🔥Primer paso🔥

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Los recuerdos de una vida que ya no te pertenece se te aparecen en sueños a modo de pesadilla, atormentándote, asfixiándote y obligándote a despertar.

Un pequeño grito sale desde lo más profundo de tu garganta, tienes sudores fríos y el corazón latiéndote demasiado deprisa. Miras el despertador aun con la mente acelerada, son las seis de la mañana, te has despertado media hora antes, pero no te importa, ya que sabes que no vas a poder volver a dormirte.

Coges tus cosas y te diriges a los baños comunes, te aseas y te quedas mirando tu reflejo en el espejo, te preocupa no reconocer a la persona que ves o recordar la que fuiste, te preguntas si algún día volverás a la normalidad a pesar de todo, a volver a reír, a salir, tener amigos o dejar de tener pesadillas.

Te notas normal, quizás un poco pálida, pero exteriormente pareces eso, normal, pero en el fondo sientes una pesada carga en el pecho que te dificulta respirar y reír.

Te recoges el pelo y le dedicas una sonrisa un poco forzada a tu reflejo para darte ánimos en este día.

Al entrar a clase lo primero que te encuentras es a un sonriente y nervioso Kirishima que te saluda desde el final del aula, mientras te señala el sitio vacío a su izquierda.

Recorres la sala y te sientas en dicho pupitre.

- ¡Buenos días! – te saluda con una gran sonrisa –

- Buenos días, Kirishima. – le devuelves el saludo –

Normalmente siempre es alegre, pero ese día su actitud te parecía extraña, no paraba de sonreír y de intentar hablar contigo en cada momento con charlas un tanto estúpidas y sin sentido, como el echo de que te preguntara de que color era tu sacapuntas.

Cuando toca el timbre del almuerzo se levanta de golpe provocando que la silla caiga contra el suelo y se gira hacia ti con convicción.

- ¡Almorcemos juntos!

Te pilla de sorpresa tanto entusiasmo y casi se te cae de las manos el monedero; como ibas a quedarte indefinidamente y no tenias familia allí, los profesores habían decidido aportarte ayuda financiera, asique cada mes recibías una suma de dinero razonable.

- C-claro.

Camináis por los pasillos y notas la forma tan robótica de moverse de Kirishima, en tu cabeza no parabas de preguntarte porque estaba tan jodidamente raro.

Llegáis al comedor y cada uno coge su bandeja con comida y él te guía a una mesa apartada donde os sentáis solos.

- Pensé que íbamos a ir con los demás. – dice sentándote –

- N-no, pensé que estaría bien almorzar tú y yo solos esta vez. – contesta riendo con nerviosismo –

- Esta bien, pero ¿qué te pasa hoy? Estas rarísimo.

- ¿Raro? ¿yo? Pfff para nada, serán imaginaciones tuyas. – se sienta y se mete la primera cucharada de comida en la boca –

- En serio, ¿Qué pasa? Se que me estas ocultando algo. – das un bocado a tu almuerzo, mientras lo miras a los ojos –

- N-no, yo, quiero decir, em – suspira – esta bien, me has pillado.

- Tampoco había que ser un genio. – bufas –

- Es solo que no quiero estropearlo todo, acabamos de volver a hablar y me preocupada decir o hacer algo que te lleve a tomar le decisión de volver a ignorarme.

Lo miras sin saber que decir, si las circunstancias fueran otras le habrías dicho que no tenia nada de que preocuparse, pero no era verdad, estabas esperando a la defensiva a que volviera a cometer un error de la misma magnitud, no porque quisieras alejarte sino porque ahora sin quererlo tenias un poco de miedo. En realidad, eran los Alpha lo que te preocupaba.

- Aún es pronto, Kirishima, pero solo debes actuar normal y el tiempo decidirá que camino escogeré. No puedo culparte de todo.

- Si que puedes... - susurra para si –

- ¿Qué?

- No, nada. Esperaré.

Estaba esperando que le culparas, que por fin le gritaras, quería verte enfadada con él, no deseaba ver como te marchitabas a cada día que pasaba porque no quisieras culparle, porque querías creer que fue culpa de su naturaleza, pero necesitaba que lucharas, gritaras y maldijeras, y mientras te observaba estaba decidido a hacerte despertar.

La unión de la sangre. (Kirishima X Tú) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora