Cap XVIII

383 39 35
                                    

El sol cada vez iba descendiendo y un apuesto chico pelos naranjas oscuros caminaba con nervios y pesar.

Mafuyu: hoy toca ensayo con Yukemori-kun...

El pelinaranja no sabía si el azabache vendría, no hubo respuesta al mensaje donde tuvo que terminar abruptamente con él, solo un visto era marcado en aquella conversación.

En realidad no tuvo que pensarlo mucho su celular vibró dentro de su pantalón y el joven de ojos almendrados lo cogió rápidamente, pues pensaba que uno de los dos muchachos que estaban en su casa había sufrido un accidente o les hacía falta algo.

Yukemori Routa

Sato, iré hoy al ensayo, en realidad ya estoy en camino no tardó.
5:45 PM

Ah y no te preocupes, no tengo ningún resentimiento, aún somos amigos, ¿verdad?
5:45 PM

Perdón que te abarrote de mensajes, pero es que realmente quiero saber cómo has estado, ¿Estás bien?¿Te falta algo?¿Te llevo algo?¿Te dio alguna gripe?¿Estás comiendo bien?
5:45 PM

Mafuyu no respondió nada, solo seguía caminando con más prisa, puesto debía hacer que esos jóvenes infantiles se vayan.

_____________________

Los dos jóvenes estaban saltando a competencia en la cama de Mafuyu, mientras carcajeaban una y otra vez.

Uenoyama: nunca pensé que la cama de Mafuyu sea tan blanda– dijo el ojiazul para seguir saltando

Yuki: te dije que era buena idea, ha tenido esta cama desde que lo conocí y sigue siendo igual de rebotona!!– el rubio saltaba y saltaba mientras sonreía

Uenoyama: Kedama únete!¡– diciendo esto dio un brinco al suelo para coger al Pomerania que no dejaba de ladrar con rabia hacia abajo– que pasa?? Ya no te alegra verme??

Yuki: no es eso tonto, escucha– el rubio brinco al suelo para luego escuchar toqueteos en la puerta principal– ¿será Mafuyu?

Uenoyama: a lo mejor, pero ¿porque Kedama está tan exaltado?? Si se supone que es Mafuyu– dijo el ojiazul soltando al cachorro blanco, para coger una escoba– debe ser un ladrón..

Yuki: un ladrón te va a tocar la puerta... Y cuando le abras, te va a preguntar ¿Oye amigo te puedo robar? Que lógica Ue!¡– dijo el rubio para caminar con serenidad hacia abajo.

Uenoyama en cambio seguía exaltado, temía que sea alguíen peligroso que pueda dañarlos a ellos o a Mafuyu.

El rubio sin embargo bajo completamente fresco, con su ropa algo desordenada, y los cabellos alborotados debido a la actividad que había realizado. Al abrir la puerta observó al chico de ojos de diferentes colores y cabello azabache verlo con seriedad.

Routa: puedo saber, ¿Que haces aquí?– el chico de ojos distintos observó al pelinegro bajar en las mismas condiciones, lo cual generó un pequeño espasmo dentro suyo– y él también, ¿Que haces aquí los dos?

Yuki: nada que te importe, ¿A que viniste?– respondió con superioridad y autoridad el rubio– ¿Se te perdió algo? – más una mano de buen tamaño cogió su hombro

Nuestro Error (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora