Capítulo V: Los archivos del pueblo

4.4K 504 98
                                    

El mensaje de Dora había sido bastante preciso: «Martes a la noche, 22:30 h, puerta trasera de la biblioteca de Lontford»

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El mensaje de Dora había sido bastante preciso: «Martes a la noche, 22:30 h, puerta trasera de la biblioteca de Lontford». Y aquí estamos con Alex, esperábamos a que la castaña llegara de una vez. Diez minutos más tarde, Pandora apareció vestida de pies a cabeza de negro. Nos saludó con un gesto de la mano y abrió la puerta de la biblioteca.

—¿Trataste de vestirte como Ela por qué...? —indagó Alex, confundido.

—No intenté vestirme como Ela, solo me puse así por si teníamos que escondernos, ya saben... como en las películas —manifestó al principio con obviedad y después con un pequeño toque de pudor.

Rodé los ojos. Eso sonaba ridículo, nadie vendría a la biblioteca de noche, cuando ya estaba cerrada. Nadie, excepto nosotros.

—Agradezcan que estamos en un pueblo, porque si no, mis padres habrían instalado alarmas y cámaras de seguridad —dijo una vez dentro.

—¿Por qué no lo hicieron?

—Ya les dije, estamos en un pueblo, sería muy sencillo encontrar al culpable —obvió.

—Sí, se supone que sería tan sencillo como encontrar a un asesino entre tan pocas personas, pero no lo fue —mascullé yo.

Los chicos no dijeron nada al respecto.

La mayoría subestimaba demasiado la seguridad que aportaban las comunidades pequeñas. Todos se conocían entre todos, lo que implicaba un mayor cariño, un afecto que provocaba encubrimientos.

—Primero debemos fijarnos en las computadoras, tienen cargados todos los diarios de los últimos treinta años —explicó Dora mientras señalaba el lugar al que debíamos dirigirnos.

Creo que esta era la segunda o tercera vez que entraba a la biblioteca del pueblo. Nunca había tenido un verdadero interés por los libros, los pocos que había leído habían sido lecturas obligatorias de la escuela o bajo amenaza de Ada. Ella sí amaba los libros. De esa forma había conocido a Pandora, en la biblioteca, cuando sus padres la inauguraron luego de su restauración.

—Desde que Ada murió que no entraba en este lugar, me trae muchos recuerdos —susurró Dora luego de unos minutos. Ellas pasaban mucho tiempo aquí.

—Tus padres debieron tener mucho trabajo estas dos semanas si no estuviste para ayudarlos con la clasificación y el orden de los libros —comenté, con la intención disipar el aura nostálgica que comenzaba a rodearnos.

—Lo entendieron... —dio como toda respuesta.

Alex permaneció callado. Él nunca había tenido una verdadera relación con mi hermana. Era mi amigo, no de ella. Si yo no iba a la escuela, él no se le acercaba ni a Dora ni a Ada. Pero si yo sí asistía, entonces no le quedaba otra opción que convivir con ellas. Sabía que ahora le incomodaba que nosotras habláramos de Ada, a pesar de que no decía nada.

Noche de tormenta (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora