Chismosa

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Los baños de sangre eran comunes en este punto, no es que me agradaran pero había aprendido a perderles el asco. A veces me veía involucrada a través de habladurías de las señoritas de la corte, en otras ocasiones los caballeros eran bastante habladores si bebían más de lo que un hígado en pleno siglo 21 pudiera aguantar. 

Era cuestión de buscar el lugar y momento adecuado.

Los chismes son como la miel sobre hojuelas, fáciles de masticar y dulces al saborearlas, había descubierto mucho estos años sobre como reconocer un buen chisme, dependía de la persona y del estatus.

Entre más alto el estatus el chisme era más burdo y aburrido inventando para el caso, al contrario que lo que sucedía con aquellos quienes les servían. Plebeyos como cocineros, cocheros, ama de llaves o mucamas eran perfectas para la tarea de recolectar información precisa y sobre todo real.

Descubrir con quienes hablar era un arte poco desarrollado en estos lugares, comúnmente se llegaba al punto de torturas o dañar a alguien por información llegados al punto bien podrías ir con el gremio de asesinos.

Nadie parecía conocer el sutil arte de chismorrear entre mujeres o la hermosa estructura de las fiestas de té.

Era...por decir lo menos, sumamente divertido.

Hoy era un día normal en mi agenda, los chismes de la semana habían iniciado hace pocas horas y las bocas de todos se movían como cotorros cubriendo sus rostros con grandes abanicos y sutiles cabeceos, el vestido color mostaza que traía puesto hoy era sencillo agradable a la vista y sencillo de ignorar.

Un par de olanes en el ruedo, falda amplia y escote corazón decorado con olanes y mangas abombadas. Mi cabello rosa contrastando a la perfección con aquel atuendo apenas llegándome a los hombros en forma de rizos desechos pero que afinaban mi rostro. Ojos comunes de color marrón a diferencia de los del ML de color rojizo o los de la FL de color negro oscuro como el petróleo.

Incluso hoy me siento poética mientras devoro con gracia los pequeños macarrones que ofrece la tienda en la que me encuentro almorzando.

Las miradas ni siquiera dirigidas a la joven veinteañera que no ha contraído nupcias y usa un escote provocador, o no, las miradas son para la joven pareja de principales que fingen su relación y terminaran enamorándose después de una serie de malentendidos.

Los chismes son aún más deliciosos con el té con leche que acompaña a estos dulces franceses. 

Mi título era...oh vaya, en realidad no puedo recordarlo, después de tener una variedad inmensa durante todo este tiempo es difícil recordar el actual, después de todo no invitan a cualquier hija de vecino a las fiestas en el palacio imperial. 

Nunca espere estar en esta posición tan placentera, no importa lo que haga las miradas jamás estarán sobre mí, de hecho miren esto...

Poniéndome de pie después de pedir para llevar un par más de postres tome elegantemente el mantel de la mesa y lo jale, las copas, los vasos y platos se quebraron al contacto con el suelo, haciéndose trizas en un segundo.

Alce la mirada pero nadie parecía atento al desastre que acababa de generar, como si no existiera...

Por lo que me retire de forma tranquila y comencé a caminar por el pueblo, con mi elegante  caballero siguiendo cada uno de mis movimientos,  izquierda, derecha, izquierda, derecha de frente, detenerse en un par de vitrales interesada y seguir el paseo.

-Señorita se está haciendo tarde ¿Gusta que llame un carruaje para usted? - Pregunto solemne aquel caballero tan atractivo.

-Mmmm...está bien, el paseo de hoy ya ha cumplido su propósito por lo que podemos retirarnos a casa.- Sonreí animada. 

-Iré por el cochero, espere aquí.- Se inclino alejándose de mi lado.

Era tan servicial, yo era la señorita más joven de mi apellido, la más pequeña en mi ducado, y la más tranquila. Hermanos que eran caballeros que pasaban poco tiempo en casa, y padres ocupados con sus ocupaciones reales, y luego estaba yo. 

Yo quien no era nadie, ni siquiera el polvo o el aire se inmutaba ante mi presencia.

-¿Qué tal va tu salud mental? 

La voz de un desconocido hizo nada por alterar mi tranquilidad.

-Perfecta, ha ido decayendo gradualmente pero después de la quinta vez, me acostumbre a lo poco sorprendente que sería aquello.

Tarareo pensativo. - Comprendo, ¿Deseas avanzar?

Negue con la cabeza.- Es problemático la forma en que avanzo, he olvidado el nombre de mis padres en este escenario. 

- Blabber, te recuerdo que este fue el trato que hiciste al morir. 

-Más bien el engaño que acepte al morir. Era una duda que fácilmente podrías resolver ¿O acaso empezaremos a fingir inocencia? Creo que ese papel ya lo tiene la FL original de este mundo ¿Que tal algo más innovador para el caso? 

Sonrió de forma sutil.- La historia está llegando a su fin, una vez que termine de mandare a la siguiente...

-...y como siempre deberé de contarte cada detalle, si, recuerdo el trato.

Todos los que pasaban caminando a nuestro lado parecían tan inmersos en su propia historia que eran incapaces de notar al escritor de este mundo hablando con una peli rosa. 

-Si te hace sentir mejor, varios te han reconocido como "La chismosa" eres popular entre el fandom, al punto en que encontrarte en las historias es muestra de lo veterana que eres.

Rode los ojos cansada. - Iré a descansar por hoy, los chismes han sido flojos, tal vez mañana existan nuevos. 

-Señorita, el carrua- ¿Quién es usted? - Señalo a mi lado.

-¿Yo? 

-Si usted, ¿La está molestando señorita? - Pregunto con seriedad su mano sujetando el mango de su espada. - No viste como un noble, ni siquiera usa alguna imagen de reconocimiento de su hogar, ¿Quién es usted y porque habla tan informal con mi maestra?

-¿Blabber...? - Pregunto aquel dios confundido.- ¿El acaba de verme?

Parpadee manteniendo el rostro estoico, nadie jamás lo había podido ver, ni siquiera en lugares donde la magia abundaba o la magia oscura era potente, pero este caballero, tan inocente, joven y alto lo veía con claridad sobre todo lo escuchaba. 

Su cabello castaño no hacía nada por esconder la sorpresa que nacía en su rostro y con ello una sonrisa llena de curiosidad nació en mi rostro, parecía que los chismes ya no eran lo único interesante en este lugar, cubrí sutilmente mi rostro con mi mano enguantada mirándolo.

Su capa de color negro ondeándose a su espalda, su camisa cubriendo por la mitad su pecho, cabello corto y negro brillante y bien peinado, ojos cafés y detalles de oro cubriendo parte de su vestimenta. 

Mi corazón latió velozmente en mi pecho ¿Miedo? se sentía diferente, de alguna forma se sentía como si mi corazón fuera a salir volando lejos de mi pecho ¿Qué era esta emoción? Ladee la cabeza, no estaba segura del sentimiento que nacía en mi pero la adrenalina y la emoción que recorría mi cuerpo, se sentía tan placentera.

Por primera vez en años, los chismes parecían haber perdido su valor comercial.

Y un nuevo producto había entrado al mercado que era mi existencia.

One - ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora