Luego, llevó a Zhan hasta el ascensor privado y, una vez dentro, lo arrinconó contra la pared del fondo besándole el cuello, los lóbulos de las orejas, succionándolos, metiéndole la lengua en el oído mientras le susurraba lo mucho que lo había echado de menos, lamiendo sus labios, besándolos, mordiéndolos suavemente, metiendo la lengua mientras le sujetaba por las caderas. Una vez arriba, lo tomó en brazos y lo llevó hasta la habitación donde lo lanzó sobre la enorme cama. Le quitó la corbata, la chaqueta, le desabrochó la camisa sin dejar de besarle ni un segundo. Le sacó los zapatos y los pantalones, dejándolo solo con los bóxer negros. Se arrodilló en la cama y empezó a desvestirse desparramando la ropa por toda la habitación. Zhan lo miraba sin dejar de sonreír. También había cambiado, su cuerpo era más grande, de espaldas anchas y caderas estrechas, los músculos del pecho y vientre muy marcados, también los de los brazos y las piernas. Seguro que practicaba mucho deporte y no sólo en el gimnasio. Casi desnudo, sabia moverse con ademanes felinos, sinuosos, muy sensuales y excitantes. Zhan se estaba calentando más y más con cada pieza del traje que volaba por los aires. Le pasaba las manos acariciándole el pecho, los brazos, el vientre, los muslos. Se rió a carcajadas cuando YiBo se tumbó completamente sobre él para que no se moviera. Éste se apoyó en una mano incorporándose un poco para mirarle a los ojos.
-Tengo que cerciorarme de que estás ahí, debajo de mi y que esto no es un sueño del que despertaré de un momento a otro.
-Soy yo, Zhan, estoy aquí de verdad y no me iré a ninguna parte.
-Dime como te gusta que te hagan el amor, recuerda que nunca hablamos de eso, soy tu esclavo.
-Lento, pausado, saboreando cada momento y cada centímetro de piel y no quiero un esclavo, quiero al mejor amante que cualquiera desearía tener, te quiero a ti.
-No soy para cualquiera, soy únicamente tuyo.
YiBo le besó largamente en la boca, los pómulos, los párpados, la frente... Fue bajando lentamente por el cuello, la garganta, las clavículas, se detuvo en los hombros y los mordisqueó con delicadeza. Zhan estaba empezando a gemir de deseo y le acercó de nuevo hasta su boca para juguetear con las lenguas, apretaba sus manos en la espalda de YiBo crispando los dedos y las bajó hasta las nalgas para ejercer una mayor presión contra su sexo mientras levantaba una de las rodillas para frotarse contra él con las caderas. Los labios de YiBo ardían sobre su piel por allí donde se deslizaban dejando un rastro de saliva, cada roce de su boca era como una descarga que le recorría la espalda y repercutía en su polla haciendo que se levantara. Se estaba poniendo tan duro al sentir que era con YiBo con quien estaba después de desearlo durante once años, que temía correrse si no se pausaba por unos instantes. Trató de llevarlo de nuevo hasta su boca sujetándolo por los hombros pero él no quería parar. Le estaba chupando los pezones hasta enrojecerlos y dejarlos completamente erectos.
-Si no te detienes ahora mismo me voy a correr.
-No me importa, tengo mucho más para ti.
Bajó sus besos por la línea central del vientre hasta el ombligo y volvía a subir con la lengua dándole pequeñas lamidas que hicieron que Zhan arquease la espalda con un gemido prolongado y se corrió. YiBo se acercó hasta su boca jadeante mientras se la comía con avidez. A Zhan le zumbaban los oídos por el orgasmo tan pleno que acababa de tener. Ese hombre le estaba volviendo loco, iba más allá de sus expectativas cuando le imaginó miles de veces haciéndole el amor y tuvo que arreglárselas con sus propias manos. Ahora notaba el sexo ardiente y duro sobre el suyo que empezaba a levantarse de nuevo. YiBo bajó una mano hasta sus nalgas y se las apretaba sin dejar de frotarse contra él, contra su pubis. Zhan pensaba que era maravilloso sentir encima todo el peso de su cuerpo sobre él, piel contra piel. Separó las piernas y levantó las rodillas, quería tenerle dentro sin más demora. YiBo entendió este gesto y puso dos dedos de la mano en su boca para que los chupara.
-Lo siento, no tengo lubricantes ni condones. Nunca traería a nadie, solamente a ti.
-No me importa, te deseo tanto que no necesitaremos más.
Esto enardeció a YiBo que volvió a meterle los dedos en la boca hasta que le pareció suficiente. Luego, los introdujo suavemente en la abertura con mano experta porque no tardó en encontrar su punto de placer y lo masajeó por breves instantes mientras hacía gemir a Zhan que estaba retorciéndose de gusto. Le metió tres dedos para asegurarse de que la dilatación fuese correcta y no causarle ningún daño y lo sintió abrirse de inmediato dispuesto a recibirle. YiBo estaba muy pendiente de él en todo momento, le levantó las piernas para colocarlas sobre sus hombros y fue introduciendo poco a poco su miembro mientras aquella abertura se dilataba y se contraía para adaptarse a su tamaño y a su forma. Comenzó a mover las caderas suavemente mientras observaba el rostro del Zhan que no mostraba ningún signo de incomodidad o dolor. Éste abría la boca lanzando gemidos entrecortados, como pidiéndole más, YiBo se dispuso a complacerle y, cuando notó aumentar su excitación entre jadeos prolongados, siguió con las embestidas que aceleraba al mismo ritmo que sucedían los gemidos de Zhan. Los cuerpos de ambos se estaban cubriendo de sudor, a YiBo se le metía en los ojos cuando le resbalaba por la frente y se lo limpiaba con una mano, quería ver su cara en todo momento, no perderse ni un detalle de sus gestos de lujuria, pegándose contra el apretando las pantorrillas sobre sus hombros mientras YiBo le sostenía por las caderas y se empujaba hacia adentro para llenarle por completo. Sintió que estaba a punto de correrse, parecía que Zhan también llegaba a su momento álgido cuando le escuchó decir:
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UNO DOS TRES... PERDÍ
FanficDurante cuatro o cinco días, se recupera una historía de amor que se había perdido hacía seis años, tras un encuentro casual en el que el destino se puso de su parte.