Parte 7

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-Espero que hayas dormido, mi querido YiBo. Me temo que te he dado una mala noche pero, te tranquilizará saber que he notado cada vez que me abrazabas para indicarme que estabas ahí. Eres el mejor amigo que he tenido en toda mi vida y no quiero que nos perdamos. Cuando llegue a casa y vea cómo están las cosas, te llamaré enseguida. Apenas quedan tres meses para acabar el curso y me gustaría licenciarme, además, sé que mis padres lo querrán también y no dejarán de insistir en que regrese a la universidad entre los tratamientos para mi madre. Hare lo que pueda, de momento mis prioridades han cambiado y ella ahora es lo más importante para mí.

-Lo sé, no te preocupes por la facultad, entre los amigos buscaremos la mejor solución hablando con tus compañeros, consiguiéndote los apuntes y libros que necesites. Yo mismo te los llevaré a casa o al hospital, como tú prefieras.

Zhan saltó a su cuello para abrazarle mientras le decía "te quiero" al oído. YiBo esbozó una media sonrisa y le respondió con un "te quiero" también. Bajaron a desayunar y después YiBo acompañó a su amigo hasta la estación de trenes, eran menos de dos horas de trayecto y él quería llevarle hasta su casa, así sabría dónde es para cuando tuviera que volver, Zhan aceptó. Durante el trayecto no paraba de hablar contándole cosas sobre sus padres, sobre todo de su madre y del gran apoyo que fue siempre para él en todas las etapas de su vida. Reconocía que, al haber sido hijo único y de carácter reservado y tímido, le costaba hacer amigos o abrirse a la gente.

-¿En serio?, preguntó YiBo que le había conocido en la facultad y tenía más desparpajo, amigos y conocidos que cualquiera del grupo, era uno de los más populares del campus.

-Te lo aseguro, rió Zhan. Si me hubieras visto en la secundaría no podrías creerlo, siempre solo, sentado en los últimos pupitres, sin hablar con nadie...

-¿Y qué te hizo cambiar tanto?

 -Pues... ¡mi vecina!, rió.

YiBo le miraba sin comprender.

-Era una niña odiosa, un año menor que yo pero mucho más alta y grande y, cada vez que salía de casa camino de la escuela, ella estaba en la puerta de la suya esperándome para insultarme. Me llamaba "nenita", "princesita", "delicado", "señorita" y no sé cuantas estupideces más de ese tipo. Un día, al regresar del colegio se me acercó y me dio un empujón poniendo la pierna detrás de las mías hasta que me hizo caer al suelo. Con las manos en jarras me estuvo increpando porque no me defendí, me dijo que era un cobarde además, ¡Eres una chica!, le dije. ¿Y qué? respondió ella, ¿crees que puedes vencerme? No sé de dónde saqué el coraje, créeme pero, abrí la mano y le sacudí un tortazo. Ella se llevó la suya a la mejilla mirándome con los ojos muy abiertos, y aun tuve fuerzas para responderle que era una grosera y una maleducada, que yo no le había hecho nada para que me tratara así y que con esa actitud nunca tendría amigos. A la mañana siguiente me esperaba en la puerta pero no me dijo nada, se plantó delante de mí y yo me veía venir otro empujón por lo que me iba preparando para no caer, entonces, sacó una de sus manos que llevaba escondidas detrás de la espalda y me dio una bolsita con dos magdalenas: "Toma, las he hecho yo, espero que te gusten". Y esa fue mi primera amiga, aún lo somos. Te la voy a presentar en cuanto lleguemos porque estará en casa, es domingo.

YiBo miraba a Zhan como embobado, habían estado juntos durante casi cinco años y nunca le había hablado así, con tanta intimidad y confianza, aunque fuese sobre cosas que se habían quedado en el pasado. Se dio cuenta de que eran unos desconocidos todavía y quería saber más.

-¿Qué te gustaría hacer cuando te licencies?, ¿qué es lo que esperas conseguir?, ¿cuáles son tus sueños?, le preguntó de pronto. Zhan rió de nuevo al escuchar a su amigo plantearle estas cuestiones con tanta premura, pero le entendió.

-No lo sé exactamente, la verdad. En los pocos meses en los que he estado en la empresa publicitaria, apenas me ha dado tiempo de conocer cómo funciona el sistema laboral, solo sé que es muy distinto a lo que vivimos ahora como estudiantes. Es un mundo nuevo, implacable y agresivo en el que cualquiera se cree con derecho a ascender o a que se le tome en consideración, no importa cuántas cabezas tenga que aplastar en su camino hacia la cima y tampoco sé dónde está esa cima ni cuál será la mía. Me gustaría ser un profesional publicitario libre, lo más independiente posible y aprender de muchos campos sin detenerme en ninguno en especial, como si me fuera a quedar estancado y sin nuevas ideas que pueda llevar a la práctica. No sé si me he explicado bien.

-Creo que te entiendo, no esperaba menos de ti, de tu carácter creativo e inquieto, dijo YiBo.

-¿Y qué hay de ti, mi querido amigo?, ¿cuáles son tus metas?

-Lo mío es más simple, me temo que mi camino ya ha sido trazado por ser el hijo de un gran financiero aunque, mi padre, ya sabe que no permaneceré mucho tiempo donde no me guste estar, al menos tengo donde elegir entre un grupo que engloba a varias empresas.

UNO DOS TRES... PERDÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora