Tsuna se quedó junto a Iemitsu, Squalo y los niños en el patio luego de que Xanxus se llevó a Mukuro a otra habitación, la omega rezaba por la seguridad de su pareja a manos de su primo con problemas de la ira mientras que su padre se reía de su preocupación.
—Y yo que creí que te caía bien. —Le dijo.
—No lo niego, pero soy tu padre y él es el bastardo que quiere robarse a mí pequeña atún, un poco de dolor es obligatorio. —Tras decir esto se fue a jugar con los niños mientras que Tsuna seguía comiendo junto a Squalo.
—Tienes más apetito que antes. —Le dijo el omega.
—Me siento mejor desde que empecé a dormir bien.
—¿Las pesadillas pararon? —Le preguntó con una ceja alzada.
—No, creo que Mukuro las está bloqueando. Dejé de tenerlas justo después de contarle sobre ellas, pero aún no le he preguntado.
—Lo más seguro es que sí fue la piña, aprovecha que tienes un alfa multiusos en vez de uno borracho y vago.
Tsuna rió ante este comentario, sus primos podrían insultarse todo lo que quisieran, hasta podrían intentar matarse el uno al otro por el papeleo, pero siempre terminarían de la misma forma, en una cena familiar junto a los mellizos y después en el calor de su cama. Se amaban a su muy loca manera.
Al rato Tsuna se fue a su oficina para hacer el papeleo, Squalo no se molestó por ello, sabía que la mujer no podría atenderlos al llegar de imprevisto, ellos sólo querían comprobar que estuviera a salvo.
Al rato de estar firmando o descartando los papeles que leía, Tsuna sintió unos toques en su puerta a los que dió permiso para entrar.
—¡Por la Luna Mukuro! ¿¡Qué te hizo mi primo!? —Exclamó al verlo entrar.
Tenía algunas magulladuras en el rostro y su ropa estaba quemada en algunas zonas.
—¿Qué tú crees? Más importante, ¿mi pelo no está en llamas?
—Emmm, no pero... Te sale humo de él. —Le informó tratando de contener la risa.
Él soltó un quejido lastimero al escucharla y llevó su mano al remolino de su cabello que daba apariencia de piña, porque sí, era natural ese peinado.
—¿Quién dijo que el suegro es lo peor que hay? Prefiero a tu padre antes que a tu primo. —Le dijo mientras sentía las puntas quemadas.
—Pff, es bueno saberlo, ven, déjame ayudarte con eso.
Lo sentó en el sofá de su oficina y tras pedirle que materializara un peine y unas tijeras comenzó a cortar el cabello quemado y a emparejar el resto.
—En serio, ¿qué te hizo mi primo que acabaste así?
—Me usó para practicar tiro al blanco con sus llamas, y estoy bastante seguro de que apuntaba a mí entrepierna. —Tsuna soltó una carcajada al escuchar esto—. Eso, ríete de mi desgracia. Debería haber ido a que me consolara Renge con su almacén de dulces...
—¿Te contó sobre eso?
—Me contó muchas cosas ayer, incluyendo el echo de que no dormías con ella porque algo malo podría pasar. —Él inclinó su cabeza hacia atrás para conectar sus miradas—. ¿Puedo preguntar qué pasó?
—Lo acabas de hacer... —Le dijo con una sonrisa amarga.
Dejó los utensilios en uno de los cojines y rodeó el sofá para sentarse junto a Mukuro y sostener su mano.
—Te conté antes que solía tener pesadillas sobre ese día. Una noche después de que Renge naciera tuve una que era especialmente larga, como si reviviera ese momento. —Mukuro apretó su mano al ver que temblaba al recordarlo—. Esa noche mis llamas se descontrolaron mientras dormía, el miedo, la impotencia, la ira, todo explotó sin que me diera cuenta. Solo paró cuando desperté por el llanto de Renge pero... Cuando abrí mis ojos mi habitación estaba cubierta de hielo y Renge lloraba en su cuna... Con una de sus piernas congelada.
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Il Destino Negato
FanfictionLos destinados son como los calcetines. Un calcetín es una unidad, ya existe, cumple su función sin necesidad de otro, un calcetín para un pie. No necesitas un calcetín enorme para ambos pies, es uno para cada pie. Así que eres tu propia persona y t...