Capítulo XIV: La verdad de los demonios

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Agarré los libros exactos que el padre de Alex le había enseñado a mi tía

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Agarré los libros exactos que el padre de Alex le había enseñado a mi tía. Todos tenían el nombre de «Vaticano» en ese extraño código. Los deposité en la mesa, conté que fueran siete y ayudé a Alex a correr los archiveros que tapaban la caja fuerte. Una vez que la pequeña puerta estuvo descubierta, Alex se quedó parado, con los ojos clavados en los números que nos permitirían el acceso a los diarios.

—No se me ocurre qué puede haber utilizado para la clave —confesó luego de unos segundos callado.

—Tiene que ser algo del demonio, algo que lo identifique —intenté ayudarlo.

—Hay muchas cosas que lo identifican, Ela, pero... ¡Los ojos verdes! —exclamó y luego el rostro se le nubló con decepción—. No hay letras, no puedo escribir...

—Tal vez sea una fecha importante para tu padre, que tenga que ver con el demonio.

—¿En qué fecha dijiste que murió tu madre?

—El ocho de marzo de 2002, ¿por qué?

—Si el demonio tarda dos meses más o menos en matar al segundo gemelo... fíjate en tu celular que día es luego de sesenta días del asesinato de tu madre —pidió, aún con sus ojos fijos sobre los números.

Y lo hice.

—Siete de mayo. —Él colocó la clave, le faltaba un número.

—¿Día de la semana?

—Martes...

—Entonces la clave es 2752002 —me avisó al mismo tiempo que la colocaba.

La puerta se abrió.

—¿Por qué dos? Creí que el martes era el tercer día de la semana.

—Sí, pero eso es más bien en los calendarios con alguna influencia religiosa o algo por el estilo, no recuerdo muy bien que me había dicho mi padre, pero él siempre dice que el lunes es el primer día... —Su voz se fue apagando.

Alex sacó los tres diarios y los dejó a un lado de los archivos del Vaticano. Cerró la puerta de la caja de seguridad y acomodó los biblioratos en su lugar.

—Yo voy a leer en voz alta, para que acabemos más rápido y los dos tengamos la misma información —anunció, sentándose al frente de la mesa. Yo hice lo mismo y saqué mi teléfono para anotar—. Bien, comencemos... Mmh... Me voy a saltear la parte formal para ir directo a los temas resumidos.

El chico comenzó a narrar un texto tedioso e interminable, el cual no aportaba mucha información.

—Alex, saltea la introducción y enumera en ítems la información destacada, por favor —le supliqué cuando el aburrimiento aumentó mi sueño.

Él se dedicó a leer en voz baja las siete páginas de información resumida, luego dejó apartado ese archivador.

—Bien, lo primero importante que dice es que no se puede verificar del todo esa información, pero que a él le resulta creíble en gran medida. Después comienza a dar su charla de las mentiras de la iglesia, ya sabes, la que nos dio toda la vida...

Noche de tormenta (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora