𝔼ℕℍ𝕐ℙ𝔼ℕ

↬ℙ𝕒𝕣𝕜 𝕊𝕦𝕟𝕘 ℍ𝕠𝕠𝕟↫

"No me dejes. Ahora que por fin te he encontrado, por favor, no me dejes. Aunque a partir de hoy tengas cada día un nuevo motivo para abandonarme, te lo ruego, no me dejes. A medida que vayas descubriendo mi catálogo de defectos, o que pongas a prueba mis virtudes de temporada, te lo suplico, no me dejes."

Risto Mejide

—No creo que sea una buena idea— reprochó la chica. Haría cualquier cosa por los pequeños amigos de su novio, pero aquello era ir demasiado lejos.

—No existen las malas ideas, noona, solo ideas que salen mal—insistió Sunoo, con una traviesa sonrisa pintada en los labios.

—Y esta podría salir terriblemente mal—completó el mayor del grupo. Por supuesto, la joven no esperaba menos de una persona tan madura como él—. Pero eso lo hace más divertido.

La castaña bufó, después de todo eran apenas unos niños. Se permitió pensarlo un poco más, pero el constante malestar no dejaba su pecho.

Tiempo atrás, cuando su relación se había hecho pública, todos estuvieron de acuerdo con que hacerla participe de las actividades de la banda, podría ayudar a que las fans lo aceptaran con más facilidad. Por supuesto que había estado indecisa entonces, si bien no parecía tan descabellado, estaría más expuesta al crítico ojo del mundo. Aún así, aceptó, porque haría eso y más por la felicidad de su novio, a quien la idea de que sus fans y pareja interactuaran, le parecía lo mejor del mundo.

Por ello apareció en diversos videos y VLives, a veces sólo con Sunghoon, otras con el resto de los chicos. Pero de tener algunas apariciones en cámara, a hacer un vídeo exclusivamente ella, había una diferencia abismal.

Y no era el sólo hecho de protagonizar aquello, sino la razón. Porque a las traviesas mentes de los jóvenes Idols, no se les había ocurrido nada que mejor que gastarle una broma al ex-patinador. Y no cualquier broma, debía terminar con él.

¿A quién podría ocurrírsele mencionar semejante cosa? Incluso aunque fuera todo una muy mala broma, el solo pensarlo le daba ganas de llorar. Aún así, las insistentes quejas de los chicos no le dejó más opción, y a duras penas, terminó por aceptar.

Una vez que las cámaras hubieron estado colocadas por todo el dormitorio, en lugares tan estratégicos que ni la castaña las habría notado, el resto se escondió en una habitación, dejándola sola a la espera del desafortunado chico que sería víctima de semejante tontería.

—Estás aquí—le dijo en cuanto la vio, sentada en el sofá. Amaba llegar a casa después de un agotador día de trabajo y verla allí, esperándolo. Y así lo hacía notar con la radiante sonrisa que adornaba sus rosados labios.

—Sunghoon-ah—llamó la chica en un susurro, con la mirada clavada en sus manos. El corazón le latía a mil por hora y aún no estaba segura de lo que hacía, pero las risas de los chicos que escuchaba a través del auricular en su oreja, le recordaban que no era real, no había nada de que preocuparse.