Breve recopilación de escenas que escribo en mis ratos libres con los miembros de ENHYPEN como protagonistas.
➢Mucho fluff y extra dulzura, suficiente como para causarte una diabetes.
Espero que disfruten y le den mucho amor
L♡
"Cierra los ojos, toma mi mano, no sé a donde vamos, pero prometo que no te soltaré"
José Vergara
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¡Lo estás haciendo genial!—tus palabras hicieron eco en la pista desierta, mientras tus manos firmemente agarradas a las mías me guían.
—Agradezco tu intento de darme ánimos, pero seamos sinceros, Sunghoon-ah, parezco un ciervo recién nacido—tus sonoras carcajadas resuenan en mis oídos, dándome la razón. Incluso aunque no lo hubieras hecho, es más que obvio. Sólo hace falta dar un rápido vistazo a mis temblorosas piernas, que se niegan a mantener el equilibrio.
Te deslizas junto a mi con suavidad, pero no puedo relajarme ante el miedo que se apodera de mi.
—No me sueltes—te ruego, y te limitas a reír—. Lo digo en serio, no me sueltes. No quiero terminar con la cara enterrada en el hielo.
—No tengas miedo, no voy a soltarte— me repites por millonésima vez, tu dulce sonrisa calmando mis nervios, pero no dura mucho. Pues justo cuando todo parece ir bien, mis pies resbalan sobre la pista de hielo y caigo sentada, derrumbándote conmigo.
El silencio que nos envuelve es sepulcral, pero es interrumpido por nuestras risas. Extrañaba tanto tenerte así, conmigo.
Tus ojos encuentran los míos y vuelves a tomar mis manos, tirando de mi hacia arriba con delicadeza. Soy recibida por tus brazos, que me aprietan contra ti con fuerza y los acepto gustosa. ¿Quién podría, en su sano juicio, rechazar un abrazo tuyo?
—Mejor tomemos un descanso— sugieres, y me dejo llevar por tus manos, amarradas en mi cintura, hasta la banca más cercana. Aunque quiero disfrutar de tu calor a mi lado, no tardas mucho en volver a patinar.
No esperaba otra cosa, lo habías extrañado, puedo verlo en tus ojos. Amas tanto deslizarte con libertad sobre el hielo que me siento envidiosa. Por más que se que me quieres tanto como yo a ti, no puedo evitar anhelar que me mires de esa manera. Que me toques con la misma delicadeza con la que te deslizas, que te diviertas tanto conmigo como lo haces durante tus saltos y piruetas.
Pero ahora que te diriges hacía mi, con esa sonrisa que hace tus ojos brillar y mi corazón sacudirse con fuerza, entiendo que sólo estoy pensando en tonterías.
Por supuesto que me amas así, tal vez no lo digas, pero puedo verlo en cada una de tus acciones. Cuando apoyas tu cabeza en mi hombro al sentarte a mi lado y tomas mi mano, no me permito dudar de ello.
—Te amo—suelto, con la vista fija en tus ojos, que me miran desde abajo. Una lenta sonrisa se desliza por tus labios y no necesito que hables para saber tu respuesta. Aún así, el escucharte me llena de gozo, ¿cómo no hacerlo?
—Y yo te amo a ti—tu boca encuentra la mía y me permito derretirme en ella. El tiempo parece detenerse a nuestro al rededor y rezo a cualquier ser divino que quiera escucharme, por poder quedarnos así un rato más.
Sólo un poco más, envuelta en el calor de tu pecho, segura a tu lado y enteramente feliz.
—No vas a soltarme, ¿verdad?—te cuestiono perdida en la sensación que tu presencia me causa. Y entiendo, quizá un poco tarde, que mi pregunta no tiene mucho sentido. Pero tú siempre me haz entendido mejor que nadie, por lo que no me sorprende escucharte hablar.
—Jamás voy a soltarte, así que tu tampoco lo hagas, ¿de acuerdo?
¿Cómo podría hacerlo? Cuando tus abrazos me hacen sentir en casa y tus besos me envían al cielo. No sería capaz, aunque lo intentara, de renunciar a ello.
Así que, Sunghoon-ah, por favor, no me sueltes.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.