Parte 19

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-¿Cuánto tienes que ver tú en todo esto?

-Yo no, mi padre. Hace años, tu padre me llamó para que le acompañase a comprar un ordenador portátil y un teléfono de última generación y me pidió que le enseñara a manejarlos para desenvolverse un poco. Como yo estaba trabajando en la empresa quedamos allí, al entrar en mi despacho estaba charlando con mi padre en esos momentos y los presenté. Desde entonces son amigos y van a pescar juntos, se reúnen de vez en cuando y emprenden algún proyecto.

Zhan movía la cabeza de un lado a otro.

-Ya no sabría decirte lo mucho que te quiero, no tengo palabras.

-No lo hagas, no las malgastes, ¡demuéstramelo!, le decía YiBo con gestos llenos de picardía.

-¡Eres un sátiro! Continúa, vamos a llegar hasta el final.

Siguieron fotos y más fotos de YiBo en casa de Zhan, ayudando a su padre en el jardín con una pala y un rastrillo entre las manos, con la perra en brazos el día que la adoptó en el refugio, con un pez atrapado en el anzuelo que cogieron cuando fueron a pescar los tres, ambos padres y él y otra que a Zhan le gustó muchísimo. YiBo vestido de competición, al lado de la moto de carreras con el casco debajo del brazo y los guantes en la mano y a su amiga y vecina sentada en ella , con una mueca muy graciosa en la cara y haciendo el signo de la victoria con los dedos.

-Ese día gané, puede ser porque vino a verme una chica tan bonita y no quise quedar mal delante de ella. Cada vez compito menos, tengo que vérmelas con críos de 18 años y se acerca el momento de dejarles paso, sólo lo hago más que nada para matar el gusanillo. Ahora hay alguien del que me pienso ocupar para ganármelo por completo.

-Te lo ganaste hace mucho, no lo dudes.

Estuvieron besándose durante un rato. La luz del atardecer se reflejaba en la cara de YiBo haciendo que su bonito rostro estuviera resplandeciente, ¡ya no podía quererlo más!, pensó Zhan, se iba a morir de amor por él.

-Mañana me tomo otro día libre, y también pasado y puede que hasta un tercero, voy a estar con mi padre, tenemos mucho de qué hablar. Puedes venir cuando acabes el trabajo, cenamos y dormimos juntos.

-Por mí de acuerdo, también tengo ganas de verle y charlar un rato con él. Y esto es lo último que quería enseñarte, le dijo.

Era la imagen de una mansión inglesa en el campo, entre verde césped y hermosos jardines, con un estanque en medio de un parque rodeado de esculturas clásicas y setos de caprichosas formas.

-Es un lugar precioso, me encanta.

-Es la casa familiar de James, ahora convertida en hotel muy exclusivo que regenta junto a su marido, donde se celebran bodas y acontecimientos especiales también, tiene habitaciones, suite nupcial, sala de fiestas y una pequeña capilla. Si hace buen tiempo, habilitan carpas en el exterior para los banquetes, a los británicos les gusta mucho aprovechar los días de sol para estar al aire libre. ¿Quieres ir?

-¡Claro que sí!, sobre todo si es contigo.

-Pero antes tienes que responderme a una pregunta: ¿Quieres casarte conmigo allí?

Zhan se quedó con la boca abierta. Esa debía ser la sorpresa que YiBo le había mencionado antes pero le cogió desprevenido, tenía que procesarlo en su mente aun cuando ya estaba seguro de cuál sería su respuesta. Se apretó muy fuerte a él con los brazos alrededor de su cuello mientras le susurraba al oído:

-Te contestaré al final del tercer día.

-¿Me vas a tener tanto tiempo esperando sobre ascuas?

-¿Y qué más te dan unos pocos días después de hacerlo durante seis años? Vamos a hacer el amor antes de que nos llame tu madre para cenar.

-¡Eres tan malo!

-Lo soy, ya lo entenderás, confía en mí, le dijo mientras le tomaba de la mano para llevarlo escaleras arriba.

A la mañana siguiente YiBo llevó a Zhan en moto a casa de su padre. Este estaba entusiasmado, le había gustado la experiencia, incluso se planteaba comprarse una, no tan aparatosa y potente, algo mediano más bien, para moverse por la ciudad, era lo más cómodo y rápido para su frenético ritmo de vida que, de todos modos, pensaba moderar. Ahora tenía que compaginar trabajo y familia, sus prioridades habían cambiado y siempre elegiría lo segundo.

El padre no podía estar más contento de tenerle en casa, tranquilo, sin prisa por irse a cumplir con sus compromisos laborales, dedicándole tiempo para charlar, interesarse por su vida y hacer cosas juntos. Su principal tema de conversación fue la madre, estuvieron muy a gusto recordando cosas, anécdotas, momentos muy felices que siempre permanecerían en sus corazones. También le dijo lo bien que se había sentido con YiBo y su familia. Desde el primer momento, se comportó como un hijo para él, lo que le hizo más llevadera la ausencia casi permanente de Zhan y esto no se lo decía como un reproche, comprendía los motivos que le llevaron a tomar su decisión y le recordó que él mismo le había alentado para que se marchara a los Estados Unidos. Siempre estuvo muy orgulloso de él y de todos y cada uno de sus logros y también su madre lo hubiera estado si siguiera viva, eso se lo podía garantizar. Zhan se abrazó a su padre profundamente agradecido, ya sabía que YiBo era el mejor hombre del mundo para él y para todos los que tenían la suerte de conocerle y tenerlo como amigo.

UNO DOS TRES... PERDÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora