Parte 18

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YiBo le hizo un gracioso puchero.

-Fuiste malo, me dejaste tirado, hecho una mierda.

-Lo sé, nunca volverá a pasar pero, ¿no te gusto más así, como soy ahora?

-No.

Zhan se quedó mirándole con expresión interrogante.

-Te prefiero así pero desnudo todo el santo día, a mi lado, con ganas de que te posea y de poseerme cada vez que abras los ojos y me veas.

Zhan se partía de risa al escucharle.

-Pero mi amor, ya tenemos 32 años, la energía de antes no es la misma, las hormonas se van calmando.

-Te equivocas, "solo tenemos 32" y once años que recuperar. Te aseguro que mi energía está en plena forma y mis hormonas también.

Esta vez las lágrimas de Zhan fueron de risa, sujetándose el estómago mientras veía a YiBo tratando de imitarle. Al rato, estaban de nuevo en la cama haciendo el amor.

Se quedaron dormidos, satisfechos, felices, sonrientes. Les despertó el teléfono interior sobre la mesilla de noche, YiBo contestó.

-Mi madre, que salgamos de la cama de una buena vez porque la comida está casi lista.

Ella les recibió en la casa con un beso y un abrazo a cada uno.

-Espero que mi hijo te haya tratado bien, le dijo a Zhan con una sonrisa pícara y un guiño.

Éste se ruborizó como un colegial mientras madre e hijo se miraban con complicidad, tomados del brazo camino del comedor.

Al acabar, quitaron la mesa. Zhan y YiBo fregaron y recogieron todo. El padre salió para volver al momento con un perrito pequeño y lanudo entre los brazos.

-¡ZaZa!, exclamó YiBo yendo a buscarlo para tomarle entre los suyos y hacerle carantoñas mientras el animal movía la cola y ladraba de contento.

Se lo enseñó a Zhan que le hizo unos mimos y le rascó tras las orejas. Le gustaban los perros, todos los animales en general pero más los gatos, no podía evitar sentir mucha simpatía por ellos.

-Es mía, es perra, la adopté de la Ong con la que colabora tu padre.

Su madre le fulminó con una mirada.

-Bueno, ahora es de mi madre. Desde el momento en que la traje se tomaron mucho cariño la una a la otra y no piensa separarse de ella. Dice que si quiero un perro que adopte otro. Si anoche no la viste es porque, a veces, se queda encerrada en el cuarto de mis padres, tumbada en su cama, hasta que nos damos cuenta y le abrimos.

YiBo colocó a ZaZa en el regazo de la madre mientras Zhan le tomaba del codo para apremiarle.

-Vamos a tu casa, aun tienes que contarme casi todo de esos seis años que me he perdido, le dijo mientras los padres se les quedaban mirando con una amplia sonrisa.

YiBo volvió a encender los aparatos y a abrir los archivos de fotos.

-Ahora, empezaré con algo que ni te imaginas.

Otra boda. Su amigo el abogado vestido de novio junto a una chica bonita y menuda, la novia.

-¿Se casó?, ¿nuestro amigo se ha casado? Mi padre me dijo que tenía novia pero ya no sabía todo lo demás.

YiBo se reía, aquella boda fue anecdótica.

-Ella es la hija de su antiguo jefe con el que estuvo trabajando en prácticas. Ahora son suegro y yerno y socios en el bufete los tres. La esposa es abogada criminalista, muy independiente, inteligente como el padre y aunque se quedó embarazada durante el noviazgo, no quería casarse con nuestro amigo por si lo hacía sólo por eso, por el embarazo. Tuvimos que convencerla entre todos de que no era así, que la quería de verdad y no podría vivir sin ella si lo dejaba. Nos costó por lo menos dos meses para que diera su brazo a torcer y fijara la fecha para la ceremonia. La tripa es de casi seis meses pero le adaptaron el traje para que no se notara mucho y estuviese cómoda.

Zhan estaba empezando a disfrutar de verdad. La alegría por sus amigos se abría paso entre los reproches que se había estado haciendo a sí mismo por haber sido tan radical en su decisión, manteniéndose al margen para buscarse a sí mismo. No todo sale como queremos, a veces, para ganar algo también hay que perder, en su caso, seis años de duro trabajo y esfuerzo pero, le quedaban muchos más para compensarlos a todos y lo iba a hacer, principalmente a su querido YiBo. Lo estrechó contra su cuerpo y continuaron viendo las imágenes.

YiBo estaba con una niñita preciosa en brazos que le pellizcaba la nariz.

-Mira, su hija y nuestra ahijada, mía y del químico, somos los padrinos de honor y la adoro, es mi debilidad cada vez que me sonríe y me tiende los brazos para que la tome entre los míos y llenarme de besos. También tengo que aguantar las broncas de la madre porque dice que la mimo demasiado y no paro de regalarle cosas. Falta menos de un mes para que cumpla los dos años y lo vamos a celebrar con una gran fiesta. Espero que su hermanito no llegue aun para entonces, la mamá está de nuevo embarazada de casi ocho meses.

-Voy a estar ahí, dijo Zhan mientras YiBo lo miraba con ternura y lo besaba con pasión.

-Detente, aun no es hora de volver al sexo, mas tarde lo haremos.

YiBo se rió a carcajadas mientras se ponía con el buscador.

-Mira esto.

Era una foto del padre de Zhan con una dirección y un número de teléfono como colaborador de una Ong de recogida de animales para su adopción.

 -Lo sabía, dijo Zhan, estoy muy orgulloso de él.

-Pero no sabías esto otro porque hace poco que empezaron a trabajar.

Otra Ong de voluntarios de más o menos la edad del padre, algunos más jóvenes, que se encontraban bien físicamente, activos y dispuestos, con tiempo libre para ir a las casas de ancianos enfermos y solos que no podían valerse por sí mismos y ayudarles con la compra, la comida y las tereas del hogar, así como de su aseo personal y el control de las tomas de la medicación.

Zhan se tapó la cara con las dos manos, se iba a echar a llorar de un momento a otro pero se contuvo. Tomó aire y clavo sus ojos en los de YiBo.

UNO DOS TRES... PERDÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora