Contra todo mal |JASPER HALE|

Capítulo 20

Rosalie me deja sentarme sobre su cama y me observa con preocupación, evidentemente ha pasado algo, y no sé el qué. Solo sé que estábamos besándonos hasta que Jasper se ha tensado y Edward lo ha lanzado contra una pared, alejándolo de mí.

—Rose, ¿qué ha pasado? —Pregunto, pero Rosalie solo se queda mirándome hasta que suspira y se sienta a mi lado, agarra mi mano y la acaricia suavemente. —Si estabais preocupados por mi flor, la perdí hace tiempo.

—No era eso, Cherry. —Dice Rosalie divertida a su pesar, pero baja los hombros. —¿No te has dado cuenta de lo que ha estado a punto de pasar?

—Solo sé que estábamos besándonos, no es nada malo. —Susurro un poco avergonzada.

—Ha estado a punto de morderte y drenarte. —Dice Rosalie. —Has estado a punto de morir.

—No creo, Rose. —Digo confiando plenamente en Jasper. —Yo sé que hubiese parado a tiempo si Edward no le hubiese apartado de mí. Confío en Jasper, ¿puedo ir a verlo?

—¿Quieres ir a verlo pese a que ha estado a punto de matarte? —Pregunta Rosalie, haciéndome fruncir el ceño ante su falta de confianza en su hermano. Jasper tiene mejor control del que todo el mundo cree, deberían darle un poco más de crédito.

—Si. —Digo simplemente, me levanto de la cama y camino por el pasillo hacia mi cuarto, donde espero ver a Jasper, pero me lo encuentro vacío. Bajo las escaleras y busco por toda la casa hasta que lo encuentro fuera de casa, sentado sobre la rama de un árbol. —Jazz, ¿bajas?

—No quiero que estés cerca de un monstruo, Charlotte. —Dice sonando terriblemente afectado por algo que no ha pasado. —No quiero que me tengas miedo, yo... Lo siento mucho, no... Lo siento.

—Corta la mierda, Jasper. —Digo cruzándome de brazos y esperando a que baje. Jasper sonríe divertido pese a la situación y baja de un salto, pero se mantiene lejos de mí. Rodando los ojos, camino hacia él y lo abrazo con fuerza pese a que se ha tensado. —No ibas a hacer nada, Jazz. Yo confío en ti, lo sabes, ¿no?

—¿No piensas que soy un monstruo? —Pregunta bajando los ojos avergonzado, pero agarro sus mejillas y levanto su rostro, beso sus labios y sonrío.

—Eres un monstruo aterrador, de veras. —Digo socarrona, salto a sus brazos, haciendo que automáticamente me agarre por el culo, pudiendo así abrazar su cintura con mis piernas. —¡Cómeme, Jazz! Pero primero quítame la ropa.