todo cambia | trueno

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Llegamos al nuevo colegio de Martina, la acompañe hasta dirección, dónde la directora la recibió para poder mostrarle el lugar. Luego de unos minutos me encontraba saliendo para dirigirme a mí casa, pero una persona se interpuso en mí camino, chocandose conmigo, haciendo que caiga al suelo.

—¿Por qué no te fijas por donde caminas pelotudo?— cuestioné enojada, levantandome del piso.

—Apa, ¿y con esa boquita decís mamá?— cuestiono con una sonrisa burlona. Lo observé, tenia una gorra y lentes, asi que no pude ver su cara pero juraría que esa sonrisa de algún lugar la conozco.

—Permiso— lo empuje levemente, saliendo del edificio.

—Chau morocha— se despidió desde la puerta, gire mí cabeza, estaba mirándome. Le sonreí falsamente y segui con mí camino.

—Vos... Vos sos ptazeta— un chico se puso frente a mí, parecía ser más chico que yo; sonreí levemente y asentí—. ¿Nos podemos sacar una foto?— pregunto de forma algo tímida, yo no pude evitar soltar una leve risa.

—Si, obvio— afirmé, viendo como el sacaba su celular. Nos tomamos algunas fotos y luego me abrazo.

—No puedo creer que estés en Buenos Aires— comento con emoción.

—Si, larga historia— respondí sonriente—. Pero bueno, acá estamos...

—Gracias posta. Te dejo, no te robo más tiempo— yo negué, no había que agradecer nada. Nos despedimos y yo seguí caminando rumbo a mí nueva casa.

Al llegar tire la mochila a un lado y me saque las zapatillas, dejándolas al lado de la puerta.
Me acosté en el sillón y me puse a ver las redes, me habían etiquetado en varias fotos y ya varias personas se enteraron que estaba en Buenos Aires.

Estuve hablando por llamada con otra de mis mejores amigas hasta que se hicieron las doce y media. A la una salía Martina del colegio; iba a ir caminando total no me queda tan lejos. De paso conocía un poco mas el lugar.
Conecte mis auriculares y empecé a caminar escuchando "7 rings" de Ariana Grande.

Al llegar me pare al lado del portón de entrada, saque mí celular y vi que faltaban cinco minutos para que saliera Martina. Aproveche y cruce al negocio del frente para poder comprar una gaseosa.
Volví a cruzar al ver qué las puertas se abrían, dejando salir a varios nenes. Entre ellos reconocí a mí hermana, quien al verme se acercó casi corriendo.

—Hola Roma— me saludo—. ¿Puedo ir a la casa de Emi a hacer la tarea?— sus forma de hablar era rápida, diría yo que hasta agitada. Alce una ceja, no le había entendido ni la mitad de lo que había dicho.

—Martina, ¿podes bajar un cambio?— consulte, soltando un suspiro—. ¿De que Emi?- pregunté. Ella no respondió, solo se giro y comenzó a buscar a alguien con la mirada; vi que subió sus brazos, como haciendo una seña. Vi como un hombre mayor se acercaba junto con un nene, el cual parecía tener la misma edad que mí hermana.

—Hola, un gusto, soy Pedro el papá de Emi— se presentó el mayor, poniendo sus manos sobre los hombros del nene. Lo observé detalladamente, su cara me sonaba—. Me dijo que la maestra los mando a hacer una tarea juntos, por lo tanto se tienen que juntar— comento el, haciendo que asienta.

—Hola Pedro, soy Roma— me presenté está vez yo—. Justo Martina me estaba comentando lo mismo; ¿para cuando sería?.

—Tenemos que traer la tarea para mañana— se interpuso mí hermana—. ¿puedo ir ahora?, Emi me invito a almorzar con ellos— yo la mire a ella y luego al menor, quien me dedico una sonrisa; le sonreí también.

—Le tengo que preguntar a mamá, Martina— respondí, sacando mí celular para marcarle a la recién nombrada, quien me contestó luego de unos segundos—. Hola ma. Martina tiene que ir a hacer una tarea a la casa de un compañerito, ¿la dejo?— consulte una vez que atendió.

—Bueno Roma, pero no quiero que se quede hasta tarde, así que anda a buscarla antes de las seis. Yo voy a estar llegando un poco mas tarde a casa— hablo desde el otro lado de la línea.

—Bueno dale, nos vemos ma— corte la llamada—. Dice que si Martina, pero antes de las seis te voy a buscar— lleve mí mirada a ella.

—Bueno hermanita, gracias— me abrazó por las caderas. Se hace la cariñosa, bien que se hace la boludita cuando no hay gente.

—Bueno, ¿me podrías pasar la dirección de tu casa por favor, Pedro?- el sonrió levemente y asintió. Me dictó la dirección y es en La Boca. Genial, un barrio hermoso por lo que tengo entendido... Que se note el sarcasmo por favor.

Pedro se llevo a los dos menores luego de que nos despedimos.
Yo aproveché y llame a Meli, quizás nos podíamos juntar. Meli es una amiga de Buenos Aires con la cual empecé a hablar hace varios años atrás, pero nunca tuvimos la oportunidad de conocernos personalmente ya que ella es de aca y yo de Córdoba.

Varios minutos después me encontraba camino a el obelisco en un uber. Nos ibamos a encontrar ahi e ibamos a ir a almorzar a algún lugar.
Estoy nerviosa y emocionada, Meli es una de mis mejores amigas y por mas que no la conozca en persona es una de las mas fieles.

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