Capítulo 13

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James se sentó en el borde de la cama y yo imité su gesto, incómoda.

–¿Acaso eres un vampiro? –pregunté señalando el hecho de que la habitación estaba completamente a oscuras.

Él se movió hasta el escritorio o lo que suponía que era el escritorio, porque casi no veía nada, y encendió una pequeña lamparita que iluminaba escasamente la habitación.

Está bien, nada de comentarios graciosos, lo he pillado. Esperé en silencio por una respuesta a las dos opciones que le había planteado y formé una sonrisa con mis labios instándole a que se tomara el tiempo que le hiciera falta.

–Yo...creo que elijo la primera opción. –habló mientras se estrujaba los dedos nerviosamente.

–Vale. –sonreí.

–Tengo que contarte algo, y tienes que saber que tú no tienes la culpa de nada. –estaba comenzando a asustarme. –Solamente lo saben los chicos, ni si quiera mi hermana.

–Vale. –afirmé ahora con una sonrisa forzada.

–Es sobre tu padre.

Inmediatamente mi pulso se aceleró.

–Cuando lo viste aquella vez que volviste de Paradise se comportó de una forma extraña contigo, ¿cierto?

Yo asentí a su pregunta sin entender a qué punto quería llegar, la verdad es que no había pensado mucho en eso a causa de los entrenamientos, pero era cierto que me extrañó mucho aquella actitud y seguía sin creerme exactamente las palabras que me dijo Max, notaba que algo no estaba bien con ellas, pero en ese momento lo dejé pasar.

–Me mandaron protegerte por algo, y ese algo aún no era el gobierno que nos retuvo en Paradise. Mi madre quiso que te protegiéramos de algo, porque si te dejábamos allí con él iba a acabar matándote. Tú no te acuerdas Harriet, pero antes de que yo llegara, cuando tan solo tenías cinco años, tu padre te pegaba, así que nos aseguramos de que no volviera a tocarte de aquella forma.

Sus palabras producían eco en mis recuerdos.

–Se empezó a medicar Harriet, él nunca te lo dijo, pero su comportamiento empezó a preocuparle, hasta que un día se le acabaron las pastillas, tu volvías a casa, era el día en el que nos habíamos conocido, sufriste un gran shock que te bloqueó aquel recuerdo Harriet. Él iba a entrar a tu habitación. –James hizo una pausa, su voz estaba entrecortada mientras relataba la historia, mis ojos se aguaron, tenía la constancia de algunos vagos recuerdos, pero veía a James a los ojos y cada vez me convencía más de que eso había sido real.

–Subí a tu habitación cuando vi sus intenciones, te estaba agarrando del cuello. Intenté interponerme y me golpeó contra la pared. Antes había pedido ayuda de Max, no podíamos permitir que tu padre desapareciera de tu vida como si nada, y menos al darnos cuenta de que no recordabas nada de aquella noche con tantos golpes que te dio antes de que entraras.

–Así que, aparte de cuidarte durante estos dos años, mantenía la vigilancia en tu padre. Me molestó tanto que lo vieras con tanto cariño después de hacerte lo que te hizo...Y no niego que no fuese una buena persona, cuando estaba en Paradise hizo todo lo posible para combatir contra el gobierno, pero cuando se escapó del proyecto activando así un estado de alarma y cuando tu madre murió dentro del proyecto, todo eso le dejó factura.

Su vista agachada durante todo el relato ahora se levantó para asegurarse de mi reacción.

Mis manos temblaban e intenté contener ese nudo que amarraba mi garganta con fuerza.

–¿Te pegó más veces? –pregunté intentando contener la rabia.

James desvió la mirada evitando contestar, pero con ese simple gesto, ya me había dado la respuesta.

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