Escuchaba disparos por todas partes, el olor a pólvora me abrumaba. Un tirón en el brazo de parte de Max logró que mi cuerpo no hubiera impactado con la bala que uno de los guardias había lanzado.
¡Dios mío, había estado a punto de morir! Otra vez. ¿A caso nunca podría tener siquiera un día normal?
Seguí a Max por un pasillo de la taberna que daba a la cocina mientras que James e Ethan se quedaban atrás entreteniendo a los policías.
–¡Por aquí Harriet, rápido! –susurró Max levemente agitado y con las mejillas sonrojadas.
Mis pasos resonaban fuertemente a medida que avanzaba y mi corazón se aceleraba deseando que el estruendo que se estaba produciendo más atrás fuera lo suficientemente ruidoso para que mis pisadas no nos delataran.
–¡Ey, los otros dos se han ido por allí!
La voz del policía hizo que por un segundo mi corazón dejara de latir.
Max abrió una de las puertas y acabamos en la cocina de la taberna.
¡No hay salida! Voy a morir.
Max se arrodilló con rapidez en el suelo, dispuesto a levantar una gran loseta.
–Pasadizo secreto. –aclaró.
Unas viejas escaleras de madera continuaban por el pasadizo que tan sólo estaba iluminado por un par de farolillos.
–Rápido Harriet. –dijo adentrándose en aquel espeluznante lugar.
–¿Y los demás? –pregunté preocupada.
–¡No hay tiempo! –exclamó exasperado. –Ellos sabrán volver.
Y muy a mi pesar, seguí a Max por el pasadizo mientras que desde abajo escuchaba el sonido de disparos, gritos y fuertes pisadas que provocaban que todo temblara.
–No les tendríamos que haber dejado solos, maldita sea Max. –dije avanzando rápido por el estrecho pasillo.
–No es la primera vez que pasa, saben el procedimiento que hay que seguir.
–¿Acaso tienes sentimientos? –pregunté enfadada. –¡Pueden haber muerto!
Max gruñó exasperado. –Saben lo que hacen. Lo importante es que tú salgas viva.
–Oh claro, pero solamente porque al parecer tengo unos poderes muy extraños, que, por cierto, ni siquiera sé controlar. Sinó, yo no te importaría nada.
–No es eso.
–Sólo una gran parte. –dije intentando quitarle una importancia que evidentemente tenía.
–Voy a por los otros. –dije decidida dándome la vuelta y empezando a andar rápidamente.
–Tú no vas a ningún lado. –dijo Max firmemente agarrándome de la muñeca. –Si sales allí afuera vas a morir. – dijo suavizando el tono. Su mirada preocupada hizo que mi corazón se ablandara y suspiré derrotada.
–Si que me importas Harriet, no son tus poderes, todo lo que viviste en Paradise ten por seguro que a pesar de que era bastante extraño era lo más acercada que habías estado a la realidad y todos los momentos que pasamos juntos te juro que ha sido lo más real que he vivido en toda mi vida. Cómo, por ejemplo, cuando no tenías ni idea de que cubierto utilizar para la cena. –habló formando una sonrisa ante esto último.
Reí ante el recuerdo. –Las apariencias poco importan. –murmuré. –Mírame ahora toda cubierta de tierra, pero podré sobrevivir. –dije encogiéndome de hombros. –Aunque me extraña que al príncipe le guste todo esto de las tácticas militares.

ESTÁS LEYENDO
Paradise
FantastikYo soy la esperanza de este mundo y que este título recaiga sobre mí ha hecho que me enfrente a problemas inusuales, salí de mi sueño y ahora estoy en una pesadilla de la que no puedo despertar. ¿Y tú? ¿Cómo sabes que no estás en un sueño? ¿Desperta...