Piña y manzana

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Finalmente, Mukuro dejó a Fran en el suelo tras alejarse lo suficiente de la alfa enfurecida.

—Fran, ¿estás seguro de que no tienes algún tipo de trastorno suicida que tengamos que vigilar? ¡Porque ya van demasiadas veces que pasan este tipo de cosas!

—Tranquilo, mi mente está tan sana como es posible tras haber sido criado por ti. —Respondió sentado en el pasto y con el pulgar arriba.

Ante esto Mukuro golpeó su frente contra la pared externa de la mansión, ya le pagaría a Tsuna la reparación si terminaba dañando la estructura.

—Papá.

Mukuro reconoció el tono serio de su cachorro y se apartó de la pared para encararlo, ya habían acabado los juegos.

—¿Esa niña es hija tuya y de Tsuna-san? —El alfa suspiró antes de responder.

—No Fran, Renge es hija de Tsuna, pero no mía. —Dijo sintiendo amarga cada palabra.

—¿Cómo puede ser eso posible? ¡Ustedes han estado juntos por años y ella tiene tus ojos!

Mukuro sonrió con melancolía al escuchar su afirmación.

—Tiene ojos azules Fran, y por desgracia, no los heredó de mi, si no de Primo. —Fran, por muy raro que parezca, frunció el seño con preocupación al escuchar esto. Así que Mukuro acarició su cabeza y se sentó frente a él—. No es lo que estás pensando pequeño.

—Entonces explícame o te juro que iré a reclamarle a Tsuna-san por hacerte una piña cornuda. —Y Mukuro lo golpeó antes de comenzar a explicarle.

Él y Tsuna habían hablado antes y concordaron en que era lo más lógico contarle todo a Fran cuando llegara el momento, y que sería Mukuro quien le explicaría en privado para que ella no tuviera que hablar de nuevo sobre su violación.

Fran tembló al escuchar lo que le pasó a Tsuna, como omega conocía demasiado bien lo que era no poder rebelarse contra la voz de mando. Incluso hubieron algunas ocasiones en que su celo, siendo bastante irregular, le había llegado en medio de una misión poniéndolo en riesgo. Pero él había tenido a su alfa que lo había protegido y cuidado en todas esas ocasiones. Si para él esos igual habían sido momentos terroríficos, no podía ni imaginarse lo que había sentido Tsuna.

—Aún pienso que ella es demasiado buena para ti. —Habló finalmente el omega, tratando de aligerar el ambiente y animar a su padre.

—Kufufu, soy quien mejor sabe eso pequeño... ¿Estás enojado de que te ocultaran la verdad?

—No soy tan inmaduro papá. Entiendo que era algo que no podían decir, no estoy enojado con Boss ni con Tsuna-san.

Mukuro suspiró mientras sentía que la tensión en sus hombros se disipaba al fin y se dejó caer en el césped.

—Menos mal que eres maduro a pesar de tu personalidad de diablillo.

—Lo heredé de ti~.

—No mientas, eras así desde antes que te adoptara.

—No me acuerdo~.

Ambos rieron por el pequeño intercambio. Fran se recostó en la hierba junto a Mukuro y habló una vez más.

—En verdad pensé que era hija tuya...

—...¿De verdad crees que pasaría como hija mía y de Tsuna?

—Le daría un premio al que pensara lo contrario. —Respondió sin dudar—. Deberías hablar con Tsuna-san sobre darle tu apellido, así estaría mejor protegida.

Il Destino NegatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora