EL FUEGO ESTABA SIENDO apagado por los bomberos mientras que los oficiales arrestaban a Elizabeth y a sus restantes.
Jack y yo estábamos en silencio, ni siquiera nos dirigíamos la mirada ni hacíamos otro tipo de contacto y entendía su silencio, el cual me estaba matando lentamente.
—Jack...
—¿Por qué no me lo dijiste?— Su tono de voz bajo y podría jurar que escuchaba rencor en ella.
Los dos nos habíamos detenido y nos miramos mutuamente, él con su ceño fruncido y yo sin sentimiento alguno.
No podía volver en el tiempo para remediar ese daño y por más que lo quisiera habría fallado, no había una mínima probabilidad de que los salvara sin que antes me hubiesen asesinado ahí mismo.
—Cuando los miré, no pude reconocerlos tan fácilmente pero había algo en ellos que tenían algo en común conmigo.— Pronuncié mis palabras teniendo cuidado de no equivocarme y escoger las correctas.— Cuando apunté a Torrente, parecía que algunas de mis memorias habían regresado y me di cuenta de quien era él realmente.— Lo tomé de las manos con delicadeza sintiendo una corriente eléctrica, para así mirarlo a los ojos.— No había oportunidad para salvarlos, Jack.
Su silencio lo decía todo. No quería quedarme y esperar una respuesta que jamás llegaría, por lo que solté sus manos bajando mi mirada e irme de ahí, pero sentí un tirón en mi brazo y con sorpresa alcé mi mirada encontrándome con el rostro sereno de Jack.
—Esa no eras tú.— Colocó su mano en mi cintura tomándola con firmeza.— Hicimos justicia por Torrente y Leonidas derrocando al Ejército, los dos somos libres ahora.— Tomó mi mano con delicadeza y empezó a acariciar de ésta.— Soy una mierda para este tipo de cosas pero quiero que vengas conmigo, Heather. Quiero estar a tu lado como lo quise hacer desde un principio.
Conway no era la persona más romántica que conocía pero eso era de lo que me había enamorado, habiendo tantas personas en Los Santos y en el mundo tuve que enamorarme de él. Mis sentimientos siempre fueron lo mismo pero los escondía profundamente en mi corazón, era un imbécil que amaba demasiado.
—Te seguiré amando hasta en las siguientes vidas, Jack Conway.
Y enfrente de las llamas ardientes y el edificio derrumbándose, nos fundimos en un beso que era el sello de nuestro amor y el para siempre en nuestra historia. Lo seguiría amando hasta que nuestras almas se reencuentren y nos volvamos uno mismo, y sabía que muchas personas decían que Conway no tenía alma alguna ni piedad, pero todos estos actos significaban lo contrario.
Hice justicia por todos los honorables oficiales caídos, su muerte no quedaría impune después de todo.
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𝐇𝐄𝐀𝐓𝐇𝐄𝐑; JACK CONWAY
FanfictionNadie puede romperme ahora. Nadie puede enamorarme. Nadie volverá a hacerme daño. Nadie sabe lo que pasé. ¿Entonces por qué me siento así? El miedo y los nervios vuelven. Prometí no volverme a sentir así. El trabajo es más importante. La misi...