MIGUEL Y LOS DEMÁS ARCÁNGELES estaban en la sala de reuniones por petición del primer arcángel mencionado.
—Sabemos perfectamente que podríamos internar a Jack Conway en el hospital por su diagnóstico que se le dio recientemente.— Miró a Remiel, la cual se encontraba en un lado suyo.— ¿Podrías decir ante todos cuáles fueron sus resultados, Remiel?
La mujer de rostro sereno asintió y tomó una carpeta la cual venía en letras pequeñas el nombre completo de Jack.
—El señor Conway sufre de regresiones, eso significa que piensa que sus dos hijos y esposa siguen vivos. Los golpes en la cabeza le recuerdan a las torturas que sufrió en la guerra y tiene una leve adicción a la nicotina cuando se siente estresado.— Tomó la hoja que leyó y la dejó en la mesa para que los demás arcángeles leyeran.— La señorita Reed sufría de ataques de ira y tuvo problemas con el alcohol en su pasado.— Dejó la otra hoja en la mesa y los miró.— La agente Reed es importante en nuestro plan, pero su mente no está sana como la de nuestra.
—Dijiste que tienes conocimientos sobre la lobotomía cerebral, Remiel.— Habló Sariel.— Tengo entendido que no sólo ayuda al cerebro de la víctima, sino que también podemos tenerla como una fiel seguidora que no se opondrá a nuestras decisiones.
—Tienes razón, Sariel.— Habló Miguel con una sonrisa para después mirar a la mujer que estaba en un lado suyo.— La ceremonia de bienvenida se llevará a cabo mañana, por mientras quiero que hoy se realice la lobotomía para Reed.
Miguel se dio la media vuelta lista para retirarse de la sala de juntas, pero Gabriel la interrumpió con una pregunta.
—¿Qué es lo que le haremos a Conway, Miguel?
La de cabello blanco se quedó en silencio por unos segundos hasta que contestó la pregunta del mensajero.
—Prosigan con el plan C.
Miguel salió del lugar con una sonrisa pequeña. Tenía en mente la reacción de Jack cuando viera por última vez a Reed.
El olor a suero era lo que caracterizaba en la habitación en la que se encontraba. Suero, medicina y la tristeza eran los principales olores en la habitación blanca.
Jack abrió por completo sus ojos, estaba en una cama de hospital blanca pero no eran las habitaciones del hospital central de Los Santos, era muy diferente debido al color de las paredes y el silencio.
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𝐇𝐄𝐀𝐓𝐇𝐄𝐑; JACK CONWAY
أدب الهواةNadie puede romperme ahora. Nadie puede enamorarme. Nadie volverá a hacerme daño. Nadie sabe lo que pasé. ¿Entonces por qué me siento así? El miedo y los nervios vuelven. Prometí no volverme a sentir así. El trabajo es más importante. La misi...