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Me despedí rápidamente de Luke y salí del coche casi corriendo hasta la puerta de empleados para poder llegar lo más antes posible.

-Hola.-Saludó alegre Serenth cuando entre a los vestidores.

-¿Llegué tarde?-pregunté con una mueca.

-¿Tarde para qué?-preguntó Serenth mientras se quitaba su típico delantal.

-para trabajar.-me senté en la banca que estaba en medio de los vestidores quedando frente a Serenth.

-tienes el día libre por que Andrew cocinará.-sonrió.

-¿Entonces ya me puedo ir?-dije con alegría.

-Claro.-se desató el cabello.-disfruta con tu familia, como yo lo haré.-una amplia sonrisa apareció en su rostro, mientras que en la mía aparecía solo una muy forzada.

-Está bien, gracias y adiós.- y salí de nuevo por donde había entrado.

Caminaba por las calles de Sydney aburrida, sin nada que hacer más que mirar a parejas felices caminando tomados de la mano muy enamorados, me recordaban a Wes y a mí en Florida; mientras caminaba me encontré con un teléfono público, así que, aún que fuera estúpido por el código de país, decidí llamar a mi casa en Florida, deposité las monedas y marqué el número con el código de Estados Unidos.

-¿Qué pasa, Jhon?-mi padrastro contestó, o como me gusta llamarlo a mí, padre sustituto, al parecer esperaba la llamada de Jhon, su asistente personal.

-No soy Jhon.-reí.

-¿Aly...Alyson?-preguntó tartamudeando.

-Sí, pero por favor no le digas a nadie.-pedí rápidamente.

-No te preocupes, sólo le diré a tu madre.-mierda.

-¡No!-Exclamé.

-Está bien, pero no cuelgues.-rió.-¿Dónde estás? ¿Estás bien? ¿Necesitas dinero?-preguntó.

-no te diré, estoy bien y no necesito nada de ustedes.-okay, lo último fue un poco duro, pero odio que me crean incapaz de mantenerme sola.

-eres grosera.-dijo divertido, automáticamente rodé los ojos riendo.

-Como en los viejos tiempos, Edward. -reí.-solo quería saber cómo estaban.-dije con un tono de voz que pedía una respuesta.

-Tu madre no esta tan bien, Alyson, te extraña.-no lo creo.- llevas un año fuera de casa, ni siquiera te despediste.-no sé cómo no me odia después de que maté a Noah, su hija.

-Yo igual los extraño, pero odiaba como estábamos antes.- llevábamos cuarenta y siete segundos hablando, no podíamos hablar más de un minuto.-pero como sea, adiós pásenla bien, feliz año nuevo, navidad y todo, los quiero mucho.-colgué rápido sin esperar su respuesta.

Me dirigí al departamento con una notable sonrisa, extrañaba escuchar la voz de mi padre, tal vez no biológico, pero Edward siempre será mi padre.

-¿Hay alguien?-grité entrando a el departamento.

-¡No!-Steph gritó desde su cuarto y me dirigí a esté.

-oye, ¿qué harás hoy?-asomé mi cabeza y después entré mientras preguntaba.

-Nada.-sopló sus manos, se acababa de pintar las uñas.

-¿Quieres que encargué pizza?-lo sé, acabó de comer pizza, pero la pizza es algo de lo que no me cansó nunca de comer.

《I'm a Danger.》|L.H|  ×editando×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora