-Perdona hijo pero, ya ves, cocinar para estos hombres es como hacerlo para un regimiento, espero que tú también comas igual y no me hagas el feo de dejarte las cosas en el plato.
YiBo respondió:
-Antes comía más, ahora no sé si habrá cambiado.
-Por supuesto que no, sigo igual, me encanta la comida tradicional china.
-Me alegro, dijo la madre porque yo no sé meterme con otros platos más sofisticados que habrás probado por ahí en tus muchos viajes.
-No se preocupe por mí, solo con el aroma que se desprende, ya sé que me gusta todo.
-Por favor, tutéame, estás en tu casa.
Era una mujer vestida con sencillez, aunque se notaba que su ropa era de marcas de alta gama. Se peinaba el pelo canoso con un moño recogido en la nuca, como las campesinas y su piel estaba bronceada, es posible que pasara muchas horas en el jardín y en el huerto bajo el sol, como le había dicho YiBo que le gustaba hacer. Le pareció una mujer entrañable y con un gran corazón, seguro que YiBo había heredado su carácter.
Les llamó para que pusieran la mesa. Padre e hijo se apresuraron a sacar la vajilla de las alacenas y Zhan quería ayudar pero no le dejaron hacerlo por ser el invitado. Al poco rato, estaba todo lleno de platillos suculentos que a Zhan le apetecía mucho probar. Comida casera, ¡qué buena! Llevaba todos esos días comiendo y cenando en los hoteles o de camino mientras iba de un lado para otro a un ritmo frenético. Se acordó de su madre, de su casa, de su padre... Ahora se sentía mal por no haber ido a verle enseguida que regresó al país. Entre viaje y viaje, entraba y salía muchas veces de China pero, tenía tanto trabajo que, apenas dedicaba unas horas a estar con su padre, en casa. Era vergonzoso este comportamiento suyo de los últimos años. Mañana se llevaba a YiBo para allá, bien temprano y, esa noche, cuando estuvieran solos, pensaba sonsacarle todo lo que no le había dicho.
La velada fue muy agradable, le hicieron sentir como de la familia y pensó que le gustaría corresponderles de algún modo.
YiBo, YiBo... de nuevo vas muchos pasos por delante de mí, se dijo para sus adentros, y ahora ya no me importa admitirlo, ¡te necesito!
El apartamento de YiBo era acogedor, muy moderno y vanguardista, estaba en lo cierto al suponerlo. Dividido en dos plantas, la de abajo tenía una cocina abierta de estilo americano, con una barra para el desayuno, un salón comedor separados y diferenciados, había sitio de sobra. Frente a un gran sofá negro en forma de L, una pantalla enorme de plasma y, desparramados por la mesa de centro, varios sticks para videojuegos. Al piso superior se accedía por una escalera colgante de tablas de madera con barandillas de cristal que llevaba a una habitación abierta con una cama gigante también. Por lo visto a YiBo le gustaba dormir así, sin apreturas de ningún tipo cuando estaba en compañía. ¿Habría tenido muchos amantes?, se preguntó Zhan. Sobre ella, colgados en la pared había dos cuadros, eran fotografías de la mitad de la cabeza y la cara de dos personas, hasta los hombros y parte del pecho desnudo; uno era YiBo y el otro él mismo, apenas separados por un palmo de distancia. Esa fue tomada cuando fueron a la playa durante una excursión de la universidad, se acordaba muy bien de ese día tan divertido, regresaron achicharrados por el sol al olvidar ponerse las cremas protectoras. El tratamiento de las imágenes con una ligera sobreexposición para difuminar los fondos era muy bueno para su ojo experto, se dio cuenta de que las habían procesado en uno de los mejores estudios de Beijing con los que él había trabajado alguna vez, lo comprobó por las marcas de agua de la firma en la base. YiBo tenía un montón de secretos que estaba dispuesto a averiguar esa misma noche, todos los que pudiera, aunque tuvieran que permanecer despiertos hasta el amanecer. Éste abrió unos paneles laterales negros a la derecha de la cama y pasaron a un vestidor con mucha ropa colgada en las perchas, jerseys en los estantes, zapatos, cajones para los complementos, todo en perfecto orden, desde ahí, se accedía a un baño muy amplio con ducha, bañera, repisas y armarios. Había un gran ventanal semiabierto que daba a la parte trasera del pabellón donde pudo ver más macizos de rosas, lo adivinó por el aroma que desprendían en esa noche de primavera. YiBo aprovechó para cerrarlo y regresaron a la parte de abajo, aun quedaba por mostrarle una habitación en la que había monos de motorista, cazadoras de cuero, cascos, botas, guantes... ¿acaso era corredor profesional? Se lo preguntó.
-Sí, participo en carreras patrocinado por una marca japonesa conocida, lo puedes ver en el logo de los trajes.
-Nunca lo hubiera imaginado, de veras. ¿Me llevarás alguna vez a verte en las pistas?
-Por supuesto, cuando quieras.
-Resérvame un sitio para la próxima. Eres una auténtica caja de sorpresas, mi querido YiBo, le dijo mientras lo atraía hacia sí para besarle en la boca apasionadamente.
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UNO DOS TRES... PERDÍ
FanfictionDurante cuatro o cinco días, se recupera una historía de amor que se había perdido hacía seis años, tras un encuentro casual en el que el destino se puso de su parte.