Antes de la reunión

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No logró dormir después de esa pesadilla, permaneció unas horas en el suelo del baño hasta que tuvo fuerzas para levantarse y asearse, usando una vez más la lavanda para aliviar un poco su tensión.

Debería llamar a Shamal cuando termine la reunión.

Fue lo que pensó al ver su aspecto demacrado en el espejo, su piel lucía pálida y reseca. Así que tomó su neceser de maquillaje para darle color a su rostro y ocultar sus ojeras y labios rotos. Ya se había acostumbrado a estas cosas.

Se colocó otro traje negro, usando medias panties de color oscuro debajo de su falda, la cual tenía una abertura en el lado derecho y peinó su cabello dejándolo suelto.

Luego se preparó un té de hierbas relajantes junto a un toque de miel y se sentó a esperar a su niebla, su estomago todavía no se había recuperado y si comía terminaría vomitando otra vez.

—Parece que alguien no podía dormir, ¿Estoy en lo cierto? —Preguntó una voz que, de no haber sido porque el aroma a chocolate amargo había delatado su presencia, la habría asustado.

Mukuro esta vez llevaba la misma ropa que su yo del futuro, con la diferencia de que tenía una X bordada en cada hombro de su abrigo y los botones tenían grabados el escudo de Vongola.

—Pues sí, la verdad no tengo ni idea de lo que pase hoy y eso me desveló. —Respondió encogiéndose de hombros y terminando de lavar su ya vacía taza—. ¿Nos vamos?

—Sabes que aún tenemos tiempo antes de la reunión.

—Sí, pero prefiero llegar temprano y asegurarme de tenerlo todo en orden, un hábito que adquirí en Italia.

—Uno de muchos por lo visto. —Comentó abriendo la puerta de la habitación—. Las damas primero.

Ella sonrió ante esta acción y tomó su mano para salir juntos, él correspondió el gesto y dejó salir algunas de sus feromonas en señal de apoyo.

No rompieron el agarre ni siquiera dentro del auto que los esperaba fuera del hotel, se sentía bien para ella tener algo a lo que aferrarse en ese día.

—¿Lista para la batalla? —Le preguntó Mukuro mientras la ayudaba a bajar.

—Tanto como podré estarlo. —Le respondió con una sonrisa resignada antes de suspirar y observar seria el edificio frente a ellos.

Una de las sedes de Vongola Corp en Japón, la cuál ocultaba una de las entradas a la base subterránea de la famiglia.

Entraron y simularon que Tsuna había llegado para inspeccionar algunas cosas, como llegaron temprano aprovecharon para ordenar algunos asuntos menores de la compañía. Veinte minutos después, ambos subieron al elevador y lo detuvieron entre los pisos nueve y diez. Mukuro levantó la trampilla del techo del elevador y tras salir, ayudó a Tsuna a treparse en el techo también.

—¿Trajiste un peine? —Le preguntó Mukuro una vez la tuvo a su lado.

—No, ¿por qué?

—Porque lo vas a necesitar después de esto. —Respondió divertido y movió su mano, revelando así un conducto que estaba oculto tras una pared de llamas de la niebla.

—Bueno, por suerte te tengo a ti para peinarme. —Dijo mientras se colocaba en posición para impulsarse por ese conducto que bajaba como un tobogán.

—Kufufufufu, será un placer. —Respondió antes de que ella se lanzará y después la siguió.

Aquel tobogán fue una de las ideas que sugirió el tercer guardián de Tsuna, sin duda, algo digno de su traviesa mente.

Il Destino NegatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora