⚠️ ADVERTENCIA DE 🍋🍋🍋
Esta historia está ambientada en el mundo de alphas y omegas.
A excepción de que tiene toques de fantasía y algún que otro cambio para darle emoción a la historia.
Te encuentras en el mundo normal en que es común ir a clase...
El día de la cita era hoy, Kirishima había pensado ir a llevarte a comer después de las clases, por suerte habías ido el día anterior con Mina a comprar ropa para la ocasión; aun te pitaban los oídos por lo mucho que gritó de la emoción al contarle que ibas a tener una cita con Eijirou.
Te colocas el vestido que compraste y te miras al espejo, te sientes fuera de lugar y no tienes claro si vas muy formal, ya que no te conoces la zona y no sabes a donde te va a llevar.
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Suspiras nerviosa con el estomago revuelto y el corazón acelerado, si bien era cierto que habíais echo más que estar juntos en una misma habitación, también lo era que todas esas situaciones se habían dado bajo los influjos de vuestro segundo sexo.
Ambos queríais ser vosotros mismo ese día, tener una cita normal, donde tratas de impresionar a la persona que te gusta.
Llaman a la puerta de tu habitación y sientes que casi se te sale el corazón del pecho.
Abres esta con nerviosismo y lo primero que te encuentras es un ramo de rosas que te tapa prácticamente todo a tu alrededor, toda tu mirada se centra en esas magnificas flores.
Las coges con una sonrisa tímida y tras ellas encuentras a un Kirishima con traje y aparentemente nervioso y emocionado.
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- E-estas preciosa. – te alaga con los ojos brillante –
- Gracias, tú te ves genial, estas muy guapo. – contestas con un leve sonrojo en las mejillas –
- ¿Vamos? – te pregunta ofreciéndote su brazo –
Asientes con una gran sonrisa en el rostro y antes de cogerlo dejas las flores sobre tu cama.
Camináis por el lugar entre risas, contando historias graciosas que os han pasado a lo largo de vuestra vida, vuestros primeros cumpleaños, lo que os gusta y lo que os desagrada, hasta llegar al restaurante.
Te quedas maravillada al entrar, es un sitio rústico, pero elegante, enredaderas cuelgan del techo, paredes de ladrillo rojo y la estancia es iluminada con grandes bombillas de tonos cálidos.
