Anelo

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La cena transcurrió de forma amena, Mukuro se había sentado a un lado de Tsuna que estaba en la cabecera, frente a él se sentó Iemitsu y Renge en una pequeña silla junto a su madre, la pequeña había contado muy alegre su tiempo con el ilusionista mientras era alimentada por Tsuna.

Al terminar la cena, Xanxus y Squalo se retiraron con los mellizos para volver al palacio de Varia. Mientras, Tsuna dejó a Renge con Iemitsu y se fue a buscar a Mukuro que estaba imprimiendo unos documentos cuando lo encontró.

—Oya oya, justo iba a dejar estos en tu oficina. —Le dijo él mientras alzaba la pila de hojas.

Ella sonrió con pesar al ver la cantidad, el papeleo seguía sin ser su actividad favorita, pero había aprendido a manejarlo con los años.

—Vamos juntos entonces. Hay algo que debemos hablar. —Le dijo tomando una parte de los papeles.

—¿Sobre tu revisión?

—Sí, eso también tenemos que hablarlo. —Ella notó el seño fruncido de Mukuro, así que sonrió para tranquilizarlo—. No te preocupes, fue bastante bien.

Él asintió algo más tranquilo y decidió esperar a tener privacidad para seguir con el tema. Una vez en la oficina, dejaron los papeles en el escritorio de Tsuna y se sentaron en el sofá para hablar cómodos.

—Papá me dijo que te contó que necesito un lazo para mantener a mí omega... —Dijo ella mirando sus manos nerviosa—. No quiero que te sientas forzado a un enlace solo por eso, ni tampoco quiero que pienses que nuestra relación es solo por mi supervivencia. Sé que me amas y yo a ti pero no te quiero presionar y que...

Fue callada por un beso de Mukuro, que también liberó su aroma para tranquilizarla.

—¿Mejor? —Ella asintió sonrojada y ocultó su rostro en el pecho de Mukuro.

—Lo siento...

—No lo sientas. Me enamoré de ti sabiendo que no sería fácil, aunque admito que no me imaginé la situación actual, eso no cambia nada. —Iba acariciando los cabellos de Tsuna mientras hablaba, en ese momento ella estaba sentada de costado sobre sus piernas—. Siempre he querido un lazo contigo, uno que fuera más allá de nuestra conexión mental, así que te aseguro que no me siento forzado por tu condición, y sé que no me estás usando.

Ella se relajó visiblemente tras escuchar esto. No podía evitar que su inseguridad la atacará tras tantos años de humillación en su juventud.

—Renge estaría feliz si te quedas, se han vuelto muy cercanos. —Le dijo Tsuna mientras enterraba la nariz en su cuello.

—Kufufufufufu, eso es gracias a que una atún le hablaba a todas horas de mi.

—...Cállate. —Masculló mientras sus orejas se tornaban rojas.

Él besó una como de costumbre y después se puso serio.

—Tsuna, hay algo que sí me preocupa sobre el enlace. —Ella se separó de su cuello y lo miró—. ¿Estarás bien si te toco de esa forma otra vez?

Ante la pregunta Tsuna abrió sus ojos sorprendida y se tensó otra vez, las imágenes de ese suceso reproduciéndose en su mente y provocando que su cuerpo temblara. Mukuro solo acarició sus brazos para consolarla.

Ella lo miró mientras pensaba en la respuesta, Mukuro no había dejado de liberar su aroma para ella y a diferencia del de otros alfas, el suyo no le causaba náuseas ni rechazo, sino todo lo contrario.

Deseaba quedarse entre sus brazos y embriagarse de su aroma y la seguridad que le brindaban.

Pronto los recuerdos de ese tipo fueron reemplazadas por los de las múltiples noches que pasó junto al ilusionista, en cada una de ellas se sintió amada, respetada y protegida.

Il Destino NegatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora