Parte 20

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-¿Y qué le vas a contestar? Estamos todos esperando para emprender el viaje a Europa.

Zhan abrió mucho los ojos ¡Maldito YiBo!, ¡otra vez muchos pasos por delante!

-Es un secreto, tendrás que hacerlo durante dos o tres días más. Papá, llévame al refugio, voy a adoptar un gato, o dos.

Zhan eligió un macho negro de unos cinco meses de edad al que le faltaba un ojo y que llevaba al lado a una gatita manchada, blanca y negra, de tres meses, con el vientre abultado. Le robaron el corazón enseguida que los vio sentados ante la puerta de una de las jaulas. Recogió a los animales e insistió en dar un donativo para los gastos del refugio. Su padre le dejó de nuevo en casa y le dio la dirección de un veterinario que vivía cerca, él tenía que marcharse a atender su otra actividad con los ancianos. Se volvió loco comprando trasportines, camitas mullidas con divertidos y coloreados estampados, juguetes, comederos, bebederos y todo lo que se le ocurrió que podrían necesitar. Los animalitos estaban un poco cohibidos al principio al encontrarse en un lugar extraño pero, al poco rato, acudían a jugar con Zhan y a restregarse contra él para que los acariciara. Él estaba feliz con los nuevos miembros de la familia, YiBo se iba a llevar una sorpresa, su YiBo... su gran amor.

Metió a los gatos juntos en uno de los trasportines, al ser pequeños aún, cabían bien y se fue al veterinario. El negro estaba sano, lo del ojo no tenía remedio pero la herida había cicatrizado sin problemas. A Zhan no le importaba nada ese defecto, es más, dejó volar su imaginación para convertir al gato en un pirata que había perdido su ojo en una de las muchas batallas por los siete mares, solo le faltaba el parche. Había encontrado el nombre perfecto para él: Haidao (pirata). Lo de la gata no estaba claro, tenía que hacerle análisis de sangre y una ecografía. Zhan sufría al ver al veterinario pincharle en una de sus patitas, ¡era tan buena! y se portó de maravilla, ni una queja, arañazo o maullido, su pequeña rosa. Ya tenía también el nombre: Mei. El resultado fue anemia y mala alimentación, con cuidados, cariño y buena comida, en menos de un mes estaría como nueva. Zhan no podía estar más alegre y aun les compró unas cuantas chucherías. Cuando su padre regresó a casa, se lo encontró dormido en el sofá con los dos gatos encima. Trabajaron en el jardín, pasearon por los alrededores y prepararon juntos una deliciosa cena para todos mientras llegaba YiBo. Cuando éste apareció por la puerta, Zhan no podía esperar para enseñarle a los gatos lleno de emoción, era como un niño con chispitas brillantes en la mirada que no dejaba de enamorarle cada día, a cada instante en que lo tenía ante sí. La velada fue amena, el padre estaba contento al tener la compañía de "sus dos hijos", no podía desear nada mejor, charlaron, rieron, recordaron viejos tiempos y se fueron a dormir.

Zhan se llevó el portátil a la cama, le tocaba a él contarle a YiBo sus últimos seis años. No quería tener secretos con él, ninguno. Comenzó con las fotos de los Estados Unidos, el campus, los edificios universitarios de Harvard y su mejor amigo allí, Tom, un chico algo pelirrojo, con barba descuidada y ojos verdes. Se habían conocido en el club de karate, entraron en competiciones, se entrenaron, viajaron un poco por el país y hasta se pelearon con unos pandilleros cuando se equivocaron de camino hacia el nuevo gimnasio que habían elegido para ampliar su preparación en los campeonatos universitarios. Había una foto muy graciosa en la que ellos estaban con un ojo morado cada uno, sonrientes y haciendo el símbolo de la victoria con los dedos. YiBo le miró:

-Sigues estando adorable con el ojo amoratado y muy sexy vestido de karateka, espero que te pongas el traje para mí deseando que te lo quite. También puedes maniatarme con el cinturón para hacerme lo que quieras.

Zhan le daba pequeños codazos ruborizado.

-¿Es que no puedes pensar en otra cosa?

-Contigo a mi lado no, despiertas mi libido a todas horas y mis pensamientos más eróticos. Hoy en el trabajo me costaba concentrarme algunos ratos pensando en ti, en todo lo que te iba a hacer en cuanto te viera. ¿Ya me vas a contestar?, ¿cuándo nos casamos?

Zhan no podía evitar reírse al escucharle mientras YiBo le besaba la boca y por toda la cara.

-Ten un poco de paciencia, ¿quieres?

-Está bien, continúa.

-Mira, estas fotos son del campeonato universitario, quedé el cuarto pero Tom fue segundo, aquí está subido en el podio. También seguimos en contacto y charlamos por videoconferencia. Ya tiene dos niños, chico y chica.

-¿No fuisteis novios?

-Solo amigos, muy buenos amigos, no es gay, congeniamos desde el primer momento y nos llevamos bien, tampoco peleamos nunca entre nosotros, no nos tocaba en los sorteos. No tengo tantas fotos bonitas y entrañables como tú, la mayoría son con clientes, grandes empresas nacionales e internacionales muy conocidas, lugares turísticos de los países en los que estuve pero iba casi siempre solo haciendo el recorrido, no me importaba, era mi elección, yo lo quise así. Muchas veces lo hacía para despejarme y no pensar, sobre todo cuando había tenido que salir algunas noches con individuos muy ricos y desagradables a los que les gustaba rodearse de mujeres u hombres de dudosa procedencia y reputación, buscando emociones fuertes. También tuve que quitarme de encima a mujeres ninfómanas y poderosas que no dejaban de acosarme por mi juventud y por mi aspecto, viejos babosos y a otros no tan viejos que me pedían sexo a cambio de darme el trabajo.

UNO DOS TRES... PERDÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora