EN LAS MONTAÑAS SE ENCONTRABA el hospital psiquiátrico de Los Santos. Era grande y rústico, la mayoría de personas no conocían de su ya que su mención era poca y casi no se le tomaba importancia.
Pero la mayoría de hospitales psiquiátricos antiguos ocultaban algo, siempre era así.El hospital psiquiátrico Lockhart of the Mountains fue conocido en los años 40s por la lobotomía cerebral, los electrochoques, trepanaciones y sus demás terapias excéntricas y antiguas.
Los pacientes de ese hospital en su mayoría eran de la tercera edad, no había ningún paciente que tuviera menos de 40 años.
Aunque muchas personas creían que los hospitales psiquiátricos eran tétricos y sin color, Lockhart of the Mountains era lo contrario; tenía un gran jardín en donde los pacientes pasaban el tiempo, las flores coloridas y el jardín verde era lo que animaba a los pacientes de seguir ahí, no querían salir de esa realidad que se les había concebido. Aunque tampoco era posible salir de ahí a la primera.
Como todos los hospitales, había un sótano en el que no sólo el personal podía estar ahí, sino que también cierta mafia podía entrar ahí sin recibir alguna queja.
Había una integrante del Ejército Celestial que conocía ese hospital más que nadie, conocía las prácticas que se habían hecho y las que se siguen haciendo.
El arcángel Remiel tenía la autorización de estar ahí ya que uno de los fundadores de ese gran hospital fue un familiar muy cercano a ella.
El sótano del hospital era una de las áreas favoritas de Remiel ya que ella era la encargada de hacer las operaciones y demás.
Habían pasado un par de horas desde el acontecimiento entre el superintendente del CNP, la agente Reed de Detroit y el arcángel Miguel del Ejército Celestial.
Miguel se encontraba de pie en una habitación blanca y enfrente suyo estaba Heather, la cual se encontraba amarrada a una silla de los pies y manos. No portaba su vestido negro de hace unas horas sino que ahora tenía uno blanco, ya que Miguel no aceptaba un color oscuro en la ropa. Aborrecía los colores oscuros ya que le parecía deprimente, no irradiaban energía como lo hacía el color blanco. No era de Dios.
El olor a medicina y el silencio habitaban en donde me encontraba. Mis ojos se abrieron lentamente por la luz blanca y cuando quise mover mis manos para cubrirme de la luz, sentí que mis muñecas estaban presas por cinturones de cuero al igual que mis piernas.—Veo que despertaste.— Una voz tranquila habló por lo que abrí los ojos y me encontré con una mujer vestida con un traje blanco y cabello del mismo color.
Ella pareció leer mi expresión cuando vi que se trataba de la mujer que había transmitido el mensaje ya que una sonrisa se formó en su rostro.
—¿Dónde...
—Tranquila, él está en otra habitación. No trates de gritar, lo único que provocarás será un gran dolor de garganta y que te seden nuevamente.
Así que no era la primera vez que despertaba.
Me quedé por unos segundos en silencio mirándola sin alguna expresión, mientras que ella me miraba con una diminuta sonrisa tranquila. Transmitía una paz terriblemente incómoda.
—¿Qué es lo que quieres de mí?— Pronuncié arrastrando mis palabras mirándola directamente a sus ojos azules.
—¿Acaso no es obvio, querida?— Preguntó acercándose a mí con pasos lentos.— Tienes tanto talento como para desperdiciarlo siendo un seguidor de esos corruptos que se les hace llamar la justicia.
—Ustedes son una mafia que se hacen llamar "Ejército Celestial" pero lo único que hacen es llevar a las personas a la ignorancia.
—La policía ha cometido atrocidades a ciudadanos inocentes.— Miguel se detuvo justo cuando estaba unos centímetros cerca mío.— Y hay uno que te hizo sentir terriblemente mal; hirió tus sentimientos de una forma tan simple y dolorosa. No lo encontraste teniendo relaciones con otra persona ni mucho menos viste como él besaba a una mujer.— Acercó su rostro al mío, sus ojos azules parecían ver lo que pasaba dentro de mí.— Descubriste que él en realidad era feliz con Julia, una mujer pelirroja con una gran belleza.
—Él jamás me importó.
—Él se veía tan relajado con ella y tan feliz, parecía que sus sentimientos eran mutuos.— Siguió, ignorando mi comentario.
La escena de hace años pasó de nuevo por mi mente. Cerré con fuerza mis ojos evitando a toda costa tratar de recordar lo que viví en persona.
—Se veían como una feliz pareja, ¿pero cuál era la realidad?
—¡Es suficiente!
—Julia tuvo lo que siempre quisiste. Dos hermosos hijos y al hombre que sigues amando.
Las lágrimas ahora deslizaban rápidamente de mis mejillas y sentía como mi respiración se aceleraba, mis sollozos eran fuertes. Recordaba con exactitud lo que había sentido en aquellos momentos y como él jamás me marcó para explicarme lo que sucedió, ni siquiera un perdón.
Sin darme cuenta, la ira empezaba a nublar mi vista, mis pensamientos estaban acelerándose. La misma opresión en el pecho y los temblores empezaban a regresar.Mi cabeza empezó a golpearse frenéticamente en el respaldo de la silla, quería librarme de esa sensación lo más rápido porque era una maldita tortura que no quería volver a sentir.
Miguel pareció satisfecha ante mi ataque de ira ya que se había alejado de mí con una sonrisa, mirando como me golpeaba a mí misma tratando de parar los recuerdos de aquel tres de diciembre.
Aunque no lo crean, las cosas se empezarán muy interesantes así q no se pierdan ningún capítulo d esta historia xq al chile si a mí me gustó a ustedes les tiene q gustar.
fav para moar.
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𝐇𝐄𝐀𝐓𝐇𝐄𝐑; JACK CONWAY
FanfictionNadie puede romperme ahora. Nadie puede enamorarme. Nadie volverá a hacerme daño. Nadie sabe lo que pasé. ¿Entonces por qué me siento así? El miedo y los nervios vuelven. Prometí no volverme a sentir así. El trabajo es más importante. La misi...