¡Estúpidos Semidioses!

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— ¡Mamá voy a salir a la tienda! — Grito una chica de cabello café claro con ojos grises.

—Esta bien ten cuidado y no vayas a tardar Alison — Dijo mamá preocupada.

— No te preocupes la tienda queda relativamente cerca no tardó te quiero. — Bese su mejilla saliendo de la casa.

Caminaba por las calles de Manhattan observando cada lugar, cada luz y cada persona.

Antes de reencarnar jamás había salido del país en donde vivía por lo que aprovechaba cada vez que salía para no perder detalle del lugar, otra cosa que me asombraba del hecho de renacer en otro mundo era mi nombre Alison quiero pensar que se debía a mi obsesión con PLL ya que me encantaba tanto el personaje, la manera en que manipulaba a la gente me parecía de cierta manera fascinante excepto el hecho de que fuera una mentirosa patológica eso ni siquiera yo creía que era sano.

Después de unos minutos había llegado a la tienda donde siempre me recibía el amable señor.

—¡Hola Ali! ¿Lo de siempre? — Preguntó amablemente.

— Ya me conoces, por algo hago ejercicio dos horas al día para que estos pequeños amigos tengan espacio. — Deje sobre el mostrador las dos bolsas de  papas junto con una de chocolates.

— Eso veo, las chicas de tu edad suelen ser moderadas. — Dijo divertido.

— Ellas se lo pierden. — Sonreí tomando mi compra. — Fue lindo verte nos vemos después.

—¡Ten cuidado!

— ¡Siempre! — Salí de la tienda tarareando caminando de regreso al apartamento con mamá.

Mientras tarareaba para hacer el camino más ameno una leve sacudida me tomó por sorpresa.

— ¿Qué demonios, un temblor? — Preguntó confundida viendo qué nadie pareció sentirlo.

—¡Grrr!

— No creo que un perrito haga ese tiempo de gruñido. — Mire al cielo. — ¡Más te vale que no lo que pienso!

— ¡Grrr! — Sentí en mi cuello la respiración agitada.

Voltee lentamente encontrándome con un Cerberus un perro de tres cabezas.

— ¡Te dije que no fuera lo que pienso!

El perro era... Gigante, si esa era muy buena descripción, su pelaje era color negro y sus ojos eran, no tengo ni idea de que color eran yo solo veía esos colmillos que podrían triturar mis huesos en segundos.

—¡Grrr!

Levante una mano en su dirección. — A mí no me gruñas, no estoy de humor para esto, todo iba bien había sacado un 10 en mi examen de matemáticas, mi mejor amiga y yo hicimos explotar el salón de ciencias, mamá me dijo que hoy sería noche de películas y ahora llegas tu y me gruñes como si fueras un perro del infierno que piensa que yo de entre todos soy una semidiósa o algo o no se.

Debo aclarar que al saber que reencarne aquí me puse a investigar sobre la vida de mamá y estoy completamente segura que yo no soy una semidiósa en ningún sentido, así que el hecho de que pueda ver al perro y la niebla no parezca afectarme es algo totalmente nuevo.

El perro dejó de gruñir ladeando la cabeza confundido.

— No estoy molesta contigo ¿Okay? — Me acerque a el viendo que el bajaba su cabeza hacia mi altura. — Ni se te ocurra gruñirme.

Lentamente comencé a acariciar sus orejas.

— Ahora entiendo por qué Kagome hacia esto, son tan adorables y suaves. — Sonreí contenta.

One - ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora