No había mucho tiempo pero si nos dábamos prisa teníamos una posibilidad de reunir los apoyos suficientes para enfrentarnos a La Liga de la Oscuridad sin que pareciese un suicidio.
-¿En qué piensas, cielo? -pregunto Philippe al verme sumida en mis propios pensamientos.
Mi cara parecía ser demasiado obvia y además Philippe permanecía pendiente de todos mis movimientos, por lo que le resultó fácil averiguar que yo estaba tramando algo.
-En que quizás podamos acabar con La Liga de una vez por todas, pero necesitaremos ayuda. Esta vez La Liga no sólo ha atacado a los humanos o a otros brujos, también ha confinado a sirenas y tritones, y también ha torturado al jefe de un clan vampiro -dije señalando a Philippe con la mano. -Han cabreado a mucha gente.
-Eso es cierto pero aún así somos pocos -dijo Philippe intentando rebajar mi optimismo, cosa que no consiguió. -Aunque todo mi clan participase, seguimos siendo pocos.
-Por eso buscaremos más aliados -añadí. -Philippe, ¿podrías reunirte con los otros clanes de la ciudad? Los vampiros sois los menos interesados en que un nigromante caiga en manos de La Liga, aparte de los humanos, claro. Quizá no consigamos el beneplácito de todos pero estoy segura de que algunos de ellos sí que nos apoyarán.
-Es probable pero aún así... -dijo dubitativo. -El problema es que si los brujos oscuros usan a las sirenas y consiguen controlarte, dará igual cuántos de nosotros estemos luchando; todos caeremos bajo tus órdenes. Habremos perdido la batalla nada más empezarla.
Esa era una posibilidad que no podíamos ignorar pero yo tenía un As bajo la manga: un tritón que podía convencer a las sirenas del acuario de no seguir las órdenes del Lord Shadow. Era una apuesta arriesgada pero teníamos que intentarlo.
-Esas sirenas no están ahí por voluntad propia, así que no creo que le tengan mucho cariño a La Liga. Seguramente las habrán amenazado con no devolverlas a su hogar si no obedecen.
-En realidad, es mucho más retorcido que eso -añadió Rober. -Esos brujos son unos auténticos hijos de puta -Pocas veces había visto a Rober hablar de esa manera por lo que deduje que debía de tratarse de algo bastante grave. -Tienen un segundo acuario, mucho más pequeño que sobre el que caminamos por ese laberinto.
-¿Hay más sirenas? -pregunté.
-Sí, pero eran sólo niños -dijo consternado. -Hay una gran sala que es como un enorme despacho. Por lo que he descubierto, es donde tu tío pasa casi todo el día, en muchos casos en compañía de Elizabeth -Aquel último comentario me dejó realmente sorprendida. Lo último que me esperaba es que aquella chica con pinta de muñeca de porcelana tuviera un lío con mi tío. -El caso es que una de las paredes de esa sala es de cristal, y tras ella, varios tritones y sirenas se agolpan desesperados por salir de aquella urna acuática. Parecían sólo niños. Si fuesen humanos, diría que tenían entre seis y doce años.
-¿Seis años? -pregunté horrorizada.
-Sí. Algunos eran muy pequeños. Parecían tan asustados...
-Entonces imagino que habrán amenazado a las sirenas que vimos bajo el suelo con hacer daño a aquellos críos si no colaboraban. Seguramente sean sus hijos.
-Sé que esto puede sonar cruel pero podemos utilizar eso en nuestro favor -interrumpió Philippe. -Si conseguimos convencerlas de que queremos ayudarlas a liberar a sus hijos puede que nos ayuden, o que por lo menos no intenten manipular tu mente - dijo mirándome directamente a los ojos. - Lo malo va a ser acercarnos a ellas y que nos dejen explicarnos antes de que comiencen a cantar.
-Yo tengo la solución a ese problema -dije sonriendo con cierta suficiencia. -Jayden puede hablar con ellas antes de que nosotros aparezcamos y explicarles lo que sucede.

ESTÁS LEYENDO
La nigromante (TERMINADO)
Paranormal¿Una medium? ¿Una bruja? ¿O algo mucho más antiguo y poderoso? Carol es una chica de apenas dieciocho años que quedó huérfana nada más cumplir los tres. En su primer día de universidad conocerá a César, un misterioso chico lleno de tatuajes que par...