Capítulo 26

3.9K 353 160
                                    

No tenían previsto que Kara regresaría a Ciudad Nacional, no para mostrarse a su lugar de trabajo. Tener a Kara en la ciudad tiene su ventaja de poder detener a Kara, y la desventaja, pues es de que Kara está en la ciudad. Nia llegó rápidamente al laboratorio de Lena, y le informó a ella y a los demás sobre la llegada de Kara. Como medida de protección, Lena activó un sistema que hará pasar a todos desapercibidos dentro del laboratorio para que así Kara no pueda ubicarlos, y no termine entrando y seduciendo a todas.

―Okey, vuelve atrás. ¿Cómo que Kara te hizo caso cuando le dijiste que ocultase el collar?―pregunta sorprendida Lena, y Nia le responde que simplemente lo hizo―...Nia...―cubre su rostro por un momento―Si hizo caso, ¡¿por qué no le dijiste que se quitara el collar?! ¡Tal vez lo hubiera hecho!

―¡No tenía idea alguna! Y aunque haya sabido, ¡¿cómo se supone que me recuperaría después de que Kara me haya seducido completamente con un simple toque!? ¡Me dejó sin aliento!―alza sus brazos en búsqueda de una respuesta―Vamos, ni Andrea pudo resistirse al encanto de Kara, literalmente se puede decir que Kara es una diosa...―traga saliva al darse cuenta de lo último que dijo―Por favor no me mates―se esconde detrás de Brainy, quien intenta ocultarse detrás de ella.

Nia dio un largo suspiro de alivio después de que Lena haya llamado en su celular para avisarle a las demás chicas de que tengan cuidado de Kara hormonal Danvers, ya que anda suelta de nuevo en la ciudad. Alex regresó al laboratorio con Diana, y Sara, a excepción de Kelly, quien tenía tiempo desde que fue a su trabajo. Brainy les da la información de que el antídoto estará listo en cuestión de unas horas para que tenga un 100 % de eficiencia. El antídoto será suministrado oralmente mediante una pastilla, y apesar de que puede ser inyectado mediante una jeringa, queda fuera de la ecuación ya que no cuentan con un medio para poder penetrar la piel de Kara. El uso de lámparas de sol rojo parece buena opción, pero no cuentan con uno. Alex vio que Lena quería decir algo cuando mencionaron el uso de ese tipo de lámparas, pero por alguna razón se retractó, mientras se sonrojaba un poco.

Mientras tanto, varios pisos más arriba. Sam se encontraba en su oficina junto a Jess firmando unos documentos. Durante el tiempo que revisaba unos documentos antes de firmarlos, tuvo una pequeña charla con Jess, quien le daba actualizaciones. Cuando terminó de firmar los documentos, se puso de pie para entregarlos a Jess. Antes de salir de la oficina, Jess revisó por última vez los documentos. Jess le dio un documento que olvidó firmar, y cuando Sam lo iba a firmar, escucho que alguien salía del ascensor, y reconoció la voz, en especial cuando el ritmo de las demás mujeres iba aumentando, y eso significaba una cosa.

―Oh mierda―susurra Sam.

―¿Dijiste algo, señorita Arias?―le siguió una pequeña rafaga de aire, y los papeles salieron volteando―¿Señorita Arias?―se da la vuelta varias veces, pero es como si Sam se hubiera esfumado.

―Oh, Jess. No esperaba encontrarte aquí―susurra una voz seductora detrás de Jess.

Jess se dio la vuelta, y vio que Kara estaba en la puerta. Como era de esperarse, Jess se puso completamente roja cuando Kara le guiñó un ojo.

―Vine a ver a Lena, pero no la encontré, así que busqué a Sam, pero tampoco está. Tal vez ellas no estén, ¿pero para qué las necesito cuando estás aquí?―camina lentamente Kara hacia Jess, cerrando la puerta detrás de ella.

Jess dio una pequeña risa nerviosa, mientras se ponía más roja. Jess abrazó fuertemente su carpeta mientras veía que Kara arreglaba su cabello y se acercaba peligrosamente a ella. Jess dio un pequeño gemido cuando Kara le susurró con una voz sensual detrás de su oído, pero rápidamente sacudió su cabeza para mantener su cordura. Jess tragó un poco de saliva para posteriormente ponerse lo más derecho posible para lucir lo más profesional posible, pero es imposible cuando hay una Danvers hormonal seduciéndote. Kara la pone en una situación mucha más difícil una vez que se puso frente a ella, y la agarró por la cintura. Jess podría sentir que sus manos empezaron a sudar por los nervios. Ahora solo hacía lo posible para no ver directamente a los ojos o labios a Kara, ya que de hacerlo, no cree ser posible de resistir el deseo.

Kryptonita Rosa [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora