Calma

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—Tsuna, ¿estás segura de que no quieres tomar los supresores? —Le preguntó Mukuro.

Ella negó ocultando su rostro en el cuello de su alfa. Estaba débil después de entregarse a su celo durante horas, incluso se habían saltado el almuerzo por culpa de sus feromonas enloquecidas. Pero al fin su omega se había calmado un poco, aunque el dolor del celo prevalecía causando que temblara.

Mukuro frunció el ceño al poder sentir la angustia de Tsuna a través del lazo y trató de consolarla usando el mismo, cosa que funcionó sacándoles una sonrisa a ambos al sentir por fin esa conexión tan añorada.

—Mejor tomemos un baño.

Dijo Mukuro antes de incorporarse con cuidado y cargar a Tsuna de forma nupcial para llevarla al baño.

Se aseguró de consentirla todo lo que pudo en ese celo, no solo en los deseos carnales, lavó su cuerpo y cabello con cuidado en cada baño que compartieron y se aseguró de cocinar alimentos nutritivos y deliciosos siempre que lograban salir de las sábanas.

Tsuna había adelgazado por su celo, pero todos supieron que pronto recuperaría su peso cuando volvieron a la mansión por llamado de Mukuro y la vieron lucir su marca con una sonrisa radiante mientras un ligero aroma a canela inundaba la estancia.

—Basura. —Llamó Xanxus a Mukuro aprovechando que Tsuna se encontraba siendo abrazada por su padre y los demás—. Sígueme.

El aludido se extrañó pero decidió obedecerlo, no se alejaron demasiado, solo salieron al pasillo para no ser escuchados por los demás.

—¿Para qué me llamaste Xanxus? Advierto que si es para rostizar mi pelo otra vez voy a gritar más fuerte que tu esposo.

Ante esta broma el moreno sacó una pequeña bolsa de su bolsillo y la arrojó al rostro de Mukuro que la atrapó al vuelo.

—Oya, oya. Que no me dispararas es una buena señal, ¿debería empezar a llamarte primo? —Esta vez sí tuvo que esquivar un disparo.

—No hagas que me arrepienta de devolverte esa baratija. —Dijo antes de volver al salón donde estaban los demás.

Confundido por sus palabras, Mukuro abrió la bolsa para ver su contenido.

—Kufufufufufu, me ahorré pedírsela de vuelta. —Susurró mirando con cariño el objeto entre sus manos.

No tardaron en traer también a los niños, que por cierto, habían dejado a cargo de Belphegor y Fran.

—Ushishishishi, creo que ya estoy listo para cambiar algunos pañales. —Fue lo que dijo Bel después de dejar a los niños con sus respectivas madres.

Tsuna rió hasta que le dolió el estómago cuando Mukuro reaccionó intentando castrar al rubio, le parecían graciosas las emociones mezcladas que le transmitía el alfa mediante su lazo en ese momento.

Eso, y que jamás en la vida había visto a Fran con los ojos tan abiertos y sonrojado como una manzana.

—Te reíste demasiado. —Le recriminó Mukuro a Tsuna tras entrar a su habitación.

—Es que fue demasiado divertido sentir tus emociones. —Explicó ella mientras contenía la risa ante el recuerdo y el actual puchero de su pareja.

Incluso durante la cena casi se atraganta por la actitud posesiva de Mukuro con su cachorro, le parecía adorable esa faceta de él.

—Por cierto. ¿Qué querías darme? —Cambió de tema y él la miró confundido por su pregunta—. Xanxus-niisan me dijo que tenías algo que darme y que de eso habían hablado a solas hoy.

Il Destino NegatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora