⇢𝑲𝒊𝒎 𝑺𝒖𝒏 𝑾𝒐𝒐⇠

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"El amor está hecho de cosas estúpidas, de cosas que no tienen sentido, quizá, de cosas que hacen sonreír o negar con la cabeza, pero que en esos momentos parecen preciosas."

Federico Moccia

Un suspiro abandonó sus labios al divisar aquella familiar figura atravesar la puerta

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Un suspiro abandonó sus labios al divisar aquella familiar figura atravesar la puerta. Podía sentir el corazón golpeando con fuerza contra su pecho, y se recriminó internamente por ser vulnerable ante algo tan simple como su presencia.

Por supuesto que le gustaba, negar semejante obviedad sería estúpido, pero le molestaba de sobremanera no tener la habilidad de ocultarlo. Las miradas que sus compañeros le daban desde diferentes lugares de la sala se lo dejaban claro.

Agachó su mirada en cuanto la castaña le dedicó una sonrisa, incapaz de hacer frente a las sensaciones que aquello le causaba, y como si se hubiera vuelto una costumbre, se sintió estúpido una vez más. Tiempo atrás creía que aquellas sonrisas eran dedicadas únicamente a su persona, que no era sólo él quien sentía aquellas mariposas, sino que sus sentimientos eran correspondidos. Semejante fue la decepción del chico al darse cuenta de que ese gesto no tenía nada de especial, sólo una muestra más de la dulce y simpática personalidad de la chica.

Perdido en sus pensamientos como, a su pesar, le ocurría con frecuencia, pasó por alto la voz que lo llamaba, y no fue hasta que su hyung le golpeó el brazo, que despertó de aquella maraña que se formaba en su mente.

—¿Estás escuchando?—cuestionó Jay con una sonrisa burlona en su rostro, por supuesto que él sabía que no lo había escuchado, pero las mejillas rosadas de su compañero le divertían de sobremanera.

—Lo si-siento—gesticuló con torpeza. Sus orejas quemaban y la visión de esos ojos almendrados fijos en él no ayudaba.

—Está bien—lo calmó ella, dejando salir una risa que Sunoo encontró adorable—. Te preguntaba si aún necesitas ayuda con la coreografía, por lo que vi están bien encaminados, pero nunca está demás algún consejo.

El chico se sentía morir, claro que ella le ofrecería ayudarlos, lo había hecho desde el primer día en que cruzaron palabra. Quizá ese era el mayor problema, la naturaleza generosa y desinteresada le hacían la tarea de superar su "pequeño crush" casi imposible.

Los que conocían con profundidad al chico de cabello azabache sabrían que, por muy tímido que fuera con las chicas, nunca se daría por vencido ante una que le atrajera, mucho menos si le gustaba con esa intensidad. Pero, de todas formas, no era de sorprender su inmediata renuncia a intentar algo más que una amistad con ella.

Pensó por mucho tiempo, tal vez más del que le hubiera gustado que, si las condiciones fueran otras, podría haber dado un paso, aunque esa idea lo ponía extremadamente nervioso. Lo habría hecho, por supuesto, de no ser por esa voz en su cabeza que le repetía aquello que sabía con claridad, después de tanto esfuerzo, lo único en lo que debía concentrarse era debutar. Y por más que le pesara en su joven corazón, una relación no haría aquella tarea sencilla.

Obviamente que esto sería si ignorara el hecho de la vertiginosa diferencia de edad. Pero Sunoo adoraba los dramas, y le gustaba pensar que su relación era algo imposible debido a sus carreras, y no por la brecha de diez años que los separaba.

Mientras la veía reír junto a Jake por alguna razón que desconocía, se permitió entender que no era algo destinado a ser. Pero la cantarina risa de la chica llegó a sus oídos y comprendió que prefería estar a su lado como él pequeño que se sentía como su hermano menor, a no oír aquél melifluo sonido nunca más.

No le importaba lo miserable que pudiera verse a su lado, porque después de todo, el amor nos hace estúpidos y por ella, se convertiría en un absoluto desastre.

No le importaba lo miserable que pudiera verse a su lado, porque después de todo, el amor nos hace estúpidos y por ella, se convertiría en un absoluto desastre

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