xiv.

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VESPUCCI BEACH ERA TRANQUILA, NO había mucho ajetreo en ella y eso era sorprendente por la cantidad de criminales que habitaban en la ciudad

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VESPUCCI BEACH ERA TRANQUILA, NO había mucho ajetreo en ella y eso era sorprendente por la cantidad de criminales que habitaban en la ciudad.

El lugar en el que marcaban las coordenadas era justo ahí, por lo que en la noche me aventuraría a saber porque justamente ese lugar.

La herida de mi estómago estaba sanando por lo que no tenía dolores constantes en la área que fue afectada.

Gavin se encontraba en la cocina preparando el desayuno mientras yo estaba haciendo el reporte para Jeffrey en mi habitación.

¿Qué es lo que haría después de subir mi rango a detective? Me iría de nuevo de Los Santos y regresaría a Detroit, seguir mi vida allá con Gavin y volver a mi rutina habitual. Era deprimente pero esa era la única opción que me quedaba.

Miré un lado del pequeño escritorio blanco y ahí se encontraba la nota en donde estaban las coordenadas y la hora.

Era extrañamente curioso que el Ejército Celestial haya decidido adentrarse a Los Santos solamente para hacer ese anuncio, tenían a Detroit para eso pero se decidieron por esta ciudad. Jack había dicho que la gente de aquí era ignorante, creerían sin dudar ningún momento en lo que la mujer había presentado por la televisión.

—¿Estás bien?

Me sobresalté un poco ante la presencia repentina de Gavin en la habitación pero asentí mientras guardaba rápidamente la pequeña hoja en un cajón.

—Lo estoy.— Lo miré con una sonrisa pequeña.

Anderson soltó un pequeño suspiro mirándome con tranquilidad.

—Tengo que irme. Mañana regresaré a Detroit para pedir mi traslado y tal vez dure unos cuantos días allá.

—Sabes que no es necesario hacerlo, Anderson. Resolveré el caso en muy poco tiempo y regresaré a Detroit.

El de ojos grises se acercó hacia mí y colocó ambas manos en mi cintura.

—Tengo el presentimiento que será lo contrario, Heather.— Sus manos ahora se había entrelazado con las mías mientras me miraba.

Sus palabras me habían dejado un poco extrañada: ¿Por qué sería todo lo contrario? Si es que lo decía por Jack, estaba realmente equivocado en ello, pero había algo que no era exactamente eso.

—Tengo que irme, me iré por la noche.— Continuó para después depositar un beso en mi frente.— Te quiero.

No respondí ante eso, solamente le dediqué una sonrisa mientras veía como se alejaba de mí y se iba del departamento, pasando varios segundos escuché la puerta de la entrada abrirse y cerrarse.

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𝐇𝐄𝐀𝐓𝐇𝐄𝐑; JACK CONWAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora