivido estos dos años, pero yo te he echado tanto de menos, que no he parado de buscarte. Has sido bastante esquiva, princesa. —Dice Daemon de nuevo, intentado que hable con él, pero no. Daemon pasa su nariz por mi cuello y sonríe como un poseso. —Ahora que estás conmigo, nada te pasará.

—A mí no, pero tú... Espero que hayas cumplido todo en tu vida, porque vas a morir. —Digo totalmente confiada en Jasper y en que me vaya a rescatar.

—Princesa, no sé si lo sabes, pero ese tipo no tiene nada que hacer conmigo y con el poder de mi familia. —Dice con seguridad, y no puedo evitar reírme de sus palabras. Si tan solo supiera que no puede hacer nada con vampiros más ricos que cualquier país del mundo. —Cuando lleguemos a Nueva York, tenemos que hablar con mi padre.

Frunzo el ceño y pienso en la maldita Nueva York. Mi madre vive ahí, aunque me alejé por su seguridad y para huir de Daemon, y ahora me lleva a la ciudad de mis pesadillas.

Al llegar, Daemon me carga hacia un todoterreno negro y me sienta de nuevo sobre su regazo, y aún sigo atada, incluso me comienza a escocer un poco las marcas que me están dejando estas esposas. Pero mientras conducen, Daemon recibe un mensaje y parece bastante cabreado, ya que me deja sentada a su lado y comienza a teclear con fiereza.

—Conduce hacia el almacén tres. —Dice Daemon guardando el móvil y mirándome de reojo con el ceño fruncido. Parece contrariado y bastante herido por algo que ha leído, y parece que ahora mismo me odia.

Llegamos al almacén que parece abandonado y me parece sumamente extraño que me desate los pies y manos, pero no hago el amago de escapar al ver las pistolas que tienen los hombres que nos acompañan.

Daemon me lleva de la mano al almacén y, cuando estamos en el centro del edificio, me acaricia la mejilla con suavidad, pero lo que me toma por sorpresa es el golpe que recibo en la mejilla.

—¿Creías que no me iba a dar cuenta de todo lo que le has contado al FBI de mi familia? —Pregunta antes de golpearme de nuevo, esta vez en el estómago totalmente furioso. —¡Por eso has podido huir de mi estos dos años! Estabas en protección de testigos hasta que hace dos meses lo abandonaste.

Daemon agarra una barra de metal y me golpea en la pierna, haciéndome gritar del dolor que siento, y creo que me ha roto el hueso. Agarra mi cabello y me levanta, intentando que no caiga peso en la pierna rota, pero saca una navaja y me la clava en el estómago.

—Princesa, ya te lo dije una vez, si no eres mía, no eres de nadie. —Dice Daemon, susurrando contra mi mejilla amorotonada, luego deja un suave beso y me deja caer al suelo. —Te amo, princesa.

Daemon no mira atrás antes de salir del almacén con sus hombres, dejándome sola en la agonía y el dolor. ¿Quién iba a pensar que mis últimos momentos iban a ser en un mugriento y viejo almacén totalmente sola?

A lo lejos, escucho la voz de Jasper, pensando en que el cielo está cerca si puedo oírlo, pero de repente comienza a escocerme la muñeca, generando en mi interior el más terrible de los dolores.